APUNTES SOBRE EL CALENDARIO FESTIVO TRADICIONAL EN ATIENZA Y NOTICIAS
SOBRE SUS CELEBRACIONES.
Por Tomás Gismera Velasco.
(Escritor, etnógrafo).
Revista de Etnología
Diputación Provincial
Guadalajara
RESUMEN:
A través de este trabajo se trata de llegar
a una aproximación de lo que fueron las diversas festividades tradicionales,
gremiales, locales, etc., en su mayoría desaparecidas, que se celebraron en la
villa de Atienza.
SUMMARY:
Across this work it is a question of coming to an approximation from
what they were the diverse traditional, trade-union, local festivities, etc.,
in the main eliminated, that were celebrated in Atienza's villa.
LA VILLA DE ATIENZA.
Atienza fue, desde la época de la reconquista,
un importante centro comarcal, en continuo crecimiento hasta mediados del siglo
XV, cuando comienza una decadencia que la acompaña hasta nuestros días. No
obstante, a pesar de la disminución en el número de sus habitantes, mantendrá
hasta mediados del siglo XX una relevancia especial en el entorno en el que se
emplaza, el norte de la provincia de Guadalajara.
Es, hasta que el éxodo migratorio de la
década de 1960 comienza a mermar la vida en los pueblos del entorno, el lugar
de referencia para aquellos, no solo en el aspecto comercial, laboral o
administrativo, también en el festivo.
Las fiestas de Atienza son un referente para
la zona por la villa influenciada, del mismo modo que lo son para los propios
habitantes.
Su calendario festivo, reducido al día de
hoy a tres o cuatro festividades, fue rico, tanto en sus expresiones religiosas
como culturales o folclóricas.
A través de este trabajo pretendemos dejar
reseña de las que se celebraron y nos llegó algún tipo de reseña.
INTRODUCCIÓN A LA FIESTA.
No se podría entender la cultura de los
pueblos sin la expresión lúdica, del mismo modo que tampoco podría entenderse
que un pueblo dedicado a oficios agrícolas y ganaderos, pendiente durante la
mayor parte del año de los cielos, no tuviese su recreo al menos durante unos
días en los que el solaz y la diversión sustituya a la incertidumbre de la
climatología.
Hay autores que al hablar de las fiestas en
España consideran que estas florecen en cualquier rincón y hasta consideran
elevado su número. Puede que esta afirmación sea cierta, sin embargo esta
proliferación festiva va unida a la propia antigüedad de la población; a sus
mas remotos orígenes culturales y consecuentemente a un cruce de culturas que,
a lo largo de los siglos, han asimilado ritos considerados ancestrales con
otros nuevos, o manifestaciones nuevas nacidas en capitales o civilizaciones
mas elitistas en las que se unen religión con actividad social y civil; cultura
clásica con moderna; tradición y confraternización de pueblos con creencias y
hábitos exclusivos.
La fiesta propiamente dicha, y desde los
tiempos mas remotos, se ha ido convirtiendo en una manifestación social en la
que de una u otra manera participa todo o parte del pueblo, en cada uno de sus
actos, ya sea la individual celebración del patrono local, la conmemoración de
un acto, o la simple reunión familiar o social.
Fiesta es igualmente el conjunto de
celebraciones religiosas o profanas con las que se celebran fechas señaladas
específicamente dentro de la comunidad: las llamadas fiestas mayores, a las que
se da especial significado en la propia cultura urbana que, dentro de las
poblaciones respectivas, se realizan en honor del patrón de la población; en
memoria de determinados sucesos históricos locales, o bien dedicados a la
exaltación de un aspecto relevante de sus costumbres o tradiciones; si bien en
la mayor parte de los casos suelen estar revestidas de un carácter o
significación religiosa.
La celebración de las fiestas preside
igualmente toda una serie de ritos que les dan expresión, marcándolas con un
sello propio: actos religiosos de especial solemnidad; excesos gastronómicos;
cierto despilfarro monetario; abundancia de verbenas, bailes, juegos,
espectáculos, representaciones y ofrendas al pueblo o al patrón; ya sean en
especie, florales o monetarias en sus distintas facetas: como simple puja por
llevar las andas; en efectivo agradeciendo un favor; solicitándolo o tratando
de expresar una prosperidad económica lejos de la tierra original de la que
desean que los propios vecinos sean partícipes. Mostrándoles esa pujanza en
forma de obsequios o costeando alguna de las diversas actividades de estos días
de solaz.
Las celebraciones se diversifican a lo largo
del año, en su mayor parte en fechas de especial significación; ajustándose a
un ritmo temporal que quiere ser al propio tiempo inicio de una nueva etapa. La
conexión entre la fiesta y estos ciclos naturales encuentra su procedencia en
los rituales humanos desde la época prehistórica, ya sea para conjurar los
malos tiempos, procurar la bonanza de las fuerzas de la naturaleza o simplemente
celebrar el encuentro o la recolección.
El ciclo festivo en Atienza comienza tras un
breve paréntesis que deja atrás los días dedicados a la Natividad, es entonces
cuando comienzan las fiestas dedicadas a ensalzar más abiertamente la función
del mundo rural. San Antón, patrono de los animales con actos tradicionales y
las consiguientes bendiciones. San Blas y Santa Agueda, ya en pleno carnaval. Conversión
de San Pedro, Candelaria, San Sebastian, etc., para centrarse finalmente en
unos días carnavalescos, celebrados de forma lúdica con profusión de disfraces
y cierto pragmatismo de origen medieval, con sucesivos enfrentamientos entre
las fuerzas de la naturaleza, del bien y del mal, en una apoteosis de fiesta y
exceso antes del inicio de la cuaresma; cerrándose este ciclo con la Semana Santa,
que adquiere un toque de especial dramatismo en gestos y figuras procesionales,
festivo en la gastronomía y lúdico en el momento final, marcado por la Resurrección.
En el último día de abril y primero de mayo
tienen lugar ancestrales ritos relacionados con la primavera; ritos que a veces
se prolongan durante los días siguientes coincidiendo con los días festivos,
son los cantos de los mayos, las rondas, la plantación del árbol ritual
adaptado en ocasiones a otras festividades etc., añadiéndose la Vera Cruz, o
Cruz de Mayo, el día 3; San Isidro, y todo un rosario de celebraciones marianas,
y por supuesto el señalado y especial día del Corpus.
El solsticio de verano y la celebración de
San Juan con el triunfo del sol sobre las tinieblas, fuego y agua, inicia una
nueva época plena de actividad en el calendario, señalada por la labor
purificadora de la hoguera, en otros tiempos esta época alcanzó su máxima
expresión con el encuentro familiar, la proximidad de la cosecha, el retorno de
los pastores y, por supuesto, de todas las celebraciones alusivas a este
periodo: San Antonio, San Pedro, San Cristóbal, Virgen del Carmen, Santiago,
Santa Ana, Asunción, San Roque, San Bartolomé,
y las fiestas mayores o patronales, haciéndose coincidir generalmente con la recolección,
inicio o final, y con elementos comunes a todas ellas, toros, bailes, verbenas,
etc.
San Mateo y San Miguel cierran el ciclo
estival para dar paso a uno nuevo, otoño, caracterizado por el recogimiento en torno
al hogar, periodo en el que las festividades, salvo las del Pilar, Difuntos,
San Martín, San Andrés y la Inmaculada, son contados.
