miércoles, diciembre 10, 2025

PINILLA DE JADRAQUE Y DE LAS MONJAS

 

PINILLA DE JADRAQUE Y DE LAS MONJAS

Aquí se alzó el monasterio de San Salvador, y se mantiene una de las más representativas arquerías románicas provinciales

 

   En Pinilla de Jadraque, al acabar la vega de Pálmaces, como escribiese el cronista Layna Serrano cuando el pantano se disponía a remansar las aguas del río, se encuentra una de las más elegantes iglesias románicas de esta parte de la provincia, entonces acosada por las penurias del tiempo que a pesar de todo no le restaban su halo de hermosura.

   Layna, que conoció en profundidad estas tierras, puesto que su padre nació en la vecina localidad de Medranda, la visitó en una de tantas, en la festividad del Carmen: “mediaba la tarde cuando ascendí por las empinadas callejas camino del templo; la campana llamaba a los fieles para rezar el rosario. Cuando acabé de hacer mis fotografías salieron del templo los lugareños, mientras las mujerucas se dirigían a sus casas, los hombres con su traje nuevo de pana negra en el que las camisas blanquísimas semejaban luminosos brochazos, fueron sentándose en el basamento del pórtico o sobre el muro albardillado del atrio para entretener los ocios de la tarde festiva con charlas amenas, mientras de vez en cuando echaban una ronda de vino escanciándolo de la clásica jarra de barro vidriado. ¡Qué bello efecto el de la arquería románica sirviendo el fondo a esta escena de raigambre tradicional! ¡Con qué fuerza evocadora me hizo recordar los tiempos del medioevo, cuando a campana tañida se celebraban en el atrio porticado las reuniones del común! Benditos sean estos rincones de Castilla, pues mientras en las urbes populosas se menosprecian las costumbres de nuestro pasado, en ellos se mantiene vivo el amor al ayer, como posible germen vivificador de un mañana glorioso inspirado en la austeridad y espíritu fraterno de nuestros predecesores...” Escribió.

 


 

 

Pinilla de Jadraque, en el tiempo

   Fue Layna Serrano, en alguna ocasión lo hemos contado, persona enamorada de la fotografía en tiempos en los que la fotografía comenzaba a ser arte. Legándonos la maravilla del tiempo que conoció, de los hombres y mujeres, monumentos y festejos de una Guadalajara irrepetible, a pesar de que fuese, mayoritariamente, en blanco y negro.

   Corrían cuando la visita del cronista los primeros años de la década de 1930. Pinilla de Jadraque contaba todavía con un número importante de habitantes, puesto que sobrepasaba los dos centenares cuando en la actualidad apenas alcanza las dos docenas, que se multiplican en los alegres días estivales al calor de la fiesta y el encuentro de sus gentes, que hubieron de dejar la tierra madre para encontrar vida en otras partes.

   La tierra aquí, a pesar de ser generosa, dado el entorno también fue dura a la hora del trabajo. Tierra que fue, a través de la historia, del Común de Atienza y después del Gran Cardenal, D. Pedro González de Mendoza, luego que pasasen por el poder de Gómez Carrillo. Del Cardenal pasó a su descendencia y a través de esta al ducado del Infantado dueños sus titulares de una parte importante de la hoy provincia y, por ende, del entorno jadraqueño. Desde aquí enviaban al duque, a más de los reales correspondientes a sus contribuciones, veinticinco reales por Navidad o un carnero del mismo valor, a modo de aguinaldo, con el que contribuir a las arcas del Señor al tiempo que este les nombraba los justicias, alcalde y regidores para el año que estaba a punto de comenzar.

 

Pinilla de las Monjas

   Mucho antes de que las gentes de Pinilla remitiesen el correspondiente presente al Señor de la tierra, a Pinilla se la conoció como Pinilla de las Monjas, desde que apenas iniciado el siglo XIII, D. Rodrigo Fernández y su mujer, Dª María, fundasen por aquí el que para el futuro, y por tres siglos más, fue monasterio de San Salvador, de monjas Calatravas, al servicio de esta orden militar.

   La historia cuenta que aquel rico hacendado, perteneciente a la nobleza burguesa creada con motivo de la reconquista fue quien puesto de acuerdo con su mujer y hermanos, decidió la fundación, quedando suscrita la escritura a 17 de junio de 1218, un año después de subir al trono Fernando III; por medio de aquel documento se donaban al prelado seguntino una casa que poseía en el lugar antiguamente llamado Sothuel de Hacham, con dos yugadas de tierra laborable, huerta y ocho aranzadas de viña, para instituir allí un monasterio de monjas, para que mejor pudieran vestirse y sustentarse. De la familia fueron las primeras abadesas que siguieron a doña Urraca Fernández, a quien trajeron de Valfermoso.

   A partir de entonces comenzó la historia del pequeño convento, o monasterio de San Salvador de Pinilla, un convento o monasterio que nunca gozó de la opulenta arquitectura románica de los vecinos de Valfermoso o de la propia iglesia de Pinilla; muy a pesar de que las monjas concluyeron sus días, tras pasar por Almonacid de Zorita, en una de las más emblemáticas calles de la Corte y Villa de Madrid, la de Alcalá, donde se alzó para las herederas calatraveñas de Pinilla la hermosa y elegante Basílica de la Concepción Real de Calatrava que, todavía al día de hoy, nos sigue dejando el recuerdo de su hermosa tierra original.

