viernes, diciembre 11, 2020

LAS BODAS DE JUAN BRAVO

 LAS BODAS DE JUAN BRAVO
El capitán comunero llevó a cabo dos matrimonios, a cambio de suculentas dotes

   Que Juan Bravo, el capitán comunero más señalado de nuestra provincia –nacido en Atienza- buscó, a través de sus matrimonios, más que la estabilidad conyugal la económica, nos lo dan a entender las respectivas cartas de arras y capitulaciones matrimoniales que llevó a cabo tanto en su primero como en su segundo matrimonio; en ambos, resultaba ganancioso.

 


   Cuando Juan Bravo contrajo matrimonio con María Coronel, en 1519, era poseedor de ciertos bienes propios que, si no demasiado cuantiosos, si al menos le permitían la suficiente holgura como para llevar una vida sin demasiadas apreturas gracias a la herencia de don Juan de Ortega, el Obispo de Coria, hermano de su padre, que le legó una parte de sus bienes, traducidos en una importante dotación económica. Al tiempo que igualmente gozaba de las rentas de los bienes heredados de su primera mujer, Catalina del Río, entendemos que como administrador de los hijos que de este matrimonio le nacieron.

   Sin embargo, cuando firma capitulaciones y carta de arras a la hora de contraer matrimonio con Catalina del Río en 1504 nuestro capitán apenas poseía su salario como contino de la reina, y escasas rentas en tierras de Atienza, junto a unas salinas. A pesar de ello su suegro, el controvertido regidor segoviano Diego del Río, dotó al matrimonio de interesantes activos, contra lo poco que Juan Bravo ofrecía económicamente; salvo sus apellidos. Eran tiempos en los que muchos personajes de ciudades de relumbre, provenientes de la burguesía mercantil, o de la conversión, como lo fue Iñigo López Coronel, su segundo suegro y debió de serlo también Diego del Río, el primero, veían en estos matrimonios con cristianos de la vieja nobleza y apellido ilustre, una carta de hidalguía, si no ya para ellos, al menos sí para sus descendientes. Como entendió Iñigo López Coronel, y debió de entender Diego del Río. Quienes en las capitulaciones matrimoniales miraban de manera especial que sus bienes pasasen a sus nietos. No pecaríamos de descabellados si afirmásemos que Juan Bravo de Mendoza, o de Laguna, vivió de su apellido.


 JUAN BRAVO, ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA. El Libro, aquí

 

El matrimonio con Catalina del Río

   El 20 de abril de 1504 se firmaron las capitulaciones matrimoniales entre Juan Bravo y Catalina del Río, con la que contraería matrimonio en Segovia poco tiempo después. Al tiempo que Juan Bravo emitía la correspondiente carta de arras por la que entregaba a su futura mujer seiscientos florines de oro que formaban la décima parte de sus bienes.

   Catalina del Río era hija de Diego del Río, regidor de Segovia, y de Catalina Machuca.   Diego del Río tenía casas, tierras de pan llevar, juros y muchos bienes muebles, además de una casa en Segovia en la colación de San Martín y otras en Muñoveros y Mingo García. Al casarse su hija doña Catalina la dio en dote la casa de Segovia y 50.000 maravedís en dinero. Juan Bravo a la muerte de su suegro heredó más de 400.000 maravedís en dinero, oro, plata y diversos juros. Casas segovianas de las que no tardó nuestro capitán en tomar posesión, ejecutando en ellas importantes obras. En las de Muñoveros también llevó a cabo numerosas reformas, al tiempo que levantó un palomar y preparó una tierra para dedicarla a huerta.

    Bienes todos ellos que fueron confiscados a la muerte del capitán, a pesar de que estos pertenecían a sus hijos y él era únicamente administrador en sus nombres. Puesto que del matrimonio con Catalina del Río habían nacido tres vástagos, Gonzalo y Luis Bravo, y María de Mendoza, quienes hubieron de presentar, tras la incautación de bienes una demanda en busca de que se les devolviese lo incautado, con las alegaciones pertinentes.