De este preámbulo hemos de sacar la
conclusión de que trabajo, ocio y fiestas religiosas van engranados dentro del
año cristiano, constituido como ya se dijo sobre la base de que la vida del
creyente debe modelarse teniendo siempre presente la imagen de Cristo, aun
cuando ya Alfonso X, en las Siete Partidas, hace definición y ordenamiento del
panorama festivo:
“Fiesta tanto quiere decir como día honrado,
aunque los cristianos deben oír las otras y hacer y decir cosas que sean en
alabanza y servicio de Dios y a honra del santo en cuyo nombre se hacen.
La primera es aquella que manda la santa
iglesia guardar a honor de Dios y de los santos, así como los domingos y las
fiestas de Nuestro Señor Jesucristo y de Santa María y de los Apóstoles y de
todos los santos y de las santas.
La segunda la que mandan guardar los emperadores
y reyes en conmemoración de su muerte o nacimiento, de su coronación o
matrimonio, de la victoria en una batalla o la conquista de una ciudad.
La tercera es la llamada de ferias”.
En Atienza, como en tantos otros pueblos, de
la comarca, provincia o región, la fiesta era una parte importante en la vida
cotidiana.
Hoy en la mayor parte de los lugares la
fiesta se ha reducido a contadas festividades, pero en aquellos tiempos en los
que la herencia cultural estaba asimilada a los fenómenos de la naturaleza, y
por supuesto al santoral, era preciso estar a bien con esas fuerzas naturales y
con ese santoral, y nada mejor que dedicar un día a la exaltación de los
valores de la tierra para recibir de ella el correspondiente agradecimiento, en
forma de buenos frutos y de mejores cosechas.
Como herencia medieval, cada gremio tenía su
patrón a quien honrar y por supuesto su cofradía.
Agricultores, ganaderos, zapateros o
carpinteros y, cómo no el pueblo, tenían sus patronos; los barrios sus fiestas
propias y cada estación del año su celebración particular.
CALENDARIO DE CELEBRACIONES.
ENERO.
Día 1. Año Nuevo.
Día 5. Víspera de Reyes.
Día 6. Adoración de los Reyes.
Día 17. San Antonio Abad.
Día 20. San Sebastián.
FEBRERO.
Día 2. Nuestra Señora de la
Candelaria y la Purificación.
Día 3. San Blas.
Día 5. Santa Agueda.
Fecha variable. Jueves Lardero.
Carnavales.
Domingo de Piñata.
MARZO.
Día 19. San José. Ferias de
ganados.
Fecha variable, (entre mediados
de marzo y comienzos de abril). Nuestra Señora de los Dolores. Patrona de la
Villa.
Domingo de Ramos.
Jueves Santo.
Viernes Santo.
Domingo de Pascua de Resurrección.
MAYO.
Día 1. San José Artesano.
Día 3. La Invención de la Santa Cruz.
Día 5. Las Santas Espinas.
Día 15. San Isidro.
Día 22. Santa Quiteria.
Fecha variable, (entre mediados
de mayo y mediados de junio). Domingo de Pentecostés.
Domingo de Trinidad.
Corpus Cristi.
JUNIO.
Día 3. Sagrado Corazón de Jesús.
Día 13. San Antonio de Padua.
Día 24. San Juan.
Día 29. San Pedro y San Pablo.
JULIO.
Día 10. San Cristóbal.
Día 16. Virgen del Carmen.
Día 25. Santiago Apóstol.
Día 26. San Joaquín y Santa
Ana.
AGOSTO.
Día 16. San Roque.
Día 24.San Bartolomé.
SEPTIEMBRE.
Día 1. San Gil.
Días 13, 14, 15 y 16. Fiestas
patronales en honor al Santo Cristo de Atienza.
Día 24. Nuestra Señora de las
Mercedes.
OCTUBRE.
Día 7. Nuestra Señora del Rosario.
Día 12. Nuestra Señora del
Pilar.
Día 16. Santa Margarita María
de Alacoque.
Día 18. San Lucas Evangelista.
NOVIEMBRE.
Día 1. Festividad de Todos los Santos.
Día 2. Fieles Difuntos.
Día 27. Virgen de la Medalla
Milagrosa.
DICIEMBRE.
Día 8. Inmaculada Concepción.
Día 13. Santa Lucía.
Día 24. Nochebuena.
Día 25. Navidad.
Día 28. Santos Inocentes.
Día 31. Noche Vieja.
NOTICIAS SOBRE LAS CELEBRACIONES.
MES DE ENERO.
Día 5. Víspera de Reyes. No fue celebrada de
una manera especial, salvo el significado que para el mundo infantil tenía la
fecha; hasta que a comienzos de la década de 1960 la juventud del pueblo, impulsada
por los sacerdotes de la villa y con la colaboración del pueblo, comenzaron a
preparar y dar vida a un Belén viviente, representando un Nacimiento en la
plaza de San Juan del Mercado, que en esa noche adquiría un ambiente especial,
con personas, niños y grandes actuando como pastores; hasta que aparecía la
comitiva de los tres Reyes Magos que, procedentes del castillo, y tras recorrer
las calles de la villa, entraban en la plaza y procedían a la adoración y,
posteriormente, retornando a recorrer las calles, a la entrega de obsequios y
regalos a la chiquillería.
En esta representación, al día de hoy
prácticamente simbólica, llegaron a participar más de cien figurantes, y no
menor fue el número a animales, caballos, mulos, asnos, ovejas y aves, que se
añadían a la representación.
Cabe destacar que todos los chiquillos del
pueblo recibían en ese día un obsequio por parte de los organizadores, y tras
hacer para ese cometido una cuestación voluntaria en la villa.
Día 6. Adoración de los Reyes. Se celebraba
con Misa Mayor y posterior adoración del Niño.
Día 17. San Antonio Abad, o San Antón. Festividad de la Cofradía de
San Antonio Abad, y patrón de los animales. (Sobre este festejo ver: Tomás
Gismera Velasco, “San Antón y San Roque, el cochino y el boto, en el folclore
atencino. Cuadernos de Etnología, nº 39).
Era el día en el que se rifaba el famoso
"cochino de San Antón", un cochino adquirido por la Cofradía y
engordado para la festividad por el mandadero de la misma y el pueblo en
general. En los días previos a la fiesta, paseando el cochino engalanado con
lazos y campanillas, la Cofradía vendía las papeletas de la rifa puerta a
puerta, hasta que al término de la función se rifaba a las puertas de la
iglesia de la Santísima Trinidad. La tradición del cochino se remonta a la baja
Edad Media, cuando se trataba de distinguirse a través del cumplimiento de los
preceptos religiosos, o de los iconos a ellos añadidos, quienes eran cristianos
y quienes musulmanes.
Durante la misa se procedía a la bendición
de pan, grano y sal destinado a los animales, en este día, fiesta para los
animales de labor, no se les hacía trabajar.
La bendición de pan, grano o sal tenía como
fin el prevenir cualquier enfermedad que les pudiera afectar, puesto que tras la
misa se les ponía en la comida.
Esa noche quienes componían la Junta de
Gobierno de la Hermandad se reunían a cenar en la casa del Priostre, los
miembros de la Junta y sus mujeres. La cena siempre la misma judías coloradas,
cordero estofado, pan y vino.
Al día siguiente se decía la misa de
difuntos y se nombraba nuevo Priostre, acudiendo después a dar la enhorabuena a
la casa correspondiente, donde eran obsequiados los asistentes con vino y
bollos.
