viernes, marzo 07, 2025

CATALINA DE MEDRANO, MEMORIA DE UNA DAMA

 

CATALINA DE MEDRANO, MEMORIA DE UNA DAMA

Sin duda, la más sobresaliente de la Atienza del siglo XVI

 

   En el mes de diciembre de 1541 fallecía en Atienza Catalina de Medrano, viuda del segundo hijo del III marqués de Denia, Hernando de Rojas Sandoval fallecido en 1534. Hernando de Rojas, al igual que Catalina, pasaron la mayor parte de su vida al lado de los reyes Fernando e Isabel, en primer lugar y, tras estos, de Carlos I y Juana de Castilla; Hernando de Rojas acompañó, junto a sus hermanos Luis, IV marqués de Denia, y Enrique, al emperador Carlos, por media Europa.

   Doña Catalina dictó su testamento el 5 de diciembre, en sus propias casas, que ocupaban una gran manzana en la Atienza más noble de su tiempo, entre lo que hoy conocemos como Arco de las Escuelas y Arco de la Virgen, caserón desaparecido en el siglo XX y que se conoció como “el Palacio”. Edificio que terminó derrumbándose, junto con parte de la muralla, en la madrugada del 15 de marzo de 1915.

 

 




 

Los Bravo de Lagunas, en Atienza

   Procedentes de Sigüenza, si bien sus orígenes se encuentran en tierras de Berlanga de Duero, llegaron los Bravo de Lagunas a Atienza en los decenios finales del siglo XV, para convertirse en Alcaides de su castillo al servicio de los Reyes Católicos. Junto a ellos batallaron sus hombres en tierras de Granada donde algunos perdieron la vida. Entre los muertos de la familia se encontró Diego López de Medrano, casado con Magdalena Bravo, hija de Garci Bravo de Lagunas y Catalina de Cienfuegos. Garci Bravo era a la sazón alcaide de la fortaleza de Atienza, quien al igual que Diego López de Medrano, halló la muerte en Gibralfaro, en los preludios de la toma de Granada, si seguimos a Hernando del Pulgar, en su Crónica de los Reyes Católicos, el 9 de junio de 1487. La Alcaidía de Atienza pasaría al hermano de Garci, Gonzalo Bravo de Lagunas, a su vez padre de quien en lo futuro sería capitán comunero de Segovia, Juan Bravo de Mendoza.

   La extensa descendencia de Garci Bravo, al igual que su mujer, serían amparados por la Reina Isabel. La propia Reina daría cuenta a doña Catalina de Cienfuegos de la muerte de su marido con la que anunciaba que, en adelante, se ocuparía de los suyos: “ya habéis sabido el fallecimiento de Don Garci Bravo, vuestro marido, de que a Nos desplugo mucho, y quedamos en muy gran cargo, así por el que de él habíamos, por lo mucho que nos sirvió en su vida, como por lo que a Vos toca; y pues él murió también, como su hábito requería, contra los infieles y servicio nuestro, y por ello somos y quedamos en cargo, para Vos hacer mercedes, de que habemos de mandar mirar vuestras cosas, que a Vos y vuestros deudos tocare, con toda gratificación”.

   En adelante, Catalina de Cienfuegos y su extensa familia pasarían al servicio de los Reyes Católicos; junto a sus hijos se educaron y crecieron los de Catalina y Garci Bravo; Fernando e Isabel de Castilla decidieron con quien casarlos. A Catalina con el ya dicho Hernando de Rojas Sandoval. Cuando ello aconteció, el matrimonio de Catalina, esta se encontraba, como casi siempre lo estuvo, al servicio de la heredera de la corona, Juana de Castilla, para la historia y mal nombre, “Juana la Loca”, que, sin duda, es probable que nunca lo estuviese.

 

 


 HISTORIAS DE LA VILLA DE ATIENZA (Pulsando aquí)

 

Los últimos pasos de Doña Catalina, y sus fundaciones

   Su testamento, conservado en el Archivo Histórico Nacional, es todo un monumento del saber, que al propio tiempo nos muestra una parte de la historia de Atienza, sobre todo en lo que se refiere a los primeros años del siglo XVI. Ocupa cerca de 40 folios en los que se enumeran sus numerosas mandas distribuidas por toda la tierra de Atienza, así como las disposiciones de cómo había de ser su entierro, a celebrarse al siguiente día de su muerte en el convento de San Francisco, con asistencia de todo el clero de la villa. Mandó ser enterrada en la capilla de San Antonio, y que se hiciese de ella un bulto de alabastro como ya, al parecer, lo tenía su marido. En el mismo convento descansaban, en sepulturas coronadas por bultos de alabastro también, sus padres y abuelos.

   Tomando datos de los archivos de la Real Academia de la Historia, fondo Luis Salazar y Castro, estos nos apuntan que sus abuelos se encontraban sepultados en el centro de la capilla mayor, en medio de ella, en túmulo funerario resguardado por una reja de madera. La inscripción de este sepulcro decía: Aquí está sepultado el mui magnífico caballero Garci Bravo de Lagunass Alcaide que fue en esta fortaleza de Atienza el que la gano de Pedro de Almazan que la tenia usurpada al rey don Fernando Y Doña Catalina de Cienfuegos su mujer Murio en la guerra de Granada sobre el cerco de Loxa año de 1494.

   En la misma capilla, al lado del Evangelio, junto a un altar dedicado al Santo Cristo, se encontraba, embutido en la pared, el nicho de los padres de Catalina, igualmente en bultos de alabastro, con su epitafio correspondiente: Aquí iacen sepultados los mui magnificos caballeros Diego Lopez de Medrano y Doña Magdalena Bravo su mujer señores de San Gregorio Murio en servicio del Catolico Rey Don Fernando en la guerra de Granada sobre el cerco de Loxa Sus huesos están aquí sepultados Año de 1494.

   Los documentos conservados nos vuelven a decir en torno a la sepultura de don Fernando de Rojas: En la misma capilla mayor, dentro de la capilla de las Santas Espinas, a la parte del Evangelio, hay un sepulcro con busto en alabastro, y en él dice: Aquí iace el mui magnifico caballero Don Fernando de Rojas hermano del marques de Denia Fallescio año de 1534.

   La fecha de 1494 que se hizo constar en las lápidas de Garci Bravo y de su yerno no era la de la muerte, sino la del traslado de sus restos.

   En la misma capilla, al lado de la Epístola, se situó la sepultura de doña Catalina de Medrano, igualmente en bulto de alabastro, junto a un significativo epitafio: Aquí iace la mui magnifica señora Doña Catalina de Medrano, su mujer Fallescio año de 1541.

   Doña Catalina, conforme consta en diversos documentos, había comprado a los franciscanos, junto a su hermano Garci Bravo, los derechos sobre la capilla mayor, mediante escritura otorgada a su favor, en 1539. Dejó un sinnúmero de fundaciones, entre ellas, la que había de llevar a la conclusión las obras del nunca acabado convento de San Francisco, y, entre ellas, incluía una para casar doncellas pobres, cuyos documentos y bienes, junto al dinero destinado para ello, se conservó en un arca, con tres cerrojos y reja, depositada en nicho abierto en la pared sobre la sacristía de la iglesia de la Santísima Trinidad, con su leyenda alusiva: En esta arca está la limosna que la mui magnifica señora doña Catalina de Medrano mujer de don Fernando de Rojas dejo para casar doncellas Y dejo 200 maravedies en juros.

   Las mandas a criados, instituciones y concejos fueron numerosas, puesto que, careciendo de descendencia directa, se permitió que sus bienes sirviesen en lo futuro para que su nombre se perpetuase en el tiempo; muy a pesar de que sus huesos se perdieron bajo lo que fue convento atencino de San Francisco. Sin duda, el nombre de Catalina de Medrano ocupa un lugar de privilegio en la Tierra de Atienza, a pesar de haberse perdido su memoria.

 

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 7 de marzo de 2025

 


  HISTORIAS DE LA VILLA DE ATIENZA (Pulsando aquí)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No se admitirán mensajes obscenos, insultantes, de tipo político o que afecten a terceras personas.