CLARO
ABÁNADES LÓPEZ
El
Cronista de Molina
Con una pluma en la mano y una historia en la cabeza, nació don Claro
Abánades López en aquella Molina de los Caballeros que siempre fue parte
importante en la historia de España y la provincia de Guadalajara, a medio
camino de Aragón, el 12 de agosto de 1879.
Nació en una familia acomodada, cuentan que de clase media, que pudo
darle algunos estudios. Don Claro pasó muy pronto por la Universidad Central de
Madrid, en la que concluyó los doctorados de Derecho primero, y de Filosofía y
Letras después, para dedicarse, como nota saliente de su vida a la escritura.
Fue hombre de muchas iniciativas, a quien la juventud se le pasó en un
vuelo estudiando los orígenes históricos de su localidad de nacimiento y poblaciones
aledañas. A pesar de que los años finales del siglo XIX y los comienzos del XX
fueron, como ahora los definiríamos, de intensa emigración. Por aquellos años
para prosperar no había más remedio que anidar en la Corte, en Madrid, donde
parecía encontrarse, para los naturales de Guadalajara, el centro del universo.
A
pesar de ello, quienes salieron de sus pueblos siempre tuvieron muy claro, como
lo tuvo don Claro, que algún día regresarían, o tendrían una parte de su ser en
la localidad de origen y la otra en la de residencia.
Don
Claro puso el ojo en el periodismo, así que antes de cumplir los veinte años su
firma era habitual en los medios de prensa provinciales, que por entonces eran
numerosos. Se hizo un hueco grande en Flores y Abejas, que recorría la
provincia; y por supuesto, en el Molinés, dedicado a su ciudad.
Y
como hombre de sueños que se precie, junto a otro paisano, Angel Monterde,
fundó el semanario La Torre de Aragón,
en Molina, en 1906; posteriormente, y tras la desaparición de este fundaría en
1908, también en Molina, El Vigía de la
Torre, ambos de corta trayectoria debido a que su vida futura estaba en Madrid,
donde igualmente fundó un nuevo medio, Juventud
Tradicionalista, en 1910.
Al margen de atender a sus medios propios colaboró con otros nacionales,
ingresando en la plantilla de El Correo
Español en 1914, pasando después a El
Pensamiento Español, del cual llegó a ser Redactor Jefe a partir de 1919,
colaborando en otros diarios, semanarios y revistas, entre los que figuran La Nación o La Tribuna, aparte de la práctica totalidad de los periódicos de la
provincia de Guadalajara, siendo uno de los fundadores de la Asociación de la
Prensa de Madrid.
También fue, como mandó la tradición de su época y tierra, un carlista
convencido de los pies a la cabeza, heredero de aquellas ideas que surgieron al
mediar el siglo XIX. Y un guadalajareño convencido también, puesto que estuvo
allá donde los alcarreños en Madrid se encontraban cuando quisieron dar a
conocer la provincia al mundo; formando filas con Layna Serrano, Camarillo,
Sanz y Díaz, Juan-Catalina García López y… ¡Inmenso el plantel de grandes hijos
de la provincia que laboraron por ella desde sus sedes culturales!
Su producción histórico-literaria en torno a Molina de Aragón, y por
tanto a Guadalajara, es hoy obra de culto y estudio, puesto que abrió la puerta
a aquellas historias que, hasta que él llegó, permanecían guardadas en el baúl
de los recuerdos: El alcázar de Molina;
Tierra Molinesa; La Madre Mogas; Carlos VI, conde de Montemolín; Dinastía
Insobornable; La Ciudad de Molina…; y, por encima de todos, por la devoción
y admiración que creó al darlo a la imprenta: La Reina del Señorío; dedicado a la patrona de la comarca molinesa.
Al margen de su vida cultural y un tanto política, aunque en ese mundo
pasó poco menos que de puntillas, fue activo promotor de iniciativas como la
creación de La Benéfica Molinesa, e incluso, en aquellos intentos que
Guadalajara tuvo por dar a conocer en Madrid su provincia, fue activo promotor
del Centro Alcarreño de Madrid; y de su continuación, la histórica Casa de
Guadalajara en Madrid, en donde formó parte de su Grupo de Teatro, en el que
incluso tomó parte activa como actor, al igual que su hijo, Claro Abánades del
Arpa.
El 14 de abril de 1947 le fue impuesta la
encomienda de Alfonso X el Sabio por parte del ministro de Educación José
Ibáñez Martín, a petición del Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y
Letras. Igualmente fue nombrado Caballero de la Orden del Águila Imperial de
Alemania, la de San Carlos Borromeo, Constantino el Grande, o del Mérito Civil,
entre otras.
Fue nombrado Cronista Oficial de Molina de Aragón, e igualmente
Consejero del Instituto de Estudios Provinciales Marqués de Santillana, de la Diputación
Provincial de Guadalajara, así como Periodista de Honor de la Asociación de la
Prensa de Madrid, al cumplir los cincuenta años en la Asociación.
La ciudad de Molina le rindió en vida, como debe de ser, un gran
homenaje, no era para menos. Puesto que fue uno de los hombres que más trabajó
hasta 1963, año en el que tuvo lugar, por darla a conocer. ¡Gloria a los
pueblos que reconocen a quienes trabajan por ellos desde la promoción cultural!
En aquel, a más de los títulos que ya ostentaba, se le nombró “Hijo Predilecto
de la localidad”.
Falleció en Madrid, en su casa de la Plaza del Dos de Mayo, el 16 de
diciembre de 1973; mal año para la cultura provincial, que a tantos hombres
ilustres se llevó. Fue enterrado al día siguiente en el cementerio de la
Almudena, de Madrid. A pesar de ello, su nombre permanece vivo en la cultural
provincial, y en las calles de Molina, de Molina de Aragón, que supo
agradecerle su labor.
Claro Abánades López, escritor y
periodista, nació en Molina de Aragón (Guadalajara), el 12 de agosto de 1879;
falleció en Madrid, el 16 de diciembre de 1973.
Tomás Gismera Velasco
Gentes de Guadalajara
Henaresaldia.com/julio 2020
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