viernes, julio 25, 2025

EL VERANO DE SIGÜENZA

 

EL VERANO DE SIGÜENZA

Es sin duda, la cumbre de nuestras poblaciones, y la que más visitantes atrae

 

   Mucho antes de que la burguesía o alta nobleza pusiese de moda veranear junto al mar en las costas Cántabras, o ir a tomar las aguas a los balnearios conocidos; y mucho antes de que la moda llevase a tomar el sol sobre la arena de las playas del Sur; la moda mandó, entre la burguesía, nobleza y clase alta del Madrid de la Corte, a partir de los últimos años del siglo XIX, acudir a pasar algunos días de asueto, cuando los calores por allí apretaban, a alguna de las poblaciones a las que la historia y el clima dotó de singular atractivo, como es el caso de Sigüenza, puesta de moda para el alto veraneante madrileño tras la llegada del ferrocarril, en el último tercio de ese siglo XIX que parece que inventó el veraneo. El turismo iría en aumento a lo largo de las décadas de 1960 y 1970 en las que, semanalmente, pudo seguirse el discurrir veraniego a través de las crónicas de los corresponsales de prensa locales, principalmente de don José Antonio Martínez Gómez-Gordo, en este informativo provincial que es Nueva Alcarria. De aquellas primeras excursiones, o veraneos, surgirían obras clave para conocer la ciudad y entorno, la “Sigüenza”, de D. Elías Tormo y Monzó, que vería la luz en 1929; o “Sigüenza, su veraneo y sus excursiones”, que en 1932 daría a la imprenta D. Enrique Sánchez Rueda, como “guía práctica para el veraneante”.

   No sólo Sigüenza se convirtió en reposo vacacional para parte de la nobleza y la cultura madrileña; también lo fueron poblaciones como Jadraque o Espinosa de Henares, en la misma línea férrea y, casos singulares fueron los del atractivo que una población como Budia ejerció en el pensamiento y vida de Don Valentín Gómez y Gómez.

 


 

 

Don Valentín Gómez

   No sólo en Budia pasó sus veranos, desde los primeros años de la década de 1890 hasta su fallecimiento, en los últimos días de noviembre de 1907, el día 27, sino que también se desplazó en numerosas ocasiones desde Budia hasta Sigüenza, en donde contó con numerosas amistades, políticas y culturales. Don Valentín fue político de reconocido prestigio en la última mitad del siglo XIX que tanta memoria nos dejó en Guadalajara, además de escritor de meritísima fama; prolífico periodista, fundador de, entre otros, El Pensamiento Español, La Reconquista y El Movimiento Católico; además de dirigir uno de los de más larga trayectoria en sus ideales, El Universo, periódico que comenzó como diario y concluyo siendo una de las muchas “Revistas Ilustradas”, a partir de la segunda mitad de la década de 1920. La vida literaria de D. Valentín no terminaba en esto, pues fue poeta de prestigio; dramaturgo de éxito y, como político y seguidor del ideario de don Antonio Maura, Gobernador civil de alguna que otra ciudad, como La Coruña. A pesar de ello, veraneaba en Budia.

   Su trayectoria literaria le llevó, incluso, a ocupar uno de los sillones de la Real Academia Española de la Lengua y a ser padre de autores de prestigio.

   De glosar su vida para El Universo con motivo del homenaje que a D. Valentín le rindió la zaragozana tierra de Calatayud, con motivo del 20 aniversario de su fallecimiento, fue encargada su hija, la Srta. Pilar Gómez Cano, para entonces autora de tanto o más prestigio que su progenitor, y quien como periodista lo definió para conocidos y extraños: “La tarea del periodista es digna de compasión: tiene su vida pendiente de la pluma, con la excitación y el ansia propia del momento en que surge el asunto de interés, poniendo su pasión y su entusiasmo en los hechos culminantes de la palpitante actualidad”. Algo que parece estuvo siempre en su ánimo. Don Valentín había nacido en Pedrola (Zaragoza), en 1843, si bien había pasado la mayor parte de su infancia en Calatayud; de ahí el homenaje popular.

 

 

BUDIA, ENTRE LA HISTORIA Y SUS GENTES (Pulsando aquí)

 

Los veraneos de Pilar Gómez Cano

   Destacó la sin par señorita Pilar Gómez Cano como escritora de cuentos y, sobre todo, como cronista social en un tiempo en el que las crónicas sociales se comentaban en los salones de té de los palacetes burgueses; viendo publicados sus relatos a más de en el periódico y revista para el que trabajó en vida y después de la muerte de su padre, El Universo, como en otros numerosos de Madrid, Zaragoza o Soria. Si bien fue en El Universo, sin duda, donde dejó su impronta, e incluso llegándolo a convertir en una especie de “diario oficial” seguntino; ya que, como pocos, a través de este se conoció en el centro de España, a través de sus crónicas, lo que acaecía en la ciudad episcopal. Principalmente durante sus veraneos. Al margen, nos quedan sus relatos “vacacionales”, por Sigüenza y su entorno, su hálito seguntino: “¿Qué hay en este rincón de Castilla que encanta y subyuga? La placidez del ambiente, su temperatura ideal, esa brisa mañanera que nos besa y nos acaricia, el aire suave y fresco de este clima, su hermosísima Alameda, la vega elevando sus torres airosas y elegantes… el sol bermejo de poniente…” Que se encontró a gusto en la ciudad lo dio a conocer en sus escritos: “Aquí todo es quietud; la vida plácida, el paisaje silente, los ruidos cadenciosos…”

