MEMORIA DE SEGUNDO PASTOR
El Guitarrista guadalajareños que se declaró “universal”
Treinta años se acaban de cumplir en estos días desde que Segundo Pastor Marco nos dejó, para pasar a la historia de la provincia y de la música española sintiéndose, porque lo era, “universal”.
Lo respondió un buen día, cuando alguien le preguntó qué de dónde se sentía, puesto que Segundo Pastor Marco debía de tener los cariños divididos entre su localidad natal y la ciudad en la que se hizo hombre y desde la que salió al mundo para terminar regresando siempre a su amada provincia de Guadalajara.
Su localidad natal no es otra que Poveda de la Sierra, en el Señorío Molinés; la ciudad, la milenaria, hermosa y monumental de Cuenca, en donde estudió Bachillerato y siguió la carrera de Magisterio. Alejándose de alguna manera del oficio paterno, puesto que su padre era el molinero de Poveda. Hombre querido, conocido y respetado en una buena parte del Alto Tajo.
Segundo Pastor, quien solía hablar con cariño de “sus dos tierras”, cuando le quisieron poner a prueba, dándole a elegir, respondió aquello de que era “universal”, y quienes trataron de ponerlo a prueba se quedaron con las ganas de conocer algo más.
Y lo era, un genio universal, en cierto modo, puesto que cuando respondió de esa manera había recorrido medio mundo y parte del otro medio, dando conciertos de guitarra y poniendo en un inmejorable lugar a la tierra española, y con ella a la Alcarria; sin olvidarse de su tierra molinesa.
Las Tierras de Poveda de la Sierra, en el Alto Tajo
Son quizá, las tierras cimeras del Alto Tajo por las que discurren las apenas nacidas y tiernas aguas del río que recorre de extremo a extremo la provincia, parajes de incomparable belleza, difíciles de comparar con algunas otras. A pesar de que cada una tiene su encanto, como algún sabio dejase escrito. También fueron, a través de los tiempos, tierras duras, por el clima y los pocos frutos que, en terrenos feraces, ofrece siempre la naturaleza.
A pesar de que aquellas sierras dieron buenos maderos con los que levantar grandes y majestuosos edificios más allá de la capital provincial. Desde estas tierras, hasta las de Madrid y Aranjuez, descendieron las maderadas que dieron forma y ser a los palacios hoy admirados.
De Poveda salieron buenos y ágiles gancheros que dedicaron su vida al difícil arte de encauzar los troncos por el río, como si pastores fuesen de un inmenso rebaño que, en lugar de pastar las verdes praderas, modulasen las corrientes y frías aguas del eterno Tajo.
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El nacimiento de un maestro de la guitarra
Nació Segundo Pastor, como decimos, en Poveda de la Sierra, el 23 de junio de 1916, donde, como nos diría el primero de sus biógrafos, don José Sanz y Díaz, desde los primeros años de su vida destacó en la música, y no disponiendo en el áspero ambiente rural de más instrumentos que un acordeón, lo aprendió a tocar perfectamente, causando la admiración de quienes lo escuchaban. Actuando, a los nueve años de edad, como organista de la iglesia de su pueblo. Ambos instrumentos, acordeón y órgano, los aprendió a tocar de oído. Los estudios de solfeo vendrían tiempo después.
En aquellos primeros tiempos es de suponer que ayudó, cuanto y como pudo, al Sacristán de Poveda, encargado este de hacer sonar las notas de los instrumentos musicales en las misas mayores, como parte que era del oficio.
De Poveda, a Cuenca, donde como capellán del Hospital de Santiago ejercía uno de sus tíos, quien puso en sus manos, por vez primera, una guitarra. Guitarra que aprendió a dominar cumplidos los once o doce años.
Cuando llegó a don Adolfo Chumillas, el profesor de guitarra que le insruyó, don Adolfo le dijo que poco podía ya enseñarle puesto que, al parecer, y a pesar de su juventud, se había convertido en poco menos que un maestro en el arte de sacar armoniosas melodías del instrumento más español que cabe imaginar.
Entre Cuenca y Madrid
De Cuenca a Madrid, donde se matriculó en el Conservatorio de Música, siguiendo los pasos de su entonces maestro, don Daniel Fortea convirtiéndose, a su vera, en magnífico ejecutante de los compositores clásicos de guitarra, especialmente de uno de los maestros más conocidos que cabe suponer, Francisco Tárrega. Sin que faltasen en aquellas enseñanzas nombres como los de Joaquín Turina o Enrique Granados.
En la década de 1940 comenzó a ser lo que siempre quiso, concertista de guitarra. Será en esta década cuando Segundo comience a pasearse por los escenarios de los teatros y salas de conciertos de Madrid, admirando a quienes le escuchan, no sólo por su forma de dar sentido a las composiciones de aquellos maestros que le precedieron; también, por su forma de ser. Segundo Pastor siempre fue un hombre amable, de trato familiar y con personal gracejo, querido por todos los públicos que le escucharon.
El genio y el éxito
Llegó a ser catedrático honorario de la Universidad de Oswego, en los Estados Unidos; condecorado por el gobierno de Venezuela; académico de las Artes y Letras de Cuenca, y presidente de la sección de música de la Institución "Marqués de Santillana" de la Excma. Diputación provincial de Guadalajara, su provincia, que también se rindió a su obra, entre otros muchos honores y títulos.
Viajero incansable por Europa y América, donde dio conciertos memorables como el que sirvió de estreno a su obra Suite de Flandes, con la Orquesta de Conciertos de Nueva York en 1977; Rusia y Japón, Argentina y México, escucharon alguna de las piezas que salieron de las cuerdas de sus guitarras, su segundo amor, después del que profesaba por su esposa, doña Julia; las dos mujeres que nunca lo defraudaron: la esposa, y la guitarra; según él mismo decía.
De su importante producción para guitarra, puesto que no dejó atrás la composición de piezas hoy admiradas, cabe destacar La Leyenda del Júcar, Homenaje a la Alcarria, Piezas descriptivas de la Ciudad Encantada, Homenaje a Chopín o Tríptico del Doncel.
Son sólo algunas de las cerca de medio centenar de composiciones que dejó escritas, y que formaron parte de su repertorio. También dejó para la posteridad unos cuantos discos con el sonido de su guitarra; y algunos libros contando sus métodos.
En los últimos años de su vida, cuando se comienzan a recoger los frutos del camino recorrido fue nombrado Hijo Predilecto de su localidad natal, Poveda de la Sierra; y Adoptivo de la ciudad desde la que salió al mundo, la de Cuenca. El Conservatorio de Jalisco, en México, fue bautizado con su nombre; y en Puerto Rico igualmente dieron su nombre al certamen de guitarra más internacional de aquella tierra.
Por aquí, por estos pagos, alguien le encargó escribir el himno de Castilla-La Mancha que, después, parece que se perdió por los cajones de los despachos oficiales. Cosas que pasan.
En el cénit de la gloria, cuando la edad comenzó a pedirle cuentas, sufrió un infarto cerebral que, poco a poco, se lo fue llevando del mundo de los vivos para convertirlo en una de las leyendas musicales de la tierra de Guadalajara, con sonido de guitarra.
Treinta años acaban de cumplirse de aquella triste despedida que dejó enlutada a esta tierra. Corría el 9 de noviembre de aquel, lleno de acontecimientos, año de 1992. A pesar de que, todavía, su guitarra suena.
Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria, 18 de noviembre de 2022
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