jueves, octubre 11, 2018

MEMORIA DEL BACHILLER LUIS SÁNCHEZ, APÓSTOL DE LOS INDIOS DE POPAYÁN. Natural de Atienza, su obra fue similar a la de fray Bartolomé de las Casas


MEMORIA DEL BACHILLER LUIS SÁNCHEZ, APÓSTOL DE LOS INDIOS DE POPAYÁN.
Natural de Atienza, su obra fue similar a la de fray Bartolomé de las Casas


   La historia de Atienza nos ha dejado un sinfín de noticias históricas y, cómo no, un largo catálogo de personajes que salieron de ella para correr mundo y hacer historia.

   La figura de fray Bartolomé de las Casas, sin duda, ha eclipsado la labor de este y hombres que como él trabajaron por extender la cultura castellana, y la defensa de sus propias raíces, entre los pueblos indígenas, y trataron de que sus fueros e incluso su cultura, fuese respetada; personaje, Luis Sánchez, de quien no es mucho lo que conocemos al día de hoy y que sin duda estas líneas servirán para que comience a estudiarse su figura, al menos en el ámbito provincial. En Latinoamérica, donde desarrolló parte de su labor y terminaron sus días, pertenece a la historia de naciones como Colombia o Perú. Como defensor de los indígenas en unos tiempos en los que Castilla descubría nuevas tierras y utilizaba su mano, y su espada, acorde a los tiempos.



   Las primeras noticias que en Guadalajara se tienen sobre este hombre nos las da Juan Catalina García en su Bibliografía de Autores Alcarreños, si bien cuando el cronista escribe su nota los archivos no permitían, como lo hacen hoy, conocer más.

   Luis Sánchez era eclesiástico y fue autor de un “Memorial” que llegó al rey Felipe II, y movió los cimientos del reino. Residía, cuando escribió el Memorial, de forma transitoria, en Chillarón de Pareja (hoy Chillarón del Rey); estuvo en Popayán y fue uno de los clérigos que acompañaron a su obispo, Juan del Valle, o Juan Sánchez García como realmente se llamaba, a Colombia, como su secretario personal. Junto a Juan del Valle permaneció por espacio de catorce años, desde que fue consagrado obispo hasta que Del Valle falleció.

   A través de otra de sus obras, algo más extensa, también en defensa de los indígenas y escrita en Popayán, a su regreso a aquellas tierras, conocemos que Luis Sánchez era natural de Atienza, nuestra Atienza, en Castilla. Donde nació hacía 1506. Se trata de su obra “Espejo de Variedades”, una de las tres conocidas, ya que también dio a la imprenta dos más, “Acontecimientos notables” y “Razonamientos y embajadas”, de las que en las bibliotecas americanas se conserva una parte.

   No es únicamente en estas obras donde da cuenta de su naturaleza, también lo hace en las informaciones testificales en torno al obispo de Popayán.





   Es conocido que Luis Sánchez estudió filosofía y teología en Salamanca, de donde salió como Bachiller y en donde entabló la amistad que forjaría su futuro con Del Valle, quien fue su catedrático de filosofía, como nuestro paisano en sus obras reconoce.

   La diócesis de Popayán, en la que desarrolló su labor, había sido creada el 22 de agosto de 1546 por el papa Pablo III a petición del rey Carlos I, y allá llegó su primer obispo, Juan del Valle junto a sus asistentes y personal de compañía, haciendo entrada en la nueva diócesis en 1548. El Bachiller Luis Sánchez se declara en sus obras como: criado particular de su casa y servicio, todo el tiempo que fue obispo, desde que fue electo hasta que Dios le llamó…

   Juan del Valle llevaba una misión especial a aquella tierra: la de cristianizar e incluso poner coto a ciertos desmanes ya conocidos provocados por los españoles que allá marchaban; llevaba los nombramientos de Prelado y Protector de los Indios. Títulos que lo revestían de cierta autoridad ante los cargos civiles, y que hizo valer apenas llegado a aquellas tierras y fue tomado conocimiento de lo que ocurría. La historia de allá nos dice que “desarrolló la primera misión y ejerció la segunda junto a Luis Sánchez, para ser conocido como “otro Fray Bartolomé de las Casas o Juan de Zumárraga”.

   Y es que eran los tiempos en los que la voz de Fray Bartolomé comenzaba a dejarse oír, sin demasiado éxito, siendo no pocos los historiadores de la época que sitúan el posterior auge defensivo de los indígenas por parte de Fray Bartolomé, en la labor de nuestro paisano ante la Corte de Felipe II. Los tres se conocieron, manteniendo correspondencia. Entre los documentos que de las Casas dejó al morir fue hallada una de las cartas dirigida al Obispo de Popayán, en las que le hablaba de los medios para mejorar la vida de los indígenas.

   La labor desarrollada por Juan del Valle se vio ampliada por Luis Sánchez en numerosas fundaciones, entre ellas la primera escuela de Gramática en Cali, de la que Sánchez fue su primer profesor y en la que, un año después de su fundación, hacía 1550, se enseñaba música y teatro.

   No tardaron quienes allá habían marchado en busca de fortuna, en declararse enemigos de la labor de ambos, como se recogió en los memoriales al rey:

   Mientras esto ocurría en la gobernación, en España el Bachiller Luis Sánchez estaba obteniendo éxito en sus gestiones ante el Consejo de Indias a donde había sido enviado por el obispo a finales de 1554 para que informase personalmente de la situación…



   Efectivamente, Luis Sánchez había sido enviado a España con un memorial del Obispo que debía presentar al Rey, como lo hizo. Dicho memorial se conserva en el Archivo Histórico Nacional, fechado en 1555. Con anterioridad, el Obispo, a través de Sánchez, hizo llegar otro. Estos memoriales no hicieron sino incrementar el número de sus enemigos:

   En marzo de 1559 afirma el prelado que los gobernadores, justicias y encomenderos lo quieren mal y tienen por enemigo, tratando y diciendo mal de él y levantándole testimonios. Para proteger su vida y la de sus clérigos se vio obligado a rodearse de una guardia armada.

   Para entonces ya había regresado a Popayán nuestro paisano, recibió la correspondiente licencia el 13 de agosto de 1557. Encontrándose en esa fecha en Valladolid.

   La lucha de Juan del Valle por  la dignidad de los indios lo llevó a defender sus ideas en la propia Corte, a la que viajó en 1561 junto a Sánchez, decidiendo marchar a Roma para exponer sus quejas ante el propio Papa, falleciendo en Francia, mientras viajaba.

   Nuestro Bachiller regresó a España, marchando al lugar ya conocido del actual Chillarón del Rey, desde donde continuó su lucha: Mi buen amo el obispo de Popayán murió con este pío de que se supiese la verdad de lo que en Las Indias pasa y se remediase… Nos dice Sánchez en esa obra que ha traspasado el paso del tiempo, y que lo ha hecho figurar en la historia. Su ya dicho Memorial, dirigido al Rey a través de Espinosa, en 1566. Espinosa no era otro que el Cardenal Diego de Espinosa, entonces, además de Presidente del Consejo de Castilla, Inquisidor General; poco después sería Obispo de Sigüenza.

   La extensión del memorial hace a nuestro paisano concluirlo con un: V.S. me perdone si he sido largo, que no convenía con persona tan ocupada; la cualidad del negocio me disculpa y habérmelo mandado V.S.

   Lentamente, como suele suceder, las cosas comenzaron a cambiar, tras la llegada de Juan de Ovando, con órdenes del rey.







   El Bachiller Luis Sánchez regresó a Popayán a finales de la década de 1560, falleciendo en aquella tierra, sin que se conozca con precisión la fecha. Allí su nombre es historia. Como la de tantos hombres más que dedicaron su vida a sus semejantes, al otro lado del mar.

   Memoria viva de un personaje que, en estos días en los que se rememora el descubrimiento de América, da cuenta de que no todos los que fueron lo hicieron en busca de fortuna. También hubo quienes fueron a dar lo que tenían: su mano, su vida, su cultura…


Tomás Gismera Velasco
Guadalajara en la Memoria
Periódico Nueva Alcarria

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