JULIÁN HUALDE,
EL BANDIDO DE SALMERÓN
Facciosos, salteadores y bandoleros en tierras de
Atienza y Guadalajara
Tomás
Gismera Velasco
De Salmerón salió Julián Hualde a recorrer
los pueblos de Guadalajara en nombre del pretendiente don Carlos, como tantos
facciosos más, a tiro de trabuco, reclamando contribuciones y saqueando los
pueblos que se negaban a entregar voluntariamente lo solicitado.
Al poco de estallar la guerra carlista
Hualde se echó al monte, uniéndose a la partida del cura Balmaseda, con quien
recorrió media España antes de entrar en Guadalajara, principiando ya el año
1839.
Aquel verano, enviado por Balmaseda, arrasó
El Recuenco y entró en Villanueva de Alcorón con su partida, de cuyos actos
dieron cuenta las noticias oficiales:
…al momento de su llegada, la una de la
noche, circunvalaron la población, presentándose a recibirlos el cura párroco y
el abogado don Antonio Ruiz, el primero gritando Viva Carlos V. Era llegado el
caso de que cada cual tomase su modo de vivir, y él tomaba el suyo para
defender al rey y vengarse de este pueblo liberal amante de Isabel II. Denunció
las casas de los patriotas, los hermanos don Guillermo y don Florentino
Martínez, y otras que fueron registradas,
maltratando a los criados porque no hallaban a sus amos
para saciar su feroz
venganza,
fueron a buscarlos a los montes, y siendo infructuosas cuantas pesquisas
efectuaron se llevaron por instrucciones del cura que se marchó con ellos, al
alcalde constitucional, al escribano del ayuntamiento don Felipe del Amo, dos
hermanas de este casadas, porque no se presentaban sus maridos y toda la vacada
con reses de labor sin dejar una, quedando estos habitantes en la mayor miseria
sin poder cultivar sus tierras e imposibilidad de hacer la recolección de
frutos a su tiempo, teniendo que expatriarse a Madrid las casas que más socorrían
a la clase menesterosa.
Lo más escandaloso y digno de llamar la
atención es que la esposa del referido abogado dos días después se marcha a
Cantavieja en busca del señor cura para vengarse a su sabor de los liberales y
por allá se está. Si el Gobierno de S. M. no echa una mirada de protección
sobre este desgraciado país, usando de represalias, llevándose a Guadalajara al
abogado y los padres de los hijos, y en todo este país se aumentará la facción…
Una de sus más sonadas correrías en solitario la cometería en
Alcocer, pueblo castigado en varias ocasiones, en el mes de octubre de 1839,
allí sorprendió a la población de madrugada, entrando en compañía de su
partida, compuesta entonces por unos cuarenta hombres:
…estuvieron ocho horas pidiendo las
contribuciones, el diezmo, tinajas y conminando con pena de la vida si no lo
obedecían…
Después se retiró con los suyos a
Beteta, donde se reunían los facciosos, y desde donde se conocieron algunas
noticias suyas en Madrid, por el mes de mayo del año 1940:
Hace algunos días que corre la voz de que
han llegado a esta corte algunos emisarios de la facción que ocupa a Beteta y
entre ellos parece ha venido la mujer del cabecilla Julián Hualde, capitán del
escuadrón faccioso titulado de Toledo.
La venida de estos emisarios, y
particularmente la mujer del referido cabecilla, tiene por objeto el solicitar
el indulto para algunos corifeos de la facción de Beteta, entre los que se
halla el citado Hualde.
Para que ninguna autoridad ante quien se
presenten sea sorprendida, y no ignore la vida de Hualde, haré una ligera
reseña de ella, primeramente estuvo el cabecilla Hualde con Perdiz, a quien
robó, marchándose a Aragón. Desde entonces ha cometido los mayores atropellos y
atrocidades.
El fue quien en 9 de mayo del año pasado,
yendo con Cabrera, incitó a este a que fusilara a 13 sujetos de Salmerón.
Provincia de Guadalajara, pueblo de donde es natural, no habiendo tenido efecto
el fusilamiento mediante haberse convenido la entrega de una suma de dinero muy
crecida. El ladrón Hualde fue el que en unión con Balmaseda sorprendió el
pueblo de Valdeolivas habiéndose llevado presos a ochenta y tantos nacionales
de dicho pueblo, la mayor parte de los cuales han perecido en los calabozos de
Horcajo y Benifosá. También se llevó otros sesenta y tantos de Gascueña, los
que todavía no han vuelto sino en pequeño número, habiendo perecido la mayor
parte. El fusiló al alcalde de Priego, al médico y boticario de Sacedón y
finalmente ha robado escandalosamente en la Alcarria cuya ruina ha sido total.
¿Y se querrá que a tal monstruo se le
indulte? ¿Y habrá gobierno que lo consienta? Mucho lo temo, visto lo que
diariamente sucede.
Parece que fue ejecutado en algún lugar de
la serranía entre Cuenca y Guadalajara.