 

Y una iglesia magistral

   Aquella iglesia de arcadas románicas de la que hiciese relato y retrato el cronista Layna Serrano, tiempos hubo en los que estuvo a punto de arruinarse, cuando las delicadas décadas de 1960 y 1970 dejaron a nuestra tierra, y algunos de sus más emblemáticos monumentos, en el olvido.

   Del monasterio, desamortizado al mediar el siglo XIX, poco queda, salvo el recuerdo y algunas de sus venerables piedras que pasaron, a raíz de aquello, a las particulares manos del marqués de la Remisa, como primer adquirente.

   La iglesia, y en particular su arquería, atrae la mirada de cuantos por estas tierras buscan la sorpresa monumental; con anterioridad a que Layna la introdujese en su libro de la historia, lo hizo el también cronista García López, dejándonos el regalo de su conocimiento: “Está orientada y se abre su pórtico al mediodía. La fachada de este lado tiene una galería exterior o lonja. En el centro de ella está el arco de entrada que corresponde al pórtico de la iglesia, esto es, que está frente a él. A ambos lados de aquel arco de ingreso hay otros cuatro por lado, sobre un zócalo, todos de medio punto y sostenidos por columnas dobles o gemelas de capiteles sencillos, pero distintos, formando hojas o piñas. Al occidente y formando ángulo continuaba la lonja o galería exterior con dos arcos, uno de ellos ciego. Los capiteles de las columnas de uno son tosquísimas y de mal tratada imaginería entre cuyos asuntos creí ver el de Daniel entre dos leones. La portada de la iglesia es de arcos de medio punto con aristas, menos el más exterior que lleva una baqueta y a uno y otro lado una columnilla. La imposta sobre que descansa el arco es de labor ajedreada”.

   De su interior no era mucho lo que destacaba, como iglesia y pueblo que podres fueron, si bien su ábside no quedaba al margen del resto de la obra, muy a pesar de que toda ella fue remozada, como tantas más, a partir del siglo XVI: “El ábside se construyó en época moderna, creo que en el siglo XVIII, pero la sacristía conserva su antigua fábrica exterior. Por cierto, que entre las marcas de algunos sillares observé el sello de Salomón; marca de cantero que he visto en la iglesia de Santa María la Real de Atienza y en otros monumentos del país”.

   Nada mejor que la visita para mantener viva la esencia de una tierra hermosa.

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 5 de diciembre de 2025

 

PINILLA DE JADRAQUE Y LAS COMENDADORAS DE CALATRAVA

 PINILLA DE JADRAQUE, Y las Comendadoras de Calatrava


   Al acabar la vega de Pálmaces (la vieja Palmacio del cronicón de Sampiro), que pronto anegarán las aguas de un pantano, el río Cañamares atraviesa estrecho y bellísimo desfiladero peñascoso para descender por ameno valle, limitado por ondulados cerros todavía moteados de encinas en los tiempos que corren; a dos o tres kilómetros del desfiladero, desde un otero, se acercan a la margen derecha del río las bastardeadas ruinas del monasterio de San Salvador de Pinilla; y aguas abajo, a otros dos o tres kilómetros, pero en la margen izquierda, sobre otro alcor, se apiña el caserío de Pinilla de Jadraque, coronado por bella iglesia románica. (F. Layna Serrano)


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   También contó, Pinilla de Jadraque, con uno de los más antiguos conventos o monasterios cistercienses que se fundaron en Guadalajara, el de San Salvador que, en el siglo XIII pasó a la Orden Militar de Calatrava siendo el primero de esta que acogió a mujeres, o Comendadoras de Calatrava que, fueron, en el siglo XVI, la casa matriz de las que marcharon a Madrid, al abrigo dela Corte, de cuyo establecimiento queda, en la calle de Alcalá, la que fue iglesia conventual, hoy Iglesia de la Concepción Real de Calatrava.


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SUMARIO:

-I-

PINILLA DE JADRAQUE

 Pág. 11

-II-

PINILLA DE JADRAQUE, EN LA HISTORIA

Pág. 17

-III-

LA RECONQUISTA

Pág. 23

-IV-

LA TIERRA Y SEXMOS DE JADRAQUE

Pág. 29

-V-

PINILLA DE JADRAQUE,

ENTRE LA EDAD MODERNA Y EL SIGLO XVIII

Pág. 37

-VI-

PINILLA EN EL SIGLO XIX

Pág. 43

-VII-

PINILLA DE JADRAQUE, SIGLO XX

Pág. 59

-VIII-

EL PATRIMONIO RELIGIOSO

Pág. 65

-IX-

EL MONASTERIO DE SAN SALVADOR

Pág. 83

Apéndices

Pág. 107

El Libro:

  • ASIN : B0932CX9G3
  • Editorial : Independently published
  • Idioma : Español
  • Tapa blanda : 245 páginas
  • ISBN-13 : 979-8741055854
  • Peso del producto : 222 g
  • Dimensiones : 13.97 x 0.76 x 21.59 cm

 


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