viernes, octubre 17, 2025

LOS CAÑONES DE SETILES

 

LOS CAÑONES, Y EL DIABLO DE SETILES

La tradición cuenta que de Setiles salieron cañones para la Armada Invencible

  

   Sin duda una de las jornadas más trágicas vividas en el pueblo molinés de Setiles a lo largo del siglo XIX, tuvo lugar en la tarde del 7 de septiembre de 1887, en un tiempo en el que por cualquiera de nuestros pueblos triunfaba uno de los juegos más populares que la provincia conoció, el del frontón o la pelota a mano.

   Para aquella fecha nefasta de la historia de Setiles el Ayuntamiento, como paso previo a las festividades locales de la Virgen del Rosario, a celebrarse un mes después, se dispuso a inaugurar el frontón o trinquete local, construido aquel mismo verano. Serían en torno a las cuatro de la tarde cuando el Sr. Alcalde acompañado del Sr. Secretario y del maestro de obras que lo llevó a cabo, junto a dos vecinos más, procedían a colocar sobre el frontal la placa en la que había de constar el día oficial de la inauguración, con los añadidos en torno a la obra. A ello procedían los cinco paisanos y, junto a ellos, dos chiquillos en representación de las escuelas locales de niños y niñas que sujetaron la cinta y bandera del acto inaugural. Y nadie supo cómo ni de qué manera lo siguiente que el público vio fue el inesperado derrumbe del inmenso muro cayendo sobre los ocho vecinos que, bajo sus escombros, se cuenta que encontraron la muerte.

   Eran los tiempos en los que Setiles comenzaba a vivir una segunda prosperidad minera. Por aquellos tiempos se abrían nuevos pozos de los que extraer el rico material de hierro que, al menos desde el siglo XVI, venía señalando a la población como una de las más ricas del entorno en este producto que pocos años después del sucedido daría pie a una de las grandes industrias nacionales, muy a pesar de que en Setiles apenas dejase otro beneficio que el de ver cómo por sus calles iban y venían los mineros que ascendían a Peñacorba, a sacar hierro que llegase a Sagunto. Mineros que, en número cercano a los trescientos, hicieron que en los inicios del siglo XX Setiles alcanzase, y rebasase, una población que rondó los mil habitantes. En la actualidad no alcanza ni a la décima parte de aquellos que si levantaran la cabeza quedarían profundamente impresionados de lo que sus ojos contemplasen: silencio y despoblación; a pesar de las bellezas naturales del entorno.


 

 

Sergio Yegros Fernández del Campo

   Fue, don Sergio Yegros Fernández del Campo hombre de recia ciencia, salido de los campos manchegos de Abenójar (Ciudad Real), aquí nació en 1820, sin duda destinado a ser una de las figuras más relevantes de la minería del siglo XIX. Ciencia que en este tiempo iniciaba un camino de prosperidad que rebasaría el siglo y continuaría a lo largo del XX.

   Tiempos en los que, cuando don Sergio Yegros se inició en el mundo de la minería, como miembro del Cuerpo de Ingenieros de Minas, Guadalajara despuntaba por numerosas de sus comarcas como emporio minero. Por Hiendelaencina, con sus minas de plata, por el valle del Salado con las de sal, y por aquí, por Setiles y las crestas serranas molinesas, con las de hierro.

   Don Sergio alcanzó a obtener su título en 1841, cuando las minas de hierro de Setiles ya llevaban al menos tres siglos de trabajos; desde que allá por los inicios del XVI, en 1522, a 5 de julio, a don Hugo de Urriés., de la Casa de Ayerbe, una real cédula le hiciese merced de por vida de la explotación minera de Setiles y Hombrados. En la casa de los Urriés se centró la explotación del hierro en la comarca, de la que también participaron otros miembros de la nobleza, emparentados unos y otros, los condes de Clavijo, Murillo o Bornos, con los Urriés, como solía acontecer en tiempos en los que las fortunas se unían en matrimonio para aumentar, en lugar de dividir.

   La historia de la minería ferruginosa de esta parte de Guadalajara la dejó escrita hace algunos años Emilio Benedicto Gimeno en su monumental tesis: “Sierra Menera y la Siderurgia  tradicional en la Cordillera Ibérica: Siglos XV-XIX”; don Sergio Yegros Fernández no alcanzó a legarnos una tan magistral historia, sin embargo sí que nos dejó las primeras visiones del trabajo en las minas de Setiles que cuando Yegros lo conoció era un descontrol; con gentes entrando y saliendo de las boca minas sin las más mínimas medidas de seguridad, como solía acontecer. Dando cuenta incluso de que: han cometido la improvisación de socavar (el suelo) sin tener en cuenta el grueso que debían dejarle para que se sostuviese por sí solo, ha sucedido ya más de una vez que se les ha hundido, produciendo en una ocasión la pérdida de varias caballerías, que bajaron como por escotillón en un gran agujero que se abrió repentinamente a sus pies”.

   A don Sergio Yegros le tocó, como Inspector del Distrito Minero de Guadalajara, desentrañar el gran misterio que condujo a la muerte a más de una docena de mineros de Hiendelaencina en el desastre de la mina “La Perla”, que tuvo lugar por estos tiempos, en el mes de octubre de 1864.

   De su informe, en torno a las minas de Setiles, dado a conocer en 1851, se derivó el que, unos años después, se ordenase, siquiera sobre el papel, el trabajo minero de la localidad, aunque continuaría con cierto desorden, organizado a su modo por los naturales, hasta que al concluir el siglo, las explotaciones pasasen, principalmente, a manos de Echevarrieta y Larrinaga, y los antiguos pozos dejarían paso a la explotación a cielo abierto.

   Sin duda, Yegros fue, sino el artífice de la modernización de la minería provincial, sí al menos uno de sus impulsores, y quien más suculentos trabajos en torno a ello dejó a lo largo del siglo XIX, en el que también falleció; dejó este mundo en Madrid, el 27 de marzo de 1872, tras firmar sus “Noticias sobre las minas de hierro de Setiles”; su no menos monumental para su tiempo: “Apuntes sobre salinas”, o la “Industria minera en la provincia de Guadalajara”; las “minas de turba de Mandayona”, y, por supuesto, la “Relación de las desgracias ocurridas en la mina Perla de Hiendelaencina”.

 

Y los cañones del rey

   El rey no fue otro que la majestad de Felipe II, hombre para el que nada se le puso por delante a la hora de guerrear y ampliar sus reinos, los de la Península, los de fuera y, puestos a engrandecer su corona, los de algunas islas, puesto que, a más de rey de las Españas lo fue también de Portugal y casi que lo fue de Inglaterra, por matrimonio y…, cuando las cuentas fallaron, allá mandó la gran flota que había de ser para la historia, “La Invencible”.

   A la historia pasó, más que por haber culminado el papel para el que fue armada, la invasión o conquista de las islas británicas, por el desastre natural que en ellas ocasionaron las tormentas, en una armada naval compuesto por miles de hombres armados, muchos de ellos, con espadas o espingardas forjadas con hierro de Setiles; como también, cuenta la tradición, de las entrañas de la tierra de Setiles salió el hierro con el que se forjaron muchos de los cañones que asomaron sus bocas por las troneras; de las entrañas de Setiles salía el hierro que se forjaba en las ferrerías de la comarca para después descender por el Tajo hasta Aranjuez… Luego la historia ya se hace cargo de que, por algunos museos ingleses y bajo las aguas del profundo mar, el hierro de los cañones de Setiles continúa haciendo historia.

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 17 de octubre de 2025

SETILES (Guadalajara) Un acercamiento a su entorno

 

SETILES (Guadalajara) Un acercamiento a su entorno

 

 

SETILES es, al día de hoy, una población la comarca del Señorío de Molina, en la provincia de Guadalajara, con un proceso demográfico decreciente.

 

   El autor, a través de los testimonios escritos a lo largo del tiempo por cronistas e historiadores, en su recorrido por los pueblos de Guadalajara, nos adentra en el ayer de Setiles; tomando los textos publicados por aquellos, junto a otros que nos hablan de él, para darnos cuenta de la importancia que estas tierras alcanzaron a través de los siglos; acompañando la obra con los textos de aquellos quienes, cada uno en su sentir, opinó en torno a lo que admiraron sus ojos y conocieron en su debido momento.

 

   Puede, en ocasiones, parecernos confuso el discurrir del texto de unos y otros; ha de ser el lector quien, observando y analizando, llegue a la conclusión que las páginas siguientes buscan.

 

   Como parte de la propia obra, el autor nos lleva a conocer, siquiera de manera somