CIEN AÑOS DE VENTURA RODRÍGUEZ.
SU OBRA EN ATIENZA
Tomás Gismera Velasco
Un nuevo centenario se celebrará en este año
2017, de un importante personaje que dejó su nombre inscrito en la cultura
española: Buenaventura Rodríguez Tizón, quien pasó a la historia como Ventura
Rodríguez.
En esta ocasión no se trata de un torero, o
de un escritor, sino de uno de los grandes arquitectos de la historia de España
o, como se afirma en sus biografías, el principal arquitecto español de su
época y último del barroco, a medio camino entre el neoclasicismo y la
ilustración europea.
Aunque también es cierto que podríamos
resumir con un: intervino en las obras del Palacio Real de Madrid, de la Seo de
Zaragoza… trazó la Fuente de La Cibeles de Madrid… y… muchas otras obras más.
Don Buenaventura Rodríguez Tizón nació en
Ciempozuelos (Madrid), el 14 de julio de 1717, hijo de un profesor de
arquitectura, por lo que no tardó en destacar como lo que terminaría siendo, el
gran arquitecto español del siglo XVIII.
Su obra se encuentra en los mejores
edificios y plazas de España y aquí lo que nos interesa, también en Atienza, en
su actual plaza Mayor, o plaza de España.
Tuvo don Ventura Rodríguez la suerte de
conocer a un paisano nuestro, de la Atienza de aquellos tiempos, don Baltasar
de Elgueta Vigil, cuando don Baltasar dirigía las obras del Palacio Real de
Madrid, a donde con Ventura Rodríguez fue llamado para incorporar su firma a la
de los grandes arquitectos que allá trabajaban.
Con nuestro paisano anduvo por las reales
academias, no olvidemos que don Baltasar de Elgueta fue cofundador de la Real
de Bellas Artes de San Fernando, de aquella relación surgieron múltiples obras.
La de Atienza, probablemente, no se debió a la intervención de don Baltasar,
quien ya había fallecido para cuando don Ventura nos plantó, en la Alameda, la
conocida fuente de Las Sirenas, y el lavadero.
Tendrían que pasar unos cuantos años, desde la
muerte de don Baltasar hasta que el Ayuntamiento de Atienza, tratando de
embellecer la entrada a la villa, se propusiera crear el espacio conocido como
“La Alameda”, en donde se situó el lavadero con su cartela (desgraciadamente
destruido de forma oficial en época reciente), así como aquella fuente a la que
se dio el título de “Las Sirenas”, que se debió de inaugurar en la década de
1770, (algunos trabajos en torno a Ventura Rodríguez sitúan la traza de la
fuente de Atienza en 1775, siendo colocada en su lugar en 1776), la cartela del
lavadero nos indica que se llevó a cabo, al menos aquella parte de la obra, en
1784, y que en los trabajos de nuestro arquitecto se nos describe como:
Fuente pública para la villa de Atienza,
compuesta de un gran pilón y seis caños; tres a proporcionada altura para el
uso del vecindario con figuras de mujer, y los otros tres sobre un pedestal con
la de tres delfines enlazados cuyas colas sirven de remate…
De ahí que pasase a llamarse, entre unas y
otras cosas “Fuente de las Sirenas”. De la que nada nos dice el tan recurrido y
en tantas ocasiones confuso Diccionario Madoz salvo que, quizá con razón, tal
vez confundiendo fechas, se levantó en 1784 (cuando Ventura Rodríguez estaba a
punto de morir, ya que falleció al año siguiente), describiéndonos el lavadero
“de 22 pies de largo y 11 de ancho,
cercado de pared de cal y canto, con albardillas de piedra… contiguo a 2
hermosas fuentes hechas la una en el expresado año y la otra en tiempo de
Felipe II, cuyos restos son admirables”.
Layna Serrano, al recoger el apunte del
anónimo clérigo de Santa María del Val que escribiese la “Breve relación
historial de la villa de Atienza”, anota el dato del clérigo diciendo:
…sus
caños o vertientes son tres sirenas de hermosa piedra blanca, separadas una de
otra en correspondiente simetría, dentro de una cerca grande de buena piedra en
donde caen las aguas; y en medio de las sirenas, que es el centro de dicho
cerco, hay otra columna fuerte… en que se recogen las aguas que por sus bocas
arrojan tres delfines grandísimos unidos entre sí echando agua por sus bocas en
el mismo cerco o pilón…
La fuente tuvo, que se conozcan, al menos
dos emplazamientos dentro de la Alameda. El primitivo, cercano al hoy camino o
carretera de Madrigal, y un segundo en el centro de la Alameda, frente a la
ermita del Humilladero, o del Santo, donde era conocida, por su forma quizá,
como fuente de la Taza. En 1942 fue trasladada a su actual emplazamiento de la
plaza Mayor y, claro está, por el camino, entre uno y otro movimiento, fue
perdiendo alguna que otra pieza. Su traza guarda relación con algunas otras de
las que Ventura Rodríguez trazó para las calles de Madrid, principalmente se la
emparenta con la conocida “Fuente de la Fama”, situada primeramente en la
plazuela de Antón Martín y en la actualidad en el madrileño parque de Barceló,
tras el Museo Municipal.
En la actualidad, ignoramos a qué se debe su
nuevo nombre, una cartela nos la presenta como “Fuente de los Tritones”.
Así pues, en el año de Ventura Rodríguez,
Atienza también tiene algo que celebrar, gracias a nuestro gran arquitecto
madrileño. ¿Lo celebrará?
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