Esta cofradía estaba formada por un
Priostre, tres vocales y un mayordomo, y sus actividades no se reducían al día
del Patrón.
Todos los terceros domingos de mes los
cofrades tenían obligación de asistir a Misa Mayor y, como Cofradía, asistirse
entre los hermanos.
Fue a través del tiempo una de las fiestas
más arraigadas en la población, al igual que lo es en otros muchos puntos de
España
Día 20. San Sebastián goza de especial predicamento
en algunos pueblos, donde se celebra ante todo como festividad municipal. Como
fue el caso de Atienza.
Este día, a primeras horas de la mañana,
tenía lugar la celebración de una Misa Mayor en la parroquia de San Juan del
Mercado, con asistencia de la corporación y empleador municipales.
Tras la misa, el Ayuntamiento de la Villa
invitaba a vino y bollos al pueblo, y a primeras horas de la tarde, Alcalde y
concejales se trasladaban a la era, donde daban cuenta de suculenta y copiosa
merienda.
MES DE FEBRERO.
Día 2. La Purificación y la
Candelaria. Era esta una fiesta de mucho arraigo en esta como en otras
poblaciones.
La festividad de las candelas sigue el
antiguo rito de la purificación tras el parto, obedeciendo a las reglas de la iglesia
católica, y tratando de cumplir el mismo gesto de la Virgen madre en su presentación
en el templo; las mujeres que dieron a luz acuden a la iglesia y ofrecen sus
hijos a la Virgen.
La presentación a los cuarenta días del parto
era esperada por el sacerdote, quien aguardaba a la reciente madre a la entrada
de la iglesia correspondiente con una candela que mantenía encendida, mientras
el recién nacido era depositado y bendecido sobre el altar de la Virgen, y
aquellos otras de las distintas capillas a las que se tuviese especial devoción.
Igualmente se celebraba la Candelaria con
función mayor, a la que asistía el Ayuntamiento en pleno, ocupando su banco en
la iglesia de la Santísima Trinidad.
La fiesta de las candelas comenzaba cuando
el cura, de mayor a menor autoridad, y comenzando por el Alcalde, entregaba a
los responsables municipales velas de diferentes tamaños, para continuar con la
misa, la adoración de la medalla de la Virgen, portada por una niña vestida de
blanco que permanecía en el patio de la iglesia durante toda la ceremonia, para
concluir por la tarde con una procesión alrededor del pueblo, en la que se
procesionaba la imagen de la Candelaria, acompañada de velas encendidas, y del
rezo del Rosario.
Día 3. San Blas. Se celebraba
con Misa Mayor en la iglesia de la Trinidad. A la misma misa se llevaban panes
y bollos para que al término de la función fuesen bendecidos por el Abad, a fin
de utilizarlos en caso de enfermedades de garganta o atragantamientos.
Fue ampliamente celebrada, e incluso todavía
se recuerdan algunos versos del siglo XVII:
De las fiestas grandes,
la que luce más,
siendo claro el día,
es la de San Blas.
Día 5. Santa Agueda. Igualmente se celebraba
Misa Mayor en la iglesia de la Trinidad, a la que acudían mayoritariamente las
mujeres, embarazadas y recientes madres. Al término de la función solían
llevarse agua bendecida con la que lavar sus pechos en los días previos a dar a
luz, así como en los posteriores.
CARNAVAL, (fechas variables). (Sobre carnaval en Atienza. Ver: Tomás Gismera
Velasco: “Ayer y hoy del Carnaval en las serranías de Sigüenza y Atienza”, en
Cuadernos de Etnología de Guadalajara, nº 36).
JUEVES LARDERO.
El Jueves Lardero era tradicionalmente un
día dedicado a los chiquillos de la escuela, a la merienda del chorizo y del
tocino, así como a uno de los festejos en los que tomaban parte los animales.
En este caso un gallo. Tomamos la descripción de la fiesta que hizo en su
momento quien fuese maestra de la localidad, Isabel Muñoz Caravaca, (Atienza
Ilustrada, revista de historia y letras. Número 3, marzo 1899):
“La primera parte consiste en dar palos al
gallo y correrlo hasta fatigarlo; luego enterrarlo en el suelo, todo el cuerpo menos
la cabeza, y uno a uno, con los ojos vendados, siguen dándole palos, (entonces
de ciego), hasta alcanzar la cabeza y concluir con el pobre animal. Así me lo
han contado, si hay exageración no es mía. Es diversión de niños”.
La jornada concluía con la merienda o cena
del gallo, o gallos, corridos y muertos.
SEMANA DE CARNAVAL.
Atienza tuvo un carnaval importante, del que
tomaron parte diversos personajes, diablos, zarrones, vaquillas, así como el
clásico aliguí, sin que faltasen las comparsas de disfraces, zancos, etc.
Son muy escasos los datos que nos han
llegado sobre alguno de estos figurantes, desaparecidos con anterioridad al
advenimiento de la República, ya que terminarían siendo prohibidos ante la
multitud de incidentes que, al término de las celebraciones, y provocados por
el exceso etílico, se solían suceder entre los mozos de la población.
No obstante, dejamos reflejo de lo escrito
por don Ramón Menéndez Pidal, quien pasó por la villa en el invierno de 1903
para recabar datos para su libro “Poesía juglaresca y juglares”, publicado en
1924, cuando ya alguno de estos personajes había desaparecido del calendario
carnavalesco de Atienza:
“En Atienza, Guadalajara, zarrón significa la máscara que por carnaval
sale vestida con andrajos o con una piel de toro sin cuernos, manchando con
ceniza o paja a la gente. En Atienza salen también por carnaval las vaquillas,
que son hombres vestidos con felpos y que llevan cuernos de vaca y cencerros”.
E igualmente mencionaremos la obra de Julio
Caro Baroja: “Los pueblos de España”, en cuanto hace referencia a ciertas
tradiciones arraigadas con el pasado pastoril de la comarca:
“Acaso esto explique (su pasado pastoril),
que exista un tipo de mascarada especial, con motivo de determinadas fiestas de
principios de año, San Sebastián, San Blas, San Antonio o carnaval, que
consiste en que un mozo del pueblo, poseo datos entre otros de Atienza, se
disfrace sumariamente de bóvido. Llaman a este “la vaquilla”, y suele salir de
otros cubiertos de pellejos y con cencerros a la cintura, que son los
“cabestros”, y que producen la algazara de la gente. Otro mozo o grupo de
mozos, después de varios episodios e incidentes, fingen dar muerte a la
vaquilla y luego beben todos ingentes cantidades de vino diciendo que es su
sangre. Esta fiesta pastoril de la vaquilla está en conexión con las cofradías
o hermandades de mozos”.
DOMINGO DE PIÑATA.
El domingo de Piñata tenía lugar el clásico
entierro de la sardina, llevado a la población desde Madrid, donde la tradición
dice que se implantó.
Dicho “entierro” tenía lugar en las
proximidades de las eras, a las que se acudía desde la plaza de San Juan del
Mercado tras un estandarte del que colgaban sardinas; esa misma tarde tenía
lugar una merienda a base de sardinas, siendo clásico del día uno de los cantos
populares dedicados a ella:
Sardina, sardina, sardina,
sardina, te llevamos a
enterrar.
Sardina, sardina, sardina,
nunca te podremos olvidar.
Al cabo de la tarde, y organizado por el
Ayuntamiento, tenía lugar en la plaza de San Juan un baile para todo el pueblo.
Igualmente, y en los casinos de La Unión y
del Círculo Obrero, tenían lugar bailes exclusivos para los asociados, a los
que se solía acudir disfrazado.
MES DE MARZO
Día 19. Feria de San José. La de Atienza era
una de las ferias más importantes de la comarca, comprendiendo el ángulo que
delimitan las provincias de Soria, Segovia y Guadalajara, haciendo competencia
a las otras tres más señaladas en sus cercanías, Sigüenza, Berlanga de Duero y
Almazán.
Se desconoce con exactitud la fecha de
concesión de feria para Atienza. Todo hace suponer que esta, hasta su
extinción, se venía celebrando desde los siglos XIV o XV, a lo largo de una
semana, en torno al 19 de marzo.
La reseña documental más antigua, fuera de
los documentos oficiales pertenecientes al archivo municipal, corresponde a un
desconocido clérigo atencino quien a comienzos del siglo XVII escribió una “Breve
relación historial de la villa de Atienza”, y que en cuanto a la feria de San
José, refleja:
“Se vende mucho ganado mular, vacuno y de
cerda, pero sobre todo del primero, tanto para coches como para sillas, recuas
y labores de campo, concurriendo a ella muchos mercaderes franceses, italianos,
catalanes, castellanos y aragoneses con telas exquisitas y otros generosa de
mucho precio, suelen venir platerías grandes de Córdoba y no faltan pequeñas de
Burgos, Soria, Calatayud y Sigüenza y otras partes. El concurso de gentes es
muy crecido y el comercio de cáñamo, pescado, congrio, salmón y otras especies es muy subido, finalmente
para lo que es este país es feria grande”.
Indudablemente no hacía falta mirar en el
calendario para adivinar que llegaba San José, y con San José, unos días en los
que el pueblo se parecía trastocar por entero con la feria. Hoy las ferias de
antaño son un mero recuerdo de aquellos tiempos en los que las poblaciones que
tenían la suerte de poderlas celebrar cambiaban por unos días su rutina
habitual en beneficio del incremento comercial.
Los distintos feriales ocupaban
prácticamente el pueblo entero, puesto que al ser una feria principalmente
ganadera, llegaban en gran número mulos, junto con caballos y asnos; cabras, ovejas,
cerdos, vacas y, por supuesto, los más diversos útiles para la agricultura, sin
que faltasen herramientas, ropas o comestibles.
Cada una de las mercancías o animales tenía
su zona de exposición pública. El ganado caballar en la plaza de San Gil. El
ganado vacuno entre lo que fuese el barrio de San Nicolás, ya desaparecido, y
el del Santo Cristo. El ganado de cerda en la plaza de Mecenas, a la que con ese
motivo se conocía también como "plaza de los cochinos". Las ovejas
alrededor del pueblo. En la plaza Mayor los útiles del campo, y en la del
Trigo, los tenderetes de ropa, muebles y alimentos.
Igualmente a la feria de Atienza, y dada la
gran afluencia de público que solía llegar desde poblaciones vecinas, acudían
compañías de teatro, circo y espectáculos. Mayoritariamente compañías de teatro
y espectáculo eran contratados por los casinos de La Unión y Círculo Obrero,
con posterioridad al siglo XIX, y hasta la mitad del XX.
Las compañías de circo actuaban en las
plazas que quedaban libres de mercaderías. Habitualmente en la llamaza “plaza
Nueva”, frente a la iglesia de la Trinidad.
Como curiosidad añadida, la feria de San
José siempre solía estar pasada por agua, o por nieve. No era infrecuente
escuchar algunas expresiones que han pasado a pertenecer al vocabulario
tradicional atencino:
-Ya se ha nublado, como viene la feria…
-Buen tiempo, de feria. (Cuando se nubla o
comienza a llover).
-Hace buen tiempo, pero cambiará, como viene
la feria…
Esta circunstancia, la climatológica, llevó
a la autoridad municipal a solicitar una nueva, en 1799, para hacerla coincidir
con las fiestas patronales dedicadas al Santo Cristo de Atienza, celebrándose
esta entre los días 15 y 23 de septiembre.
SEMANA SANTA. (Fecha variable entre mediados de los meses de marzo y de abril)
Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes
Santo. En ambos días tienen lugar procesiones vespertinas, así como los
correspondientes oficios. Todos ellos en la iglesia de San Juan del Mercado.
Pascua de Resurrección. El domingo solía
comenzar con la llegada a la plaza de San Juan del Cristo resucitado. En dicha
plaza tenía, y tiene lugar el encuentro con la Virgen, para posteriormente ser
introducidos en la iglesia donde tienen lugar los oficios religiosos. (Sobre la
semana Santa en Atienza ver: Tomás Gismera Velasco “Semana Santa en Atienza,
tradiciones y sus costumbres”, en Cuadernos de Etnología de Guadalajara).
MES DE MAYO.
El mes de mayo en la cultura clásica fue
puesto bajo la protección de Apolo, teniendo como símbolo la figura de un
hombre que lleva sobre su cabeza una canasta de flores, también era
representado por un joven vestido de verde símbolo de la fertilidad. Es este
mes el del nacimiento por excelencia de la primavera.
Tradicionalmente en este periodo se
formalizaban los noviazgos, si bien no estuvo, al contrario de lo que sucede en
otros lugares de la provincia, extendida la costumbre del canto de los mayos.
Hubo un intento de introducción de la costumbre a comienzos del siglo XX,
cuando en la villa se fundó la banda municipal, y aparecieron algunas murgas y
rondas. No obstante la costumbre no llegó a cuajar.
Día 1. San José Obrero. Fiesta del Trabajo.
Patrón de la Cofradía de San José y de los carpinteros de la Villa. La
Hermandad Cabildo de San José es, al día de hoy, meramente representativa. Se
fundó en la iglesia del Salvador mediado el siglo XVII, para ayudarse
mutuamente los cofrades y festejar al titular, en cuya festividad acudían a
Misa Mayor en dicha parroquia. Tras la desaparición de la iglesia del Salvador
la Cofradía pasó a la iglesia de San Juan.
Día 3. La Invención de la Santa Cruz.
Bendición de campos. Se celebraba tradicionalmente con Misa Mayor en la iglesia
de Santa María del Val, fuera del casco urbano de Atienza. Tras la misa se
salía en procesión hasta un paraje de las cercanías, donde el sacerdote bendice
las cosechas haciendo la señal de la cruz y esparciendo agua bendita hacia los
cuatro puntos cardinales. A la misa era tradición llevar pequeñas cruces de
cera que posteriormente eran enterradas en las tierras que se deseaba proteger.
Igualmente se entregaban a aquellos labradores que por tener tierras en algún
lugar dominante, altozano, cerro, etc., podían situarlas en alto para que
diesen la misma protección a las del entorno.
Día 5. Santas Espinas. Día dedicado a la
famosa reliquia, al día de hoy en la iglesia de la Santísima Trinidad. La
fiesta está organizada por la Cofradía que se fundó para darles culto, tras
llegar a dicha iglesia en 1849 procedentes del convento de San Francisco. La
celebración comienza con la Misa Mayor y posterior adoración de la reliquia.
Concluye al atardecer, con la subasta de ofrendas y el relevo de mandos de la
Hermandad. (Sobre la Cofradía, fiesta e historia de la reliquia, ver Tomás
Gismera Velasco “Las Santas Espinas de Atienza, historia y origen de una
devoción”, en Cuadernos de Etnología de Guadalajara, nº 38).
Día 15. San Isidro Labrador. Patrón de los
agricultores y de la Cofradía de la Santísima Trinidad, (La Caballada). La
celebración de San Isidro está muy extendida como patrón de los agricultores
desde su beatificación por Pablo V en 1619 y mas aun a raíz de su canonización
en 1622 por Gregorio XV.
La fiesta está adscrita a la iglesia de la
Santísima Trinidad, donde se encuentra la talla del santo.
Se celebra, puesto que lo continúa haciendo,
con Misa Mayor, en la que toman parte tanto la Hermandad de Labradores y
Agricultores, como la Cofradía de la Santísima Trinidad, que ese día celebra
Junta General.
Tras la misa, los miembros de la Hermandad
de Labradores portaban las andas del santo para recorrer la población
procesionalmente. En la actualidad dicha procesión consiste en rodear la
iglesia.
Igualmente, la imagen del santo, junto al
relicario de las Santas Espinas, solía ser sacado en rogativa de agua en época
de sequía, acompañado de los cantos correspondientes:
Que llueva Señor que llueva,
sobre los resecos campos.
Y caigan suaves las aguas
que tanto necesitamos.
Fuiste Isidro Labrador,
y los labradores piden,
rogando tu intercesión,
agua nos mande el Señor.
O bien:
Agua te pedimos,
Isidro glorioso,
muy tristes y humildes,
estos, tus devotos.
Mira por los labradores,
que tienen los campos secos,
y han derramado sudores.
Buenos temporales,
Santo Labrador,
te piden tus fieles,
con mucho fervor.
Día 22. Santa Quiteria. Se celebraba con
Misa Mayor en la iglesia de la Trinidad. A la misa se llevaban panes y sal que
habitualmente eran tendidos ante el altar, para recibir durante los oficios la
bendición del abad y ser empleados posteriormente para dar de comer a los
animales, como protección de enfermedades, ante todo a los perros, de la rabia.
CORPUES
CRSTI, (actualmente domingo siguiente al de Trinidad.
El Corpus. Es la fiesta de la iglesia católica
en honor de la eucaristía o del cuerpo de Cristo, impulsada por la beata
Juliana de Lieja y establecida por el papa Urbano IV el 8 de septiembre de
1264, universalizada por Juan XXII en 1326. Su celebración se fijó en el jueves
siguiente a la octava de Pentecostés, siendo introducido en el calendario
festivo por el concilio de Tarragona a principios del siglo XIV. Su oficio fue
compuesto por Santo Tomas de Aquino, si bien en el momento de su introducción
en el calendario ya existían manifestaciones de devoción a la eucaristía. La
mayor representación de la festividad es la procesión, a la que en un principio
los municipios declararon de asistencia obligatoria, suprimiendo en semejante
día incluso el luto familiar para que todos pudiesen asistir a la fiesta, ordenando
que se ornasen las calles y creando manifestaciones específicas en las que tomaban
parte gremios y cofradías. Fue una de las principales fiestas que se celebraron
en la villa de Atienza desde la Edad Media.
Son muchas las referencias que en torno a la
festividad pueden encontrarse en los archivos municipales. Puede que una de las
más antiguas la que hace mención de la aportación del Concejo a los gastos de
la celebración en 1578, 3.000 maravedíes. Ya que por entonces, y hasta mediado
el siglo XIX, en dicha celebración se corrieron toros en la villa, mañana y
tarde, como era costumbre, salvo el tiempo que se empleaba en celebrar la Misa
Mayor y posterior procesión a través de las calles de Atienza, en las que se
levantaban altares para que fuese depositada la Santa Forma, al igual que se
levantaban arcos florales y ornaban ventanas y balcones con colgaduras.
En la actualidad la fiesta consiste en la
Misa Mayor en la iglesia de la Santísima Trinidad, con asistencia de
autoridades y cofradías con insignias y estandartes, para posteriormente acudir
en procesión, a través de la calle de Cervantes, a la iglesia de San Juan del
Mercado.
En 1968, el entonces párroco de la iglesia
de San Juan, don Lucas de la Villa, introdujo la costumbre de los adornos
florales en las calles, tendiéndose una alfombra de flores a través de la calle
de Cervantes, así como en la plaza de San Juan. Con la marcha de dicho
sacerdote la costumbre decreció hasta su desaparición dos o tres años después.
Ultimo domingo de mayo. Fiesta de las Hijas
de María. Pertenecientes a la Cofradía de la Inmaculada, y que posteriormente
unió a su antigua patrona una nueva advocación, la Virgen de los Milagros, o de
la Medalla Milagrosa, con sede en la iglesia de San Juan del Mercado. La Cofradía,
integrada en su práctica totalidad por mujeres de la villa, fundada a fines del
siglo XIX y que se mantuvo en pleno vigor hasta mediados del siglo XX, tenía
instituido un ropero con el que facilitar vestuario a las personas pobres de la
población. Ropero mantenido por las cofrades.
Esta fiesta dedicada a la Virgen, en el mes
dedicado a ella, tenía lugar en la iglesia de San Juan, que era
convenientemente ornamentada de flores, a fin de tener en ella una Misa Mayor.
Al cabo de la tarde, llevando la imagen de la patrona en procesión por las
calles de la villa, tenía lugar el rezo del Rosario.
MES DE JUNIO
Día 3. Sagrado Corazón de Jesús. Festividad
de la Congregación Hermandad del Sagrado Corazón de Jesús, fundada en la
iglesia de la Santísima Trinidad en el siglo XVII. Congregación integrada por
parte de las familias más representativas de la población, encargadas de
mantener una capilla con tal dedicación en la iglesia a la que se adscribió, y
de crear un fondo con el que socorrer con leche, pan y queso, a los enfermos
más humildes de la villa.
Los miembros de la Hermandad, reunidos en la
casa del Priostre de la misma, acudían ese día en procesión hasta la iglesia de
la Trinidad, rezando el Rosario por el camino. Generalmente ellos mismos se
encargaban de ornamentar las calles con arcos florales y colgaduras de telas en
las fachadas.
Tras la Misa Mayor acudían nuevamente a casa
del Priostre, donde eran obsequiados con vino y bollos.
El relevo de mandos de la misma tenía lugar
en el mes de marzo, con la entronización del Sagrado Corazón en la casa del
nuevo Priostre, llevándose a cabo, por parte del abad de la Trinidad, la
bendición de dicha casa, a través de la cual se llevaba a cabo una especie de
procesión. A su término el nuevo Priostre ofrecía un ágape a los asistentes.
Especial relevancia tuvo en 1920, cuando se entronizó la nueva imagen, que fue
tallada en Valencia, en el taller de Vicente Tena, a imagen de la obra
escultórica que, rivalizando con Mariano Benlliure, Tena ofreció a la Hermandad
Valenciana de la Columna para ser sorteada para que con sus fondos se adquiriese
una nueva imagen para la hermandad valenciana a la que pertenecía.
Día 13. San Antonio de Padua. Para dar mayor
realce a la fiesta de San Antonio se fundó en la iglesia de San Juan una
Cofradía cuyos miembros, además de asistirse mutuamente, asistieron con dádivas
caritativas a los pobres de la villa.
Celebraban una función mayor en la iglesia
titular, reuniéndose a la mañana siguiente para la renovación de cargos.
De la misma manera, el santo, con fama de
casamentero, era venerado por las mujeres solteras que acudían el día de la
fiesta en solicitud de futuro esposo, al que rogaban:
A San Antonio, como eres santo casamentero,
venimos a pedirte buen matrimonio,
sabemos que te piden lo mismo tantas,
tantas mujeres de la comarca.
yo solo pido santo patrono,
un marido bueno, y también sincero.
Día 24. San Juan. Era en Atienza una de las
fiestas en las que tradición y superstición caminaron unidas a lo largo de los
tiempos. Tradicionalmente, la fecha de los encantamientos.
La noche de la víspera solían salir los
mozos al campo, para regresar pasada la medianoche y “enramar” las puertas,
ventanas y balcones de sus novias o de las jóvenes solteras. Igualmente solían
golpear las puertas con plantas de lampazo.
La víspera de la festividad se prendían
hogueras en diversos puntos de la villa, que permanecían ardiendo a lo largo de
la noche, hogueras que eran saltadas por los mozos de la población en el ya
clásico rito de la purificación a través del fuego. Existiendo la costumbre de,
en el momento en el que el reloj de la villa anunciaba con sus campanadas la
llegada del día del santo, recoger todas las piedras de que cualquier persona
fuese capaz, siempre de una en una. Las piedras habrían de servir,
tradicionalmente, para ser arrojadas en caso de tormenta a lo largo de año, en
la creencia de que al ser arrojada cesaría.
No era la única, igualmente era costumbre
entre las mujeres llenar un caldero de agua y situarlo en una de las ventanas
de la casa, ya que a lo largo de la noche se dibujaría en el agua la cara del
futuro esposo. Poner la clara de un huevo de gallina negra en un vaso de agua,
con el fin de que, una vez cuajada, sirviese como conjuro contra las
enfermedades, e incluso poner ante la puerta de la casa familiar una gran
piedra en la creencia de que, al día siguiente, bajo ella se encontraría un
tesoro.
Tomamos nota de lo escrito por José Deleito
Piñuela en: “Recuerdo de hace tres siglos”:
“… era la noche de la libertad general, en
que todo estaba permitido; noche de aventura, de amor y de alegría, por la cual
suspiraba la juventud desde muchos meses antes; noche sagrada y bruja, de
ilusión y de misterio. Aún las jóvenes honestas que solo iban a misa los
domingos y las fiestas religiosas muy sonadas, salían la noche de San Juan con
ocasión, motivo o pretexto de visitar altares y hogueras”.
Y recogemos alguno de los romances que, en
torno a la festividad de San Juan, se nos han recitado.
MAÑANITA DE SAN JUAN (versión 1).
Yo me levantara,
madre,
mañanica de San
Juan,
vide estar una
doncella
ribericas de la
mar.
Sola lava y sola
tuerce,
sola tiende en
un rosal;
mientras los
paños enjuaga
dice la niña un
cantar:
-¿Dónde fueron
mis amores,
¿dónde los iré a
buscar?
Mar abajo, mar
arriba,
diciendo iba un
cantar,
peine de oro en
las sus manos
para sus
cabellos peinar:
-Dime tú, buen
marinero,
sí, Dios te
guarde de mal,
si viste tú mis
amores,
si los viste por
el mar.
MAÑANITA DE SAN JUAN (versión 2).
La mañana de San Juan
al tiempo que alboreaba,
gran fiesta hacen los moros
por la Vega de Granada.
Revolviendo sus caballos
y jugando de las lanzas,
ricos pendones en ellas
broslados por sus amadas,
ricas marlotas vestidas
tejidas de oro y grana.
El moro que amores tiene
señales de ello mostraba,
y el que no tenía amores
allí no escaramuzaba.
Las damas moras los miran
de las torres del Alhambra,
también se los mira el rey
de dentro de la Alcazaba.
Dando voces vino un moro
con la cara ensangrentada:
-Con tu licencia, el rey,
te daré una nueva mala:
el infante don Fernando
tiene a Antequera ganada;
muchos moros deja muertos,
yo soy quien mejor librara;
siete lanzadas yo traigo,
el cuerpo todo me pasan;
los que conmigo escaparon
en Archidona quedaban.
Con la tal nueva el rey
la cara se le demudaba;
manda juntar sus trompetas
que toquen todas el arma,
manda juntar a los suyos,
hace muy gran cabalgada,
y a las puertas de Alcalá,
que la real se llamaba,
los cristianos y los moros
una escaramuza traban.
Los cristianos eran muchos,
mas llevaban orden mala;
los moros, que son de guerra,
dádoles han mala carga,
de ellos matan, de ellos prenden,
de ellos toman en celada.
Con la victoria, los moros
van la vuelta de Granada;
a grandes voces decían:
-¡La victoria ya es cobrada!
al tiempo que alboreaba,
gran fiesta hacen los moros
por la Vega de Granada.
Revolviendo sus caballos
y jugando de las lanzas,
ricos pendones en ellas
broslados por sus amadas,
ricas marlotas vestidas
tejidas de oro y grana.
El moro que amores tiene
señales de ello mostraba,
y el que no tenía amores
allí no escaramuzaba.
Las damas moras los miran
de las torres del Alhambra,
también se los mira el rey
de dentro de la Alcazaba.
Dando voces vino un moro
con la cara ensangrentada:
-Con tu licencia, el rey,
te daré una nueva mala:
el infante don Fernando
tiene a Antequera ganada;
muchos moros deja muertos,
yo soy quien mejor librara;
siete lanzadas yo traigo,
el cuerpo todo me pasan;
los que conmigo escaparon
en Archidona quedaban.
Con la tal nueva el rey
la cara se le demudaba;
manda juntar sus trompetas
que toquen todas el arma,
manda juntar a los suyos,
hace muy gran cabalgada,
y a las puertas de Alcalá,
que la real se llamaba,
los cristianos y los moros
una escaramuza traban.
Los cristianos eran muchos,
mas llevaban orden mala;
los moros, que son de guerra,
dádoles han mala carga,
de ellos matan, de ellos prenden,
de ellos toman en celada.
Con la victoria, los moros
van la vuelta de Granada;
a grandes voces decían:
-¡La victoria ya es cobrada!
MAÑANITA
DE SAN JUAN
(versión 3).
Mañanita de San Juan,
Mañanita de primor,
Cuando damas y galanes,
Van a oir misa mañor.
Allá va la mi señora,
Entre todas la mejor,
Viste saya sobre saya,
Mantelín de tornasol,
Camisa de oro con perlas,
Bordada en el cabezón.
En la su boca muy linda,
Lleva un poco de dulzor,
En la su cara tan blanca,
Un poquito de arrebol,
Y en los sus ojuelos garzos,
Lleva un poco de alcojor.
Asi entraba por la iglesia,
Relumbrando como el sol.
Las damas mueren de envidia,
Y los galanes de amor.
El que cantaba en el coro,
En el credo se perdió.
El cura que dice misa
Ha trocado la licion,
Monaguillos que le ayudan
No aciertan responder non
Y los que lo escuchan todo,
Por decir amen amen
Van diciendo amor amor.
Día 29. San Pedro y San Pablo. Fiesta de los
pastores, los cuales acudían ese día a Misa Mayor en la iglesia de la Trinidad.
Era igualmente, y tras la misa, el día que se ajustaban para trabajar, o
renovaban sus contratos.
MES DE JULIO.
Día 10. San Cristóbal.
