viernes, febrero 16, 2024

ANTONIO PAREJA SERRADA, CIEN AÑOS DESPUÉS

 

ANTONIO PAREJA SERRADA, CIEN AÑOS DESPUÉS

Cronista provincial, dedicó su vida a la historia y a la promoción de su localidad natal: Brihuega

 

 

   Si hubo un escritor e historiador que en los primeros años del siglo XX traspasó las fronteras provinciales, y nacionales, dando a conocer al mundo las glorias de la provincia, no fue otro que don Antonio Pareja Serrada, un hombre cuyo tesón no conoció límites; quien dedicó la práctica totalidad de su existencia a la escritura, al estudio y promoción de la provincia de Guadalajara y con ella Brihuega, desde poco después de que en la Villa hidalga naciese en 1842, hasta que rindió cuentas a la existencia, en Madrid, en 1924. Poco más de ochenta años dedicados, en su mayor parte… a contar historias.

   Afortunadamente, cosa que no suele suceder en tantos otros casos, lo hizo con el aplauso de sus paisanos. De los paisanos de una tierra que, demasiado adusta en tantas ocasiones, solía poner trabas a quienes destacaron por su propio esfuerzo, en el caso de que no gozasen del pedigrí necesario en orígenes y apellidos lustrosos. Brihuega, y con Brihuega Guadalajara, le reconocieron en vida la labor que llevó a cabo, y eso, de por sí, engrandece a la provincia, y a su localidad natal.

 


 

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La labor de un hombre sabio

   Se debatía España, y con el reino la provincia de Guadalajara, en aquellos años que nos acercaban a la mitad del siglo XIX, cuando don Antonio nació, entre el final de una guerra, la primera carlista, y el comienzo de unos tiempos que para nada habían de ser calmos en nuestra geografía cercana. Aquel decenio lo fue de intrigas palaciegas que desembocarían en unos cuantos intentos de asaltos al poder y, por supuesto, en una segunda guerra civil que concluyó como la primera, en tablas, por lo que tendría que llegar la tercera, el desempate. Con esta, siguiendo el dicho, llegó la vencida. Tras la proclamación como Rey de las Españas de don Alfonso XII de Borbón concluyeron las revueltas, aunque continuasen las intrigas.

   Fue por aquellos años cuando Pareja Serrada comenzó su andadura literaria, en los últimos años de la década de 1860 y los primeros de la siguiente, después de concluir sus estudios de Filosofía y Letras e iniciarse en el mundo de la docencia. En aquella década de 1870, en 1876, ya se dio a conocer a la provincia en la Exposición Provincial del Palacio del Infantado con algunos estudios en torno a Brihuega que le hicieron acreedor a un diploma oficial por parte del Gobierno civil. Por entonces escribía lo que se llamó “cuadros morales para la lectura en las escuelas”, o libros de enseñanza para los niños, reuniendo sus artículos en un libro que tituló “Las virtudes, remedios contra los vicios”, que dio a la imprenta en 1881. A este primero seguiría su más que famoso: “Influencia de la mujer en la regeneración social”, en el que hablaba de la importancia de la mujer en todos los ámbitos de la vida. Se iniciaba, al tiempo, como articulista de profunda raíz, dando a la prensa nacional numerosos trabajos; estrenándose en el diario El Debate, con el inicio del año 1882, a poco de que el periódico viese la luz.

   En el verano de 1883 veía la luz su primer folletín, por entregas a la moda de los tiempos, “El Faro”, cuyos episodios aparecerán, día a día, en las mismas páginas de El Debate que publicaban sus artículos de historia o costumbres. Tras ello, y bajo su dirección, verá la luz la primera publicación periódica de la que tomaría parte, el “Boletín de Faros”. A esta primera cabecera seguirían otras, como “El Partido Nacional”, destinado a la creación de un nuevo partido de gobierno, agrupando los elementos independientes de las clases productoras, sin más dogma político que la buena administración de los intereses nacionales. Prodigándose su firma en grandes cabeceras nacionales, como la “Ilustración Ibérica”, “La Justicia”, “El Mundo Naval Ilustrado”, “La Correspondencia Militar”, “España”, “El Día”, “Gente Vieja”, “El Liberal”, “Nuevo Mundo”, y un largo etcétera. Por supuesto, también en la prensa provincial de su tiempo.

