LA IGLESIA DE SAN SALVADOR, EN ATIENZA
El fuego la destruyó, al menos, en dos ocasiones
Cuando la marquesa de Aledo adquirió la antigua iglesia parroquial de San Salvador, en Atienza, en 1967-68, el edificio amenazaba ruina y hacía años que había sido desacralizado; por ello, perdido su condición religiosa. El precio se tasó en 225.000 pesetas de aquel tiempo; 200.000 a la firma de la escritura y el resto en dos plazos anuales de 12.500 pesetas cada uno.
Por supuesto, el edificio se vendía con el correspondiente permiso del Obispado y oído el parecer de una Junta Parroquial de vecinos, presidida por el entonces alcalde de la villa con la condición, respetada a través del tiempo, de que no cambiaría nada del exterior del edificio.
La iglesia adquirida por la Sra. Marquesa no era la original, levantada en el barrio de Portacaballos en los albores del siglo XIII. El edificio adquirido se alzó, por última vez, en 1833/34, sobre el lugar en el que se encontraba la edificada en el siglo XVII, sustituyendo a las anteriores de igual denominación, que se alzaron en el centro del barrio, la anterior al siglo XVII, y en la parte baja de este, con anterioridad a este siglo.
Una historia de incendios
La primitiva iglesia románica, regida por canónigos regulares de San Agustín, a modo de convento, como tantas otras surgieron en la comarca mediado que fue el siglo XII o inicios del XIII, se alzó en la parte baja del barrio, fuera entonces del cerco murado que comenzó a ensancharse en torno a la villa conforme esta fue creciendo. Aquella primitiva iglesia, de la que no mucho más conocemos que su ubicación aproximada, indudablemente alzada en caracteres románicos, sucumbió a la guerra de los infantes de Aragón; la que se libró entre el rey de Castilla y sus parientes navarro-aragoneses que a través del capitán Rodrigo de Rebolledo se enfrentaron a las tropas comandadas por el condestable Álvaro de Luna que llevaron a la práctica destrucción de gran parte de la población. La iglesia de San Salvador terminó derruida en aquel año de 1446, siendo sustituida por otra, reconstruida sobre los cimientos de la primera, que desapareció consumida por el fuego en el siglo XVI, edificándose a continuación en lugar diferente, algo más alejado del primitivo, la nueva iglesia parroquial de un barrio que entonces se encontraba entre los más populosos, haciendo que la iglesia fuese la que más ingresos recibía a través de sus feligreses y una de las que más clérigos sostenía, un total de once, en número parejo a la Trinidad y muy por encima del resto.
Más, como si la desdicha fuese parte de su ser, la mala construcción o algún nuevo incidente relacionado con el fuego, habitual en estos tiempos a través de las lámparas de aceite, llevó a una nueva y general reestructuración a partir de 1733, en obras que en años sucesivos dirigirá el maestro cantero Domingo de Ylisástegui quien en este tiempo trabajará en Atienza en la construcción o reconstrucción de alguna de sus ermitas, como la de Santa Lucía y la Soledad, al tiempo que lleva a cabo las últimas obras de la iglesia de la Trinidad y casa del Concejo, en la actual plaza del Mercado.
En años sucesivos se la dotaría de retablos, en los que debieron de trabajar, sin duda, algunos de los retablistas con taller entonces en la propia villa. El fuego, en esta ocasión debido a las tropas invasoras de Napoleón, en 1811, nos privará de los archivos correspondientes, puesto que, en este año, el 9 de enero, la iglesia quedará prácticamente, de nuevo, arrasada, al igual que el barrio.
La reconstrucción de San Salvador
Las obras de reconstrucción de la nueva iglesia, por tercera vez, de San Salvador, tardarían en llegar, muy a pesar de que los más pudientes vecinos del barrio solicitaron su reconstrucción en 25 de abril de 1814; más era mucho lo destruido y a lo que atender por parte del obispado, por lo que las obras de reedificación no se iniciarán hasta 1833, luego que el obispado autorizase en 1832 el remate de la obra, tasado en 23.400 reales y ajustado en el maestro cantero y carpintero, vecino de Atienza, Alejandro Santamera. Las obras llevaron a una renovación prácticamente íntegra del edificio, por dentro y fuera, utilizándose en él mucha de la piedra anterior; empleándose otra en las obras de su iglesia aneja de la cercana localidad de Casillas, con la que comparte algunos ornamentos en fachada y aleros.
Las obras de la nueva iglesia de San Salvador se encontraban rematadas el día de San Juan de 1833, cuando nuevamente volvieron a celebrarse los oficios.
