LA ALCARRIA DE LOS POETAS.
Por Tomás Gismera Velasco.
Uno, que de joven fue poeta, sabe lo difícil que resulta hilvanar versos, edificar poemas, y soñar conque aquellos que lo lean, entiendan el resultado de la obra. Por eso la poesía es en la mayor parte de los casos, cosa propia que queda para momentos de recreo y expansión. No hace muchos años, un amigo, sesudo historiador, empleó la hoja del periódico en el que aparecían mis versos, en forrar uno de sus libros, me lo hizo saber para darme conocimiento del aprecio que por aquellos sentía, cada vez que tomada el libro leía mis poemas y recordaba nuestra Alcarria, desde las lejanas tierras de Valladolid.
Otro gran amigo, alcarreño ilustre de los de gran corazón, a mi me parece que todos los alcarreños lo tenemos grande, quizá demasiado, en premio a lo que él consideró meritoria labor en favor de mi tierra natal, me obsequió con un poema que tiene para mí su peso en oro, escrito de puño y letra por uno de los grandes, Gerardo Diego, y dedicado a un anónimo poeta atencino, Tomás Gómez.
Y me exaspera la lectura de tal o cual artículo cuando en él se lee que Andalucía, por poner un ejemplo, es tierra de poetas, o Galicia, Asturias, Cataluña, Valencia o Extremadura, y nadie se acuerda de la Alcarria, patria chica de poetas sencillos, de corazón grande y grandes sentimientos. Alcarria es sinónimo, al menos para mi, de poema castellano de rancios blasones y espíritu a la medida de aquellos que como yo la aman, sienten y padecen, aunque como es mi caso, sea desde la distancia. En la Alcarria, entendiendo en ella a toda la provincia, como la entendía nuestro ilustre Layna Serrano, en la Alcarria, digo, nací, crecí y me hice hombre, en la Alcarria nacieron todos mis antepasados hasta donde tengo memoria, y salí de ella, como tantos, obligado por las circunstancias de la vida, y esas circunstancias, todos lo sabemos, unen, más que alejan, nuestro corazón con los sentimientos patrios.
Aquel Tomás Gómez de mi poema era hombre sencillo de verso fácil, "con un lírico quijotismo preciso a nuestros pueblos", dijo de él José Antonio Ochaita, del que fue buen amigo, como lo fué, amigo y guía, de quien le dedicó el poema, del Gerardo Diego de paso por Soria y por Atienza, un 27 de septiembre de 1927.
Tomás Gómez, poeta, tendero y confitero, dedicaba sus versos a la tierra patria de su patrona, la Virgen de los Dolores, como el cura del pueblo lo hacía, con verso más alegre, al Cristo del Perdón, al cerro entero y a una Caballada que año a año, con sones de tamboril y de dulzaina, alegra y alegraba las páginas del libro de la historia.
José Antonio Ochaita, poeta y ensayista de pluma barroca y manos de artista, cantaba a los castillos, a la vida, los ríos y los valles de su Alcarria, la nuestra; y tanto se hizo y tanto quiso ser, Alcarria y poesía a un solo tiempo, que fue a morir, recitando alcarrias de plata y de ceniza, al corazón de Pastrana. Y fue también poeta de pequeñas mayorías porque su verbo grato y su traza de escribidor de letanías no alcanzó la cumbre de los grandes intelectos de la sesuda poesía.
Y Alonso Gamo, más poeta que ensayista, dejó más recuerdos de su obra en prosa que de su verso, trazado con esmero a los pies del castillo guerrero, señorial y grato de su natal Torija.
Benjamin Arbeteta fué más sencillo en su Cifuentes patrio, y más que por su vida de vate prodigioso, se le recuerda, como a Alonso Gamo, por ser amigo del andariego Cela, y ponerle entre manos una tierra, nuestra Alcarria, para que a gusto la viajase y la hiciese señora de Academia.
Están, claro, también, aquellos poetas del medievo, y de antes aún, aquellos juglares, trovadores, de los que apenas queda huella y traza de su ser, y más aún, los Santillanas, Hurtados y Mendozas; el cura don Julio de la Llana, un puñado de poetas en Ruguilla, un Garcíasol en Humanes.... y tantos, tantos de nombre anónimo, que dedicaron su canto a nuestra tierra.
Hoy, decir Alcarria es decir poesía en versos de Alonso Gamo y de Ochaita, y lo es en otros cuyos nombres vivos, por largo y por extenso no menciono, van aquí solo algunas de esos que dejaron memoria de su paso, ya lo harán los demás en su momento, en la histórica alma de la Alcarria, sedienta de ser y de vivir, sedienta de penas, que alegrías, en forma de poema y poesía, tiene nuestra tierra el arca llena.