 

Un gran contador de historias

   Sin duda, uno de sus mayores logros sería la edición quincenal en Brihuega de su propia revista histórica y de información que, de alguna manera, continuaba el camino que ya iniciase en Jadraque la revista Alcarria Ilustrada fundada por Eduardo Contreras, quien al trasladarse a Brihuega sería uno de los ejes fundacionales del Briocense junto con los también entusiasta brihuegos Máximo de Arredondo y Ramón Casas.

   Para entonces Pareja Serrada ya era más que popular en la prensa, puesto que sus artículos históricos aparecían en las principales revistas nacionales; mientras que se dedicó, a través del Briocense, cuyo primer número vería la luz el veinte de septiembre de 1904, a contar historias cercanas; historias que tenían que ver con la provincia y gentes principalmente de Brihuega, desempolvando antiguas leyendas y auténticos sucesos vividos prácticamente en primera persona; su colección de relatos se publicarán bajo el título de “Leyendas y tradiciones alcarreñas”; dando a la luz de la imprenta decenas de historias más. Al tiempo, sirvió el Briocense para comenzar a preparar un gran trabajo. La conmemoración del segundo centenario de la Batalla de Villaviciosa, que reuniría en Brihuega a gran número de representantes, provinciales y nacionales. Trabajos que se materializarían en una de sus obras más celebradas: “La razón de un centenario”, que vería la luz en 1911, y en el que desentrañará todo lo sucedido en el antes y después de la batalla que asentaría la corona real sobre la sien de Felipe V.

   Para entonces El Briocense había dejado de publicarse, su último número vería la luz el 30 de diciembre de 1907.

 

 

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Segundo cronista provincial

   Será precisamente ese año de 1911 cuando, a la muerte de quien fuese primer cronista de la provincia de Guadalajara, don Juan-Catalina García López, Pareja Serrada será nombrado, en el mes de enero, para ocupar tan noble cargo, iniciándose para nuestro hombre un nuevo tiempo en el que, sin dejar de lado sus trabajos académicos y periodísticos, dará a la imprenta algunos de los grandes trabajos en torno a la investigación e historia patrias, figurando a la cabeza de todos su “Diplomática Arriacense” (1921); o su no menos monumental: “Brihuega y su partido” (1916).

   No dejaría de lado su militancia alcarreñista en Madrid, siendo uno de los fundadores del Centro Alcarreño en la capital de España, precursor de las casas regionales de Guadalajara en Madrid, que abrió sus puertas en 1903, y en cuyas juntas directivas formaría Pareja Serrada como Vicepresidente y Bibliotecario durante varios años; en donde, además, impartirá clases, o nociones, de Historia.

   Sin duda, será uno de los grandes conocedores del periodo que marcó una parte importante del siglo XIX, el reinado de Fernando VII y la Guerra de la Independencia, así como la primera Guerra Carlista habida entre 1833 y 1839; y, por supuesto, la Guerra de Sucesión, sin dejar atrás la época medieval, que reflejó en sus escritos a modo de cuentos o relatos cortos que dieron la vuelta a España a través de la prensa. No dejó atrás la novela, los libros de viajes, algunos escritos bajo el seudónimo de Abou Djebel; o las indagaciones planetarias.

   En 1913 sumaría, a sus ya numerosas condecoraciones, la medalla de la Orden del Mérito Militar, concedida por el Ministerio de la Guerra; igualmente, fue nombrado Académico correspondiente de la Real de Bellas Artes de Toledo.

   Visitó Guadalajara y Brihuega por última vez en los primeros días del mes de agosto de 1924, con motivo del gran homenaje que la villa y provincia le tributaron. Un mes después, el 4 de septiembre, pasaba a ser historia viva, a través de su obra, de una provincia que nunca dejará de admirarle. Cien años hará de su partida en unos meses. Cien años, y una labor, que no conviene olvidar.

  

  

 Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la Memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 16 de febrero de 2024

 

 

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