ATIENZA: CORREGIMIENTO DE CAPA Y ESPADA
Tomás
Gismera Velasco
Atienza, desde que los Reyes Católicos los generalizasen, fue un
Corregimiento de Capa y Espada, uno de los treinta y tantos que hubo en los
reinos de España. El de Atienza, de 3ª clase, donde en la mayoría de los casos
eran enviados corregidores bisoños para que aprendiesen el empleo y tras los
dos o tres años de mandato pasasen a ocupar uno nuevo, de mayor prosapia, o un
cargo en la Corte de más elevada altura.
Atienza comenzó a tener Corregidor nombrado por los reyes a finales del
siglo XV, uniéndose al corregimiento de Molina de Aragón a partir de 1509, que
tampoco en esto se pone la historia de acuerdo, si bien es cierto que para ese
año el mismo Corregidor que ostentaba el cargo en Atienza, lo ostentaba en
Molina, con visitas y residencias alternativas entre ambas localidades.
La lista de corregidores que pasaron por Atienza, y en consecuencia por
Molina de Aragón, hasta la desaparición del cargo avanzado el siglo XIX,
teniendo en cuenta la limitación en el tiempo del oficio es larga, trataremos
de dar algunos nombres:
En 1489 era Corregidor Don García de Cotes, vecino de la villa de
Olmedo, en Valladolid, quien ya venía con parte del cargo aprendido, pues en
1483 era alcaide de Medina del Campo. García de Cotes fue privado de la reina
Isabel, y después de su paso por Atienza regresó a la tierra vallisoletana para
ser Corregidor de Olmedo, donde a su fallecimiento recibió sepultura, junto a
su esposa, Catalina Rodríguez Becerra. Con anterioridad a su muerte, y tras ser
Corregidor de Atienza y Olmedo, lo fue de la ciudad de Burgos.
Si las cuentas históricas no nos fallan, fue quien más tiempo duró en el
cargo, ya que le fue renovado en varias ocasiones, sustituyendo a don Diego de Avellaneda y Sesé.
En 1509, al unirse los dos corregimientos, Molina y Atienza, ocupó el
cargo Alvaro del Espinar, conocido
como “el Licenciado Espinar”, quien
desempeñaría el cargo entre ese 1509 y 1512.
Fue el primero de la larga
relación de ellos, llegando hasta el siglo XIX, de los nombrados por la Corona al
ser designada Atienza como Corregimiento de Capa y Espada.
Hasta la llegada de Alvaro
del Espinar fueron los condes de Cifuentes los encargados de nombrar al
personaje, uniéndose a partir de entonces Atienza al corregimiento de Molina de
Aragón y compartiendo ambas localidades Corregidor.
Tras ocupar el
corregimiento de capa y espada, o de letras, de Atienza, fue nombrado Juez de
Residencia de Oviedo y más tarde Corregidor de Guipúzcoa.
El año 1516 trajo como Corregidor a Don Antonio Criado, con un suelo anual de 45.000 maravedíes, más dos
mil de ayuda y ciento ochenta fanegas de pan (trigo); en 1525 teníamos a Don Antonio de Cabrera; en 1533 a Don Diego de Molina, quien fue igualmente
justicia mayor de Cifuentes; en 1545 a Don Rodrigo
Manrique; en 1558 a Don Juan de
Argüello Carvajal; en 1566 a Don Pedro
de Prado.
Don Francisco Avendaño y de la
Lama fue Corregidor de Atienza a partir de 1571. Era (nos dicen sus
biógrafos), familia por línea materna de Gabriel Hernández de la Lama, Señor de
Villovela y Lastras de Lama, cuyo señorío vincular, sin haber salido de la
propia familia, perteneció a Eugenia de Guzmán, emperatriz que de los franceses
por su marido Napoleón III.
Casado el regidor Avendaño con una sobrina suya, nieta del Bachiller
Alonso de Guadalajara, sirvió fielmente a los capitanes comuneros en las
guerras de las comunidades, procurando calmar las pasiones y apaciguar los
tumultos consiguientes al estado de febril agitación en que se hallaban los
pueblos.
Francisco de Avendaño, sirvió después a las órdenes del emperador y le
acompañó en las jornadas de Italia, de Alemania y de Argel por cuyos servicios
fue recompensado después con el cargo de Corregidor de Molina, de Atienza y
posteriormente de Badajoz.
En 1595 a don Alonso de Luzón,
Señor de la Casa de Luzón. Había nacido en Madrid en 1546, en la parroquia de
Santiago, hijo del comendador Francisco de Luzón y de doña María de Castilla y
Guzmán.
En 1569 asistió como capitán a la rebelión de los moriscos de Granada y
más tarde sirvió, también como capitán, en Nápoles, junto a don Juan de
Austria. Y tras muchos servicios por Italia, Francia e Inglaterra, sirviendo a
Felipe II, regresó a España en ese año de 1595, se casó con María de Guzmán y
fue nombrado, entre otras cosas, Corregidor de Atienza. Murió en Madrid, hacía
1620.
Años después, hacía 1625 teníamos a un don Alonso Hurtado, y en 1631 a don Juan González de Salazar, que ya lo había sido de del Valle de
Orozko, en Vizcaya.
El siglo XVIII traerá hasta Atienza a toda una serie de futuros grandes
personajes en la política de los reinos, pues los anteriores, en la mayoría de
los casos, no eran sino hijos de hidalgos que comenzaban a medrar en aquello
del poder. Nombres en la mayoría de los casos unidos a la herencia del apellido
Antonio Pérez de Goiburu
desempeño en Atienza, a partir de 1700, diferentes cargos, desde el de Alcalde
Mayor, al de Corregidor.
Fue abogado de los Reales Consejos, Corregidor también de Guadalajara, y
probablemente desempeñó cargos de importancia en su natal Cogolludo, puesto que
allí había nacido en 1666.
Tras su paso por Atienza fue nombrado Corregidor de Borja, cuando ya
contaba la nada despreciable edad de 76 años. También lo fue de Albarracín.
Otro de los personajes que pasaron por el corregimiento de Atienza, y
cuya carrera se extendió en el tiempo, fue Don Sebastián de Eusa y Torreblanca, natural de Tafalla y quien
terminaría sus días en el Consejo de Navarra. Para llegar hasta él tenía la
experiencia de haber pasado por Atienza, y posteriormente Becerril, Soria y
Madrid, en donde fue teniente de Corregidor.
En 1737 el Corregidor era Don Vasco
de Parada, a quien reemplazó en el cargo Don Juan Manuel de Ortega.
Para 1750 teníamos a otro gran personaje: Don Manuel de Prado Castellanos, de quien dicen sus biógrafos:
Encontramos su nombre al frente de las alcaldías mayores de Guadix-Baza, Jerez
de la Frontera, Segovia y de los corregimientos de Vivero, considerado uno de
los más pobres de la carrera, Requena, Molina-Atienza y Tordesillas, último que
desempeñó entre 1753 y 1756, antes de ser nombrado para el de Borja. Don Antonio de la Azuela y Velasco parece
ser que fue su sustituto. Un Vizcaíno de Somorrostro, que se afincó finalmente
en Molina.
Joseph Vázquez de Araújo fue
nombrado Corregidor de Atienza en el mes de octubre de 1786, cargo que
desempeñó hasta 1788
Hermano de Bernardino Collado, fue Timoteo Collado, quien también
desempeñó el cargo de Corregidor de Atienza, Timoteo Collado era igualmente
natura de la localidad sevillana de Baza, algo más pequeño que Bernardino,
estudiando al igual que su hermano la carrera de leyes en la Universidad de
Sevilla, de la que salió abogado, siéndolo de los Reales Consejos, título que le
fue conferido en 1782. Fue nombrado
Corregidor de Atienza en 1788. Tras su
paso por Atienza fue nombrado Corregidor de Villena. Sustituyó su hermano
Bernardino Collado.
En 1797 era Asesor de la
Real Audiencia de Murcia, ciudad en la que desempeñó el resto de su carrera y
en la que con toda probabilidad falleció.
Le sustituyó en el cargo Juan
Agustín de Suinaga. Originario de Navarra, y protegido del duque de Hijar,
se licenció en leyes en Zaragoza, donde desempeñaría la mayor parte de su
carrera, obteniendo otros nombramientos de la mano del propio duque,
entre ellos los de Alcalde Mayor de Belchite.
Ejerció la abogacía en
Zaragoza, de cuya Audiencia fue abogado de presos y pobres. Siendo Decano de
los abogados de aquella ciudad en 1777, desempeñando otros cargos en aquel
consejo, entre los que estuvieron los de Tesorero, Secretario y Vocal.
Tras su paso por Atienza fue nombrado
Corregidor de Toro (Zamora), y más tarde de Barcelona, desde donde regresó a
Zaragoza.
En el mes de agosto de 1798 se designó Corregidor de Atienza al abogado
de los Reales Consejos y de la Audiencia de Oviedo, Francisco de la Sala Valdés, cargo que ocuparía hasta el verano del
año 1800.
Nació en Gijón dentro de
una familia de la vieja nobleza asturiana, si bien procedente de Cataluña, pero
asentada en el principado al menos desde el siglo XV.
Estudio leyes en Oviedo,
doctorándose en ellas, alcanzando altos puestos en la política administrativa
de la provincia, hasta llegar a ser Abogado de los Reales Consejos y de la
Audiencia de Oviedo, elevando en 1794 una relación de méritos a Su Majestad,
con el fin de conseguir mayores nombramientos.
Fue designado Corregidor de
la Villa de Atienza en el mes de agosto de 1798, cargo que desempeñaría hasta
el año 1800. El cargo lo había tomado de Joseph
Omulryan, cuando este dejó el de Atienza para marchar al de Yepes.
En 1807 fue nombrado Corregidor el madrileño Juan José Rodríguez de Valdeosera, quien permaneció en el cargo
hasta el final de la Guerra de la Independencia, pues a pesar de haber pedido
su relevo fue confirmado en el cargo por el rey José Bonaparte el 7 de julo de
1809. Con anterioridad a la petición ya le servía como Capitán a Guerra,
habiendo desempeñado hasta entonces diversos cargos, y habiendo hecho solicitud
de otros al rey por los méritos contraídos hasta entonces en acciones de
combate.
En realidad su nombre completo fue el de Juan José Rodríguez González de
Valdeosera. Su primera solicitud fue la de ser nombrado para una plaza de
alcalde mayor de la real audiencia de Asturias a finales del año 1808, cargo
que al parecer no le fue concedido y en su lugar fue renovado en el cargo del
corregimiento de Atienza, en el que permaneció durante los años de dominación
francesa.
Con posterioridad fue Juez
de Primera Instancia de la Villa y Corte de Madrid y ministro togado de la
Audiencia de Zaragoza. Concluyó sus días como magistrado de la Audiencia de
Madrid, en 1847.
Don Juan Antonio Vergara,
Bachiller en Derecho Civil y Canónico por la Universidad de Alcalá, nacido en
el alcarreño pueblo de Poyos en 1769, tras pasar por unos cuantos cargos en la
administración del reino tomó posesión del corregimiento de Atienza el 31 de
diciembre de 1815, sustituyendo a don José
Romero y Torres.
Francisco Saturio de la Puerta,
probablemente natural de Valladolid, fue abogado de los Reales Consejos,
pasando desde su cargo a diferentes audiencias, la de Valladolid entre ellas,
obteniendo nombramientos en aquella provincia, como Alcalde Mayor, así como
cabeza administrativa de algunos mayorazgos.
Tenido por
afrancesado durante la Guerra de la Independencia, fue nombrado Corregidor de
la Villa de Atienza en 1826, con anterioridad fue Alcalde Mayor de Villabrágima
(Valladolid), desde donde en 1809 se puso al servicio de José Napoleón I.
Tras dejar el Corregimiento
de Atienza regresó a tierras de Valladolid, donde desempeñó diferentes cargos,
siempre ligados a la administración. Falleció en torno a 1834.
Le sucedió José Carrascal y
Rivera, abogado de los Reales Consejos, quien fue con anterioridad
Corregidor de Fuentidueña, en la provincia de Madrid, y uno, de los últimos corregidores
que pisaron Atienza, y entre ambos tuvimos a Manuel Gordo Vidal,
Una página poco estudiada de la historia de Atienza, aquí dejamos tan
solo un ramillete de nombres, y que sin lugar a dudas, dará para mucho.