EL JUDAS EN LA HOGUERA
La quema del judas y la degustación del hornazo, ponen fin a la Semana Santa
Al igual que el entierro de la sardina pone fin al carnaval, la quema o manteo del judas o pelele durante, o después de la procesión del Encuentro, pone fin a la cuaresma.
Una Semana de Pasión con un calendario completo en cuanto a celebraciones y costumbres tradicionales en la provincia de Guadalajara, algunas de ellas ya en el olvido, sin duda por falta de personal que las mantenga.
La quema del Judas en la Semana Santa de Guadalajara
La quema del Judas en Guadalajara
Escribió Antonio Aragonés Subero, en su ya más que notorio trabajo: “Danzas, rondas y música popular en Guadalajara”, que la quema del judas es un símbolo religioso-cristiano de castigo al apóstol traidor, pero que su antecedente está basado en ancestrales ritos agrarios y fertilizantes: “Hay países en los que se quema simbólicamente al Año Viejo. En cuanto al origen racista que antecede al puramente religioso, tenemos que trasladarnos a la fiesta del Purim de los hebreros.”.
Aragonés Subero, al igual que José Sanz y Díaz o Sinforiano García Sanz, quizá de las personas que más estudiaron este rito y conocieron en lo mejor de su salsa, antes de que la emigración, el olvido y la recuperación posterior desvirtuase la tradición, nos dieron cuenta de que ya en la antigua Babilonia los niños hacían muñecos de madera en aquella fiesta, representando a Aman y los colgaban en los aleros de los tejados de las casas, terminando en la hoguera. Añadiendo: para los alcarreños, esta quema es el castigo al traidor, culpable de la crucifixión de Cristo.
En la actualidad, de no pocas poblaciones ha desaparecido la costumbre, motivada, como se indicaba, por la despoblación. En otras se ha mantenido, adaptándola a las circunstancias y, por supuesto, renovando ritos. Puesto que en algunas poblaciones el judas ni ardía en la hoguera ni era manteado, sino que desaparecía a tiro limpio de escopeta. Siendo, las poblaciones alcarreñas y campiñeras, por encima de las serranas y molinesas, en las que el judas se asomó a las plazas y en ellas se manteó, o ajustició, como Dios y la costumbre dio a entender.
En Cogolludo, donde se suele hacer más de uno, confeccionados en su día por las mozas, se colgaron de ventanales, aleros o garruchas para después juntarlos en la plaza, hacer con ellos burla, mantearlos y, al cabo, echarlos a la lumbre.
En Peralejos lo vistieron con ropas tomadas al descuido, antes de colgarlo del lugar más público y quemarlo al paso de la procesión con el Redentor; siendo similar el caso del judas de la cercana Peñalva de la Sierra, salvo que aquí los mozos solían reunirse la noche del Sábado de Gloria para ir calentando el ambiente, dándole alguna que otra pedrada una vez quedaba colgado de los olmos de la plaza, antes de que, a la mañana siguiente, fuese consumido por el fuego. Y más o menos, con similares modos se trató en Sacecorbo y El Olivar donde, en lugar de los mozos, los pedruscos eran arrojados con la chavalería.
En Palazuelos montaron el escenario del juicio en la plaza, donde se alzó la horca de la que colgaron al pelele para, en el transcurso de la procesión del Encuentro, al canto de: Por aquí viene Jesús, por aquí viene su Madre, pues hace que no se han visto, desde el viernes por la tarde… poner una cerilla a los pies del traidor que, visto y no visto, desaparece entre las llamas.
Historia de la Villa de Palazuelos (pulsando aquí)
Los Judas de Sigüenza
Uno por barrio, se llegaron a confeccionar en tiempo pasado. Su Cronista, don Juan Antonio Martínez, nos contó que: “son peleles que cuelgan de una soga, ahorcados de un alambre y prenden con gasolina, haciendo explotar su vientre cargado de cohetería. El principal de ellos, que se encarga el Mayordomo de la Cofradía de la Vera Cruz en preparar, se construye como un perfecto maniquí al que visten con ropas viejas y sombrero, y suelen acompañar de vendedora o cualquier otra compañía, así como de una enorme cuelga de cohetes en serpiente. Se realiza la quema de madrugada, una vez cantado el “Resurrexit”, y terminada la procesión del Encuentro con la Virgen de la Alegría o Procesión de la Torrendera o Torreznera, que viene de torrendos o torreznos, ya que da fin a los ayunos y abstinencias”.
Entonces arden y explotan los judas, envolviendo a la ciudad del Doncel en el olor y sonido a pólvora. Tras ello, el almuerzo de sardinas, de torreznos o chocolate…
Historia de Berninches
El testamento de Judas, y otros asuntos
A semejanza de otras festividades, hubo por nuestros pueblos quienes ajusticiaron al judas después de que este redactase su testamento por boca de los mozos, o quintos, encargados de leer aquellas últimas voluntades, tal y como sucedió en Fuentelahiguera. Testamento que relató los sucesos del año, como en otros términos se hiciese con las cartas carnavaleras. El del judas de Fuentelahiguera tenía lugar, previamente a que ardiese frente a la iglesia, tras la misa.
García Sanz también nos dio cuenta del escabroso detalle, conocido en otros festejos populares, de colocar como cabeza del judas un cántaro lleno de algún animalillo, tal que ratones que, al cascar la cabeza del traidor… E incluso nos cuenta que “en un pueblo hemos observado que el judas llevaba una pequeña bolsa y en ella unos cuantos vidrios, y cuando le pasean por el pueblo, montado en un burro, con varas hacen sonar estos vidrios diciendo es el dinero que cobró por su traición…”
En Navalpotro se colocaba en el campanario para ser volteado con el anuncio de la Resurrección al paso de la procesión. En Luzón se quema en la plaza Mayor en las últimas horas del sábado de Gloria. En Villar de Cobeta son los niños quienes confeccionan y vapulean su judas, y en Zarzuela de Jadraque, perdida la costumbre tras la emigración, no hace demasiados años que el ayuntamiento de la localidad con el fin de recuperarla, ideó un concurso de judas. En Milmarcos se "ahorcaba" del gran olmo que durante siglos presidió la plaza.
Escenas semejantes se vivieron en Berninches, donde montado en un burro era paseado por el pueblo para acabar en la hoguera. En Castilmimbre, donde se le añade un collar de huevos y se derriba a pedradas de la picota de la que cuelga, repartiéndose los huevos entre los chiquillos, al igual que se hacía en Bujalaro, donde se quemaba al paso de la procesión. En Barriopedro se colgaba de un lado a otro de la calle principal. En Valtablado del Río los mozos hacían su judas, y las Mozas del Cristo una judesa, que quemaban tras la procesión.
Son las últimas celebraciones de la Cuaresma, el triunfo sobre la muerte que todavía en algunas poblaciones tiene su remate festivo con la tradicional merienda del hornazo en Tendilla o en Yélamos de Abajo, donde los chiquillos acuden a las eras del Calvario a "rilar el huevo", rodar el huevo duro que contiene el bollo, regalo de la madrina, para que desprenda la cáscara.
De donde nos queda por resumir que cada pueblo festejó la Resurrección a su manera; si bien de ella, y del ajusticiamiento del judas o pelele, con el significado que en cada cual se le quiera dar, fue cosa de mozos, quintos y juventud, alma de fiesta en la inmensa mayoría de las celebraciones que podríamos considerar como de cariz un tanto irreverente. Sin que falten a las celebraciones, por supuesto, la limonada, o el zurracapote, los matambres, o la leche frita; los huevos guisados, la congria ni, claro está, la raspa del bacalao, a menos que se tenga indulto para comer carne. Que también la Cuaresma se vive en la cocina, en la mesa y en la copa, todo con moderación.
Tomás Gismera Velasco /Guadalajara en la memoria/ periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 5 de abril de 2023
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