RESTITUTO MARTIN GAMO
Restituto Martín Gamo, más conocido como
“Resti”, nació en Condemios de Arriba en 1914.
La trayectoria vital de este escultor se
desarrolla íntegramente en Madrid, a donde llega a la edad de 6 años. Se forma
en la Escuela de Artes y Oficios y en el Círculo de Bellas Artes, donde
aprendió los rudimentos del dibujo, compensando en algo el no haber aprendido
en la Escuela de Bellas Artes; de ahí que él se considere un autodidacta, casi
un ecléctico involuntario.
La Guerra Civil le impidió disfrutar de la
Beca del “Conde de Cartagena”, otorgada por la Academia, colaborando a partir
de ese momento, en Valencia, con la Dirección General de Propaganda, junto a
Bardasano y Victorio Macho. En 1937 participa en el Pabellón Español de la
Exposición Universal de París, y en 1943 obtiene el Premio Nacional de
Escultura. Como reconocimiento s au trayectoria, en 1992 la Real Academia de
San Fernando le concedió el Premio “Barón de Forna”. Además de trabajar durante
casi trece años como restaurador de esculturas en el Museo del Prado, realizó
muy variadas obras, entre ellas varios monumentos en distintas ciudades
españolas.
Es posible que los arquitectos Vallejo y R.
de Dampierre llamaran a Resti después de ver alguna de las obras religiosas que
por aquel entonces estaba realizando en Madrid, como el “Cristo Rey” de la
iglesia de Cristo Rey en el barrio de Usera de Madrid. Pero en este caso,
frente al tipo de imagen de culto, plenamente sacra, lo que se pide al autor es
una imagen de devoción que se adecuara a una piedad de carácter personal, más
cercana y objetiva.
A petición del propio Antonio Vallejo, en la
capilla todo había de hacerse de madera, aludiendo al oficio de carpintero de
San José, cuya figura se sitúa sobre un fondo hecho con tablones de madera
pulida, que tenía como único adorno las cabezas de clavos de metal. Delante la
mesa del altar, formada también por un sencillo tablero que se apoya sobre dos
enormes troncos de árbol sin desbastar. En una palabra: está todo trabajado con
formas y madera tan naturales como creado en la propia carpintería del esposo
de la Virgen María.
(Permanencia e innovación artística en el
Madrid de la Postguerra-La iglesia de Santa Rita, de Laura Arias Serrano).
Falleció
en Madrid, mediada la década de 1990. Fue un activo animador de la vida
cultural de Guadalajara en Madrid dejando, en la Casa de Guadalajara, a cuya
Junta Directiva perteneció en varias ocasiones como representante del partido
judicial de Atienza, una de sus piezas más señaladas (supervisada por él), la
talla de la Virgen de la Antigua, labrada en madera de abedul de una sola
pieza.