   Comparó a Sigüenza con las graves capitales castellanas de Ávila, Segovia o Toledo, “austeras en su corte señorial”; señalando dos devociones del entorno: “La ermita de la Virgen de Barbatona, que es grande y bellas sus imágenes”; sin dejar de lado el atencino Cristo del Perdón: “…pero la escultura más hermosa de estos contornos es la del Salvador de las monjitas del Hospital de Atienza. Tiene gran originalidad: El Señor de pie sobre el mundo, pintado primorosamente con Episodios del Paraíso, apoya sus pies dulcemente como protegiéndonos con su divinidad”. En sus viajes, no faltó la visita a Alcolea del Pinar, y a la que definió en el verano de 1925 como: “La casa en las rocas”, dejando el retrato de su creador, Lino Bueno: “El señor Lino es un viejecito arrugado y ennegrecido, como todo hombre del campo; su cara risueña tiene la placidez de un alma sencilla y buena que asoma a sus ojos pequeños y hundidos, pero firmes en el mirar, como su pulso al golpear la roca”. Y, como tantos veraneantes de estos tiempos, de quienes buscaban el silencio y la admiración del horizonte, gustaba de ascender a lo más alto: “Sentados en el cerro que domina la vega, vemos el poblado empenachado con el castillo, la mole de la Catedral, la casa de Infantes, de sólidos sillares, las arboledas y el río escondido entre ellas, la puesta de sol entre nubes rojizas y nacaradas que nadan en el azul. Las sombras invaden los montes pardos, la verdura de los huertos; a lo lejos suena el silbato del tren que se acerca con estruendo y pasa veloz como un gran gusano de luz entre las sombras”.

   Un día, 5 de septiembre de 1932, Pilar Gómez Cano, escritora, dejó este mundo en su domicilio madrileño de la calle de María de Molina número 42 y, después, el silencio. Si bien nadie fue capaz de olvidar sus escritos seguntinos que, de cuando en cuando, volvieron a aparecer en la prensa para recordarnos las líneas que por aquí escribiese, como algunas de las más hermosas dedicadas a la ciudad: “Las campanas entonan la oración vespertina y suenan dulcemente en la silenciosa quietud del campo. Se hace noche, y al apagarse la luz solar, se enciende el lucero y aparece el manto de los cielos cuajado de estrellas…”

   Las eternas noches de la siempre evocadora y sin par eterna ciudad de Sigüenza.

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 25 de julio de 2025

 

UNA MEMORIA DE BARBATONA (Guadalajara), y la VIRGEN DE LA SALUD

 

   Junto a Sigüenza, hoy pedanía de esta, se encuentra el pequeño lugar de Barbatona, crecido en torno ala pequeña ermita, posteriormente convertida en Santuario que, año a año, atrae a miles de peregrinos y creyentes.

   En él se encuentra la imagen de Nuestra Señora dela Salud, que ya, en el siglo XVIII atraía las miradas de los guadalajareños de esta parte provincial, y que más tarde llevaba a que escritores y periodistas se ocupasen de ella:

   “He retrocedido en mi excursión veraniega para asistir a la peregrinación anual de Nuestra Señora de la Salud de Barbatona, celebrada el día del Dulce nombre de María en el Santuario de este título, en el Obispado de Sigüenza. La fiesta de este año ha sido solemnísima, porque las buenas cosechas han aumentado la concurrencia, que no habrá bajado de 8 a 10.000 almas.

   Puedo decir a usted, mi querido amigo, que no he visto otra peregrinación más piadosa, ni que haya arrancado a mis ojos más lágrimas de ternura y edificación, porque allí todo, absolutamente todo, es piedad, sin que los goces mundanos, aún los más lícitos y tolerables, tengan parte ninguna en la solemnidad y en la alegría de la fiesta. El pueblo en donde se halla situado el santuario es pobre, árido, sin alamedas que engalanen sus montes ni ríos que fertilicen sus angostos valles; se halla formado por veinte casas miserables, mal agrupadas sobre una colina, la cual se ve rodeada de incultas cañadas, que por carecer de bellezas naturales no tienen ni la severidad de los grandes riscos ni la melancólica perspectiva de los hondos barrancos sombreados por altos montes o por bosques seculares. Si entre los santuarios de España merece la primacía en lo pintoresco el de Monserrat, yo aseguro a usted que el de Barbatona ocupa el último lugar, porque difícilmente se citará otro que tenga menos atractivos naturales. Y, sin embargo, por mucho amor, por intensa devoción que inspire a los catalanes el bellísimo santuario de Monserrat, bien puede afirmarse, sin exageración, que no inspira más que a los hijos de este país el oscuro lugar de Barbatona…”

   Ha Barbatona nos dirigimos a través de estas páginas.

 

 

EL LIBRO DE BARBATONA, PULSANDO AQUÍ

 

EL LIBRO:

 

  • ASIN ‏ : ‎ B0DW83G27Y
  • Editorial ‏ : ‎ Independently published 
  • Idioma ‏ : ‎ Español
  • Tapa blanda ‏ : ‎ 184 páginas
  • ISBN-13 ‏ : ‎ 979-8309522774
  • Peso del producto ‏ : ‎ 299 g
  • Dimensiones ‏ : ‎ 13.97 x 1.17 x 21.59 cm

 

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