A la nueva iglesia llegarían algunos de los ornamentos del convento de San Francisco, que por entonces desaparecía por orden de la desamortización de Mendizábal, mientras que los vecinos pudientes del barrio la dotaron de retablos e imágenes acordes a la nueva fábrica que mantenía sus cofradías, algunas de ellas con historia de siglos, como la de las Benditas Ánimas existente ya en 1605, de la que nos dirá su memoria en 1770 que sus bienes o ingresos: “consisten en las entradas de hermanos y rentas que tiene anualmente, así de capitales de censo a su favor como de casas y otros bienes raíces arrendados a dineros que importan mil y quinientos y cuarenta y un reales de las rentas de heredades que pagan en cada un año y ochenta y tres medias de trigo y ochenta medias de cebada. En la cual cofradía se da a sus hermanos anualmente una colación de tres tortas y media azumbre de vino que en primer lugar lo suple su importe de sus fondos, que es dieciocho arrobas de aceite, cincuenta y ocho fanegas de trigo y ciento treinta y cuatro arrobas de vino y luego por otra colación se cobra a cada hermano sacerdote o labrador tres celemines de trigo y de los oficiales que no lo cogen dos reales de vellón y de las medias hermanas un real por darles a estas solo dos tortas y importa este producto regularmente trescientas fanegas de trigo y como mil quinientos reales de vellón, y de todos los haberes de esta cofradía se pagan doce oficios generales que se celebran por los curas y beneficiados de esta iglesia dándose de limosna un ducado por cada una y un real al Sacristán; dos sermones que también se dicen cada año y se dan por su limosna a treinta reales; y más se celebra una misa cada un día y por su limosna se dan tres reales y medio, y en algunos años de los mismos fondos de esta cofradía se suelen celebrar cuatrocientas o seiscientas misas según el estado que tiene”; de lo que se deduce su poder económico. Junto a esta, las de San Salvador, Santa Quiteria, el Santísimo Sacramento y, concluyendo el siglo XVIII, todavía se fundaría la del Sagrado Corazón de Jesús.
Y, de nuevo, el fuego
Volvería a suceder, poco antes de concluir el siglo XIX, estaría a punto de llevarla una vez más a la ruina cuando, en el mes de abril de 1890, el día 10 surgió, como casi todos, de manera fortuita y a causa, con toda probabilidad, de alguna de las muchas lamparillas o velas que se situaban en el interior. En esta ocasión en las cercanías del coro.
Ese día, martes, las llamas se cebaron en uno de los retablos laterales de la iglesia, que quedó destruido, ascendieron hasta el coro y destruyeron igualmente el órgano.
Lo dañado sería reparado y, a pesar de que en la actualidad, y como anteriormente señalamos es propiedad particular, mantiene su estructura y dispone de una de las torres campaneras más elegantes de las iglesias atencinas.
Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 14 de agosto de 2025
CABALLADA DE ATIENZA
ATIENZA Y SU CABALLADA
Una guía para entender su significado, su historia, sus gestos, todo lo que está detrás y todo lo que se quiere conocer.
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Unas líneas
previas sobre La Caballada de Atienza
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13
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I.I.
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La Caballada de Atienza, su origen
histórico
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19
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II
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Los símbolos
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II-I
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Las Ordenanzas
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27
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II-II
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Los Privilegios
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II.III
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La Bandera
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30
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III
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La Caballada de Atienza en su desarrollo
anual
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35
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III.I
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San Isidro
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35
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III.II
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Sábado víspera de
Pentecostés
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39
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III.III
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Domingo de Pascua de Pentecostés
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43
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III.IV
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Domingo de
Trinidad
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III.V
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Lunes de Cernina
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56
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La Caballada de
Atienza paso a paso. La Caballada de Atienza a través de sus términos,
vocablos y expresiones
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59
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Abad
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Acompañar las
Insignias
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Acta
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Ágape
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Alboreada, o
Alborada
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Arroba
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Baile ante la
Virgen
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Bandera
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Banzo
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Bara o Vara
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Baticola
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Bendición de las
roscas
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Bendición del pan
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Borregos o
corderos
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Cabalgada
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Cabalgadura
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Caballada
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Cabeza de
formación
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Cabildo
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Capa
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Caridad
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Carreras
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Carta de Seguro
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Carta cuenta o carta quenta
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Casa del Prioste
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Cata de la miel
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Cata de la rosca
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Celemín
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Cera
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Cernina, o Lunes de Cernina
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Chaquetilla
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Cofrade
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Cofradía
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Colación
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Comida ritual
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Cruz de plata del pedón
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Cruz procesional
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Cuarterón
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Y así, hasta decenas de palabras más, con su significado correspondiente.
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De La Caballada de Atienza paso a paso se ha dicho: "Es lo mejor que se ha escrito sobre esta centenaria tradición (J.R. López de los Mozos".
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En la actualidad es colaborador ocasional de varios medios de prensa, radio y televisión de Castilla-La Mancha y Castilla-León; siendo habitual su firma, semanal, en el bisemanario de Guadalajara "Nueva Alcarria", edición papel, en donde lleva a cabo la sección "Guadalajara en la memoria"; así como en el digital "Henares al Día"; donde tiene a su cargo la sección "Gentes de Guadalajara"; igualmente colabora en la emisora radiofónia ESRADIO, así como en la provincial ALCARRIA TV; habiendo sido colaborador de otros medios como "Cultura en Guada"; "Arriaca", Cuadernos de etnología de Guadalara, de donde ha sido vocal del Consejo de Redacción; etc. Siendo fundador, coordinador y director de la revista digital Atienza de los Juglares, de periodicidad mensual, fundada en 2009, y reconocida como una de las mejores, en este contexto, editadas en la provincia de Guadalajara, de repercusión nacional y carácter altruista.
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