 

La boda con María Coronel

   Descendía María Coronel, de Abraen Seneor, noble varón hebreo quien el 15 de junio de 1492, recibe las aguas bautismales en el Monasterio de Guadalupe, apadrinado por los Reyes y el Cardenal de España, según nos cuenta el Cronicón de Valladolid.

   Con María Coronel, hija de Íñigo López Coronel y nieta de Abraen Senneor, contraería segundo matrimonio Juan Bravo de Mendoza, o de Laguna, en el mes de agosto de 1519. Las capitulaciones matrimoniales se fechan el 4 de agosto, manifestando el deseo de los Coronel, de dar una importante dote económica a María, para que de ella haga mayorazgo que hereden sus nietos, los de Iñigo López Coronel.


 MARÍA PACHECO, LA COMUNERA DE TOLEDO. El Libro, aquí

   Ven los historiadores segovianos en el enlace una forma de dar cierta categoría al matrimonio entre María Coronel y Juan Bravo, por parte de la familia Coronel, al enlazarse de esta manera con un apellido de la vieja nobleza castellana, por lo que la dote que dan a María resulta cumplida, llegando incluso a despojar de bienes a una hermana mayor de esta, Leonor, a quien se la obliga a entrar en un convento, previa renuncia de su herencia a favor de María.

   Iñigo López Coronel pone en manos de Juan Bravo, entre otras cosas, el regimiento que tiene en la ciudad. Tanto Iñigo López Coronel, como su padre, se habían significado a favor de Isabel la Católica en las guerras civiles anteriores a su proclamación como reina de Castilla, por lo que recibieron las correspondientes mercedes que habían de pasar, a través de Juan Bravo, a sus descendientes.

   Poco conocemos de la hacienda de Juan Bravo anterior a su llegada a Segovia o proveniente de su propio apellido, salvo que era propietario de las rentas de algunas salinas, algunas tierras de dudoso valor por la parte de Atienza, y poco más. Su padre no había tenido demasiado tiempo a la hora de incrementar la hacienda familiar, que indudablemente hubiese mejorado con la tenencia de la alcaidía del castillo de Atienza.

   A Juan Bravo la familia López Coronel no le pone demasiadas objeciones a la hora del matrimonio y su aparentemente menor riqueza; tampoco en las capitulaciones matrimoniales se le exige demasiado, limitándose a consignar que pondrá todo aquello que deba poner.

   La casa en la que habitó en Segovia tras su matrimonio con María Coronel, cuya fecha no se conoce con certeza, pero que debió de celebrarse entre mediados de agosto y finales de septiembre, puesto que ya estaban casados el 15 de octubre, debió de ser la misma en la que habitaron los López Coronel, en la Judería.

   Que Juan Bravo abrazó la causa comunera, quizá por influencia de su suegro, lo podría probar el que su madre, casada ya con Antonio García Sarmiento, junto a sus hijos, abrazaron la causa del Emperador, al igual que la mayoría de sus familiares.

   Tampoco ha de quedar al margen el que, desde Baeza, de donde era vecino y desempeñaba oficios en el regimiento de la ciudad, su hermano, Gonzalo, hiciese un precipitado viaje desde aquella a tierras de Castilla para entrevistarse con el capitán a fin de pedirle que dejase la Confederación Comunera. Algo, el viaje de Gonzalo Bravo a Castilla, que se volvería contra él, ya que quedó señalado como integrante de la revuelta, a pesar de que trató de demostrar que se encontraba en Castilla con la intención señalada; no creyeron su versión los encargados de instruir la causa que llevó a la condena o perdón de los intervinientes, puesto que el Licenciado Bravo fue condenado a perder sus bienes, quedando fuera del decreto de perdón general emitido en Valladolid por el Emperador en 1522.

   Curiosas historias de la historia, y de nuestras gentes.

 


Tomás Gismera Velasco
Guadalajara en la memoria
Periódico Nueva Alcarria
Guadalajara, 4 de diciembre de 2020

 


 BARAONA EN LA MEMORIA.El Libro, aquí



No hay comentarios:

Publicar un comentario

No se admitirán mensajes obscenos, insultantes, de tipo político o que afecten a terceras personas.