Celebrado con Misa Mayor en la iglesia de San Juan del Mercado al menos desde
el siglo XVIII. Recientemente se recuperó la festividad como patrono de los
conductores.
Día 16. Nuestra Señora del
Carmen. Se venía celebrando al menos desde el siglo XVII en la iglesia de San
Juan del Mercado, tras la fundación de la Cofradía del mismo nombre a la que
pertenecía la práctica totalidad del pueblo.
El día de la advocación la inmensa mayoría
de los cofrades se daba cita en la iglesia sede de la Hermandad, para tener una
Misa Mayor y una comunión general, de la que participaban, hasta la mitad del
siglo XX, en torno a 500 hermanos.
Esa misma tarde la imagen de la Virgen del
Carmen salía en procesión por las calles de la villa ornadas con arcos
florales, adornándose igualmente balcones y ventanas por con las consiguientes
colgaduras de telas ricas, mientras se rezaba un Rosario vespertino.
Especial relevancia tuvo la procesión
llevada a cabo en 1917, en la que participaron más de mil cofrades y en la que
se estrenó un rico estandarte procesional, así como un pendón o bandera que señalaría
a la Hermandad.
Día 25. Santiago Apóstol.
Festividad celebrada por la Cofradía de Hijosdalgos de la Villa, con sede en la
iglesia del mismo nombre, desaparecida en el siglo XIV. La Cofradía pasó
entonces a la iglesia de la Santísima Trinidad y posteriormente a la de San
Gil. Hasta su extinción en torno al siglo XVIII.
Día 26. San Joaquín y Santa
Ana. Santos patronos del Hospital del mismo nombre, a la entrada de la villa.
Celebrada por los vecinos del barrio de San Gil con Misa Mayor en la capilla
del mismo, donde eran obsequiados con vino y bollos por los patronos de dicho
hospital desde el siglo XVIII hasta su desaparición en torno a la década de
1920.
MES DE AGOSTO.
Día 16. San Roque. (Sobre este festejo ver: Tomás
Gismera Velasco, “San Antón y San Roque, el cochino y el boto, en el folclore
atencino. Cuadernos de Etnología, nº 39).
No obstante, vuelvo a Isabel Muñoz Caravaca
para hacer un reflejo de la cotidianidad de la fiesta:
“El día 15 de agosto por la noche todo el
pueblo se congrega en esta calle, (la de Cervantes, donde se encuentra la
capilla de San Roque), hombres y muchachos provistos de palos, mejor cuanto mas
largos y gruesos, en un extremo de los cuales ponen un boto, esto es, un cuero
viejo de vino, los prenden fuego y los pasean a todo lo largo de la calle llena
de gente, ardiendo, chorreando pez hirviente en gruesas gotas que caen donde
caen, yo no se como no se abrasan diez o doce personas todos los años. Un humo
irrespirable de pellejos y pez quemados llena la calle y el lugar. Al empezar
la fiesta los chicos van cantando los estribillos corrientes y vulgares,
incongruentes o licenciosos después el tufo y la conciencia de “a lo que
estamos”, enardecen los ánimos; cesan las canciones y sobre la algarabía de la
concurrencia solo se escuchan voces formidables, ¡viva San Roque!, y al fin, ¡viva
Roque!, que el entusiasmo acaba por apear el tratamiento. Esto dura mientras
duran los cueros de desecho. Tal es el homenaje al santo para que libre a las
personas y a los ganados, antes a los ganados, de la peste. Llega el día 16 y
el culto especial consiste en pasear los bueyes de labranza por delante de la
capillita, después en la plaza capea por la mañana y por la tarde, es
indispensable; si los bueyes no pasaran y los mozos no los torearan el santo se
enfadaría y vendría la zootia…
Esto es rigurosamente exacto, yo lo oí contar
un año en que estos bichos padecieron no se que alife, que la culpa fue que se suspendió
la capea del año anterior.
Yo vi desfilar por delante de mi ventana a los
últimos espectadores para pasar por ante el altar, cuya contemplación en aquel momento
hacia mas retroceder y retroceder a la Edad Media, y en el último grupo un
hombre con voz potente y entonación seria y tranquila, como quien cumple un
deber, con la fe, convicción profunda que vale mas que la efervescente exaltación,
exclamó ¡Viva San Roque!, y alguien que venia detrás contestó con el mismo
acento, ¡Viva!”
Cabe destacar que la festividad era una a
las que tanto el Concejo primero, como el Ayuntamiento después, asignaban
fondos de las arcas municipales para su celebración. Tal y como consta en
algunas anotaciones de los archivos municipales. Tanto para la cera, como para
los toros y novenas que tenían lugar en la iglesia de San Juan del Mercado, y
para las que asignó, como ejemplo, en 1752, 233 reales.
Día 24. San Bartolomé. Fiesta
patronal del barrio del mismo nombre. Celebrado con Misa Mayor en dicha
iglesia, y posterior baile público en el patio de la misma.
MES DE SEPTIEMBRE.
Día 1. San Gil. Patrono del
barrio del mismo nombre, cuyos vecinos se congregaban en dicha iglesia para la
Misa Mayor. Al cabo de la tarde, al igual que en el barrio de San Bartolomé,
tenía lugar un baile público en la plaza del Santo.
Días 13 a 16. Festividad del Santo
Cristo de Atienza. Patrón del municipio. Celebrado con novenas; miserere el día
de la víspera; función mayor con asistencia de Cofradía y autoridades; dos
corridas de toros; iluminación especial de calles; funciones de teatro; dianas
floreadas, fuegos de artificio, así como bailes públicos en las diferentes
plazas, y de sociedad en los distintos casinos. (La fiesta, aunque desvirtuada
por el paso del tiempo continúa celebrándose en la actualidad como fiesta mayor
del municipio, habiéndose trasladado a la tercera semana de agosto).
Paralelamente a la fiesta patronal se
celebró desde 1799, hasta su extinción en torno a la década de 1960, una feria
de ganados entre los días 15 y 23. Feria a la que eran llevados los mejores
animales, que eran galardonados con premios en metálico con cargo al
presupuesto municipal.
Día 24. Nuestra Señora de las
Mercedes. Celebrada con Misa Mayor en la iglesia de San Bartolomé. Tras la misa
tenía lugar una procesión con la imagen en torno al barrio de San Bartolomé.
MES DE OCTUBRE.
Día 7. Nuestra Señora del Rosario.
Festividad celebrada en la iglesia de San Juan del Mercado, con Misa Mayor por
la mañana y procesión por la tarde, en la que, como en tantas otras,
acompañando a la imagen por el entorno del barrio de la plaza, se rezaba el
correspondiente Rosario. La Cofradía de la Virgen del Rosario, fundada en el
siglo XVI, era propietaria de un rebaño de ovejas, del cual, y coincidiendo con
la festividad, se separaba un buen número para entregar a los pobres de la
localidad.
Día 12. Festividad de la Virgen
del Pilar. Celebrada en la iglesia de San Gil al menos desde el siglo XVII.
Posteriormente pasó a la iglesia de San Juan del Mercado. Durante la Misa Mayor
tenía lugar una comunión general.
Día 16. Santa María de Alacoque.
Festividad introducida en la población por la Congregación Hermandad del
Sagrado Corazón de Jesús. Celebrada en la iglesia de la Santísima Trinidad, con
Misa Mayor y comunión general para los cofrades.
Día 18. San Lucas Evangelista.
Patrono del Cabildo de Clérigos de la Villa. Celebrado en la iglesia de San
Nicolás el Alto hasta la desaparición de esta, de donde pasó a la iglesia de la
Santísima Trinidad, hasta la extinción del Cabildo tras la segunda
desamortización en el siglo XIX.
Con motivo de la festividad todos los
clérigos de la villa acudían a Misa Mayor, procesión posterior, y comida de
hermanda.
MES DE NOVIEMBRE.
Primer Domingo. Festividad de la Cofradía de
Santa Catalina, en la iglesia de la Santísima Trinidad, y desaparecida en el
siglo XIX. Celebrada con Misa Mayor y comunión general de los hermanos. Tras la
misa tenía lugar una comida de hermandad y por la tarde la renovación de cargos
y entrega de cuentas entre la Junta entrante y saliente.
Día 1. Festividad de todos los Santos. Con
Misa Mayor en todas las iglesias de la población.
Día 2. Festividad de los Fieles Difuntos.
Celebrada de manera especial por las distintas Cofradías de Animas de la villa.
Con Misa Mayor en las parroquias en las que tenían sede. Cabe destacar que la
víspera de la celebración las distintas cofradías pagaban a plañideras que a lo
largo de la noche recorrían las calles haciendo sonar una campanilla, al tiempo
que a viva voz paseaban rezando por los fieles difuntos. Al inicio del nuevo
día todas las campanas tocaban a clamores.
Día 27. Festividad de la Virgen de la
Medalla Milagrosa. Advocación introducida en la iglesia de San Juan del Mercado
por la Congregación de la Inmaculada e Hijas de María. En dicha iglesia tenían
Misa Mayor y comunión general, ornando la iglesia para la festividad con arcos
florales. Desde 1927 en que la Cofradía adquirió una talla de dicha Virgen en
los talleres valencianos del escultor Vicente Tena, uno de los más interesantes
escultores en imaginería religiosa, natural de Javea y afincado en Valencia,
contemporáneo de Mariano Benlliure, hasta su extinción mediada la década de
1950, al cabo de la tarde salían en procesión con dicha imagen, mientras se
rezaban las estaciones del Rosario.
MES DE DICIEMBRE
Día 8. Fiesta de la Inmaculada. Celebrada
por la congregación de Hijas de María en la iglesia de San Juan del Mercado, con
adorno floral de la iglesia, Misa Mayor y Rosario vespertino.
Día 13. Santa Lucía. Celebrada por el
Ayuntamiento de la Villa, con traslado a la ermita de la Santa, donde tenía
lugar la Misa Mayor.
Nota común a todas las festividades
principales eran la novena previa y un sermón principal para el que se invitaba
a algún sacerdote de reconocida trayectoria en la comarca.
Las festividades navideñas, Nochebuena,
Navidad, Santos Inocentes y Noche Vieja, eran celebraciones familiares que, en
unión de los actos religiosos celebrados en las distintas parroquias, en nada
diferían o difieren, con las manifestaciones religiosas que tienen lugar en todos
y cada uno de los pueblos del orbe católico.
Si fue costumbre impuesta a lo largo de los
siglos, las tradicionales rondas de villancicos, con petición de aguinaldos,
pues contó Atienza, hasta mediados de la década de 1950, al menos con tres
conjuntos de rondas.
Anotamos a continuación, alguno de los
recogidos de la voz popular.
MADRE A LA PUERTA HAY UN NIÑO.
Madre en la puerta hay un niño,
Más hermoso que el sol bello,
Y dice que tiene frío,
Porque el pobre viene en
cueros.
-Dile que entre hijo mío,
Que pase y se calentará,
Porque en este mundo ingrato,
Hay ya poca caridad.
Entra el Niño y se calienta,
Y después de calentado,
Le pregunta la señora
En que patria se ha criado.
El Niño contesta alegre:
-Soy de muy lejanas tierras,
Mi madre en el cielo está,
Y yo me vine a la tierra
Por si me dan de cenar.
-Niño si quieres cenar
Te daremos al momento
Que será para nosotros
Cosa de grande contento.
LA VIRGEN Y SAN JOSE.
La Virgen y San José,
Iban a la romería,
La Virgen iba cansada,
Y caminar no podía.
Cuando llegan a Belén
Toda la gente dormía.
Las puertas están cerradas
Hasta que amanezca el día.
Se fueron a establecer
A un portalillo que había
Y entre la mula y el buey
Nacio el hijo de Maria.
Era tan pobre la Virgen
Que ni pañales tenía,
Bajó un angel de los cielos
Y los pañales traía.
Luego anunció a los pastores
Que aquel hijo de Maria
Sería el rey de los Cielos,
Y a los cielos se volvió
Cantando el Ave María.
CAMINA LA VIRGEN PURA.
Camina la Virgen Pura
Camina para Belén,
Como el camino era largo
Al niño le entró sed.
-No pidas agua mi vida
No pidas agua mi bien
Que bajan los ríos turbios
Y no se puede beber.
Allá arriba en aquel alto
Hay un lindo naranjal
Que tantas naranjas tiene
Que no se puede tener
Y El guarda que los guardara
Es un ciego que no ve
Dame ciego una naranja
Para el niño que trae sed
Y esa naranja que dieras
Ya te la compensaré.
-Coja usted señora mia
Las que sean menester
Que no busca recompensa
Quien puede calmar la sed.
La Virgen coge una a una
Florecen de tres en tres.
Cuantas más naranjas toman
Mas vuelven a florecer.
Y cuando ya se marchaban,
El ciego comenzó a ver.
-Válgame Dios de los cielos,
Jesús, María y José,
¿Quién será aquella señora
Que me hizo tanto bien?
Un angel bajo del cielo
Para contestar al ciego
Que guardaba el naranjal.
-La madre de Jesucristo
Que va con el a Belén.
ROMERÍAS.
Paralelamente a las festividades que tenían
lugar dentro de la propia villa, el municipio acudió a lo largo del tiempo a
aquellas romerías que tenían lugar dentro del territorio del que Atienza fue
cabeza comarcal.
De esa manera asistía todos los años, hasta
la década de 1950, a la romería del Santo Alto Rey, en los primeros días de
Septiembre.
A la de Nuestra Señora de Torrequebrada, en
las cercanías de Miedes de Atienza, en fecha que no nos ha sido posible
determinar.
La romería y fiesta de Nuestra Señora de
Sopetrán, en Torre del Burgo, a la que en algunas ocasiones, como señalan los
libros municipales, acudió la práctica totalidad de la villa.
Igualmente se acudía a la romería de la
Virgen de Valbuena, en el mes de mayo; y a la de Santo Domingo, el 4 de agosto,
en Tordelloso.
GASTRONOMÍA.
Parte importante en toda fiesta era la
gastronomía, y aún más, la dulcería.
Del horno, para esas ocasiones, salían los
mejores asados, y por supuesto los dulces.
Casadillos hechos con la misma masa de pan y
formados de forma similar, pero haciéndoles cuatro cortes, poniéndoles aceite
en el centro antes de proceder a la cocción. También fueron conocidos como
tortas o tortillas de aceite.
Con idéntica masa se preparaban las tortas o
tortos de chicharrones, aprovechando en ellos los restos de la manteca del
cerdo, que eran introducidos en la masa. Tortas y tortos para comer
preferentemente calientes. Bollos de hojaldre, rosquillas, magdalenas y por
supuesto, las roscas, de La Caballada, de las Santas Espinas o de la Pascua.