CALLES
DE ATIENZA
CALLE DE LAYNA SERRANO
Tomás Gismera Velasco
CALLE
DE FRANCISCO LAYNA SERRANO
Francisco Layna Serrano fue uno de esos personajes irrepetibles en la
provincia de Guadalajara, con sus luces y sombras, por supuesto, como todo
personaje irrepetible de la provincia de Guadalajara. Probablemente, eliminando
de los buscadores oficiales a gerifaltes gubernamentales, la iglesia y el rey,
sea el hombre, nacido en la provincia, que mayor número de calles tiene
dedicadas en cualquier pueblo de la provincia de Guadalajara.
También, por supuesto, tiene calle en Atienza. Se rotuló e inauguró el
24 de mayo de 1946, como uno más de los actos con los que Atienza homenajeaba a
Francisco Layna Serrano, al que en la ocasión, y con motivo de haber publicado
el libro “La Historia de la Villa de Atienza”, junto con alguna que otra
publicación en torno a la Caballada, iglesias y arte, se le nombraba “Hijo
Adoptivo de la Villa”, y descubría su placa que ponía nombre a esta calle.
Digno de alabarse en esta ocasión el Ayuntamiento de Atienza, pues como se
suele decir: “los homenajes, en vida”.
Acto oficial de la inauguración de la Calle Francisco Layna Serrano en 1946. Francisco Layna se encuentra en el balcón de la izquierda. |
El nombre de Francisco Layna Serrano, dando nombre a esta calle venía a
sustituir el anterior de “Calle del Águila”. Hay alguna que otra controversia
al respecto, y ni siquiera se podría saber con absoluta certeza si este nombre
“Águila”, se encuentra oficialmente en el callejero municipal, a pesar de que
con ese nombre figura en muchos registros censales, al menos desde mediados del
siglo XIX. Los Águila fueron una familia judeo-conversa de Atienza, con
importantes negocios. Algo que también puede ponerse en entredicho, pero que
algunas historias así lo cuentan.
El nombre de Águila venía a sustituir a otro anterior, Calle Mayor, en
sustitución de la anterior calle Mayor, cuando la villa se fue expandiendo y a
través de esta se llegaba a los portillos o postigos, que también, por algún
tiempo, se conoció como “la calle del Postigo”, y también, porque por ella se
accedía a la picota, “la calle de la amargura”, amargura para los condenados o
penados que iban a purgar sus culpas al rollo, o la picota.
En la actualidad la calle, que anteriormente concluía en el Arco o
Postigo de la Virgen, se prolonga hasta el cruce de la actual calle Real o
Mayor, atravesando la Plaza de Mecenas, y concluyendo frente a la fuente “del
tío Vitoriano”.
En la calle, junto a lo que hoy ya no es “grupo escolar Pardo Gayoso”,
pero que lo fue, se encontraron las casas palaciegas de la familia Medrano
Bravo de Laguna, especialmente las de doña Catalina de Medrano y don Hernando
de Rojas Sandoval, y en la calle hubo algún que otro comercio. De referencia
provincial fue el de hilados y tejidos de la familia Castel, o Castell, que
cerró sus puertas allá por la mitad del siglo XX. Su historia comenzaba cien
años atrás.