sábado, enero 17, 2015

ATIENZA DE LOS MILAGROS. LA PIEDRA DE PLATA DE LA VIRGEN DE VILLARROYA




Tomás Gismera Velasco

   Ya hemos perdido la costumbre de verlos, tal vez porque ocurren con menos frecuencia de lo que esperamos. A pesar de ello siempre confiamos en el milagro que nos devuelva la salud, o solucione cualquiera de nuestros problemas.

   Atienza ha sido, a través de los siglos, una de esas poblaciones en las que las gentes ponen su mirada para que se obre. Atienza cuenta con algunas de esas imágenes milagrosas, llevándose la palma nuestro Santo Cristo, sin que le vayan a la zaga las Santas Espinas.


   Uno y otras tienen unos cuantos en la relación serrana, provincial y mucho más allá de nuestros límites, a pesar de ello, algunos atencinos acudieron en busca del milagro a otros lugares. Conocidos son los de la Virgen de Sopetrán y la vuelta a España dio el que ahora reflejamos.

   Hay que trasladarse a la provincia de Zaragoza. Allí, en los anales de la historia del Santuario de Nuestra Señora de Villarroya, vamos a encontrar la huella de Atienza a través de una piedra de plata, la que expulsó, sin darse cuenta, una de nuestras vecinas. Pero dejemos que nos lo cuente la historia del propio Santuario, se trata del milagro número 26, reflejado en sus anales:

   Sana nuestra Señora a una doncella del mal de piedra.

   En nuestros días, una doncella cuyo nombre no se sabe, vecina de Atienza, estando a la muerte del mal de hijada y piedra, fue traída a la Iglesia de Nuestra Señora de la Sierra, y habiendo hecho oración diversas veces delante de la santa imagen, viendo que no sanaba se despidió con grande desconsuelo, que bien se veía cuan mal cristiana era ella, pues no había merecido el favor que nuestra Señora hacía a otras y al irse a levantar milagrosamente arrojó una tan grande piedra que es una de las mayores maravillas que en esta materia se ha visto en el mundo, con que quedó al punto sana.
   Tienen la piedra los de aquel santuario y la muestran para gloria y alabanza de la Virgen Sacratísima Madre de Misericordias, hémosla visto y está quebrantaba por medio, y junta será del tamaño de un huevo, está engastada en plata y es la piedra muy blanquisca y da testimonio del gran milagro.

   Corría el año de 1663, y el milagro corrió por tierras de Calatayud, de Tarazona, de Villarroya, de Aragón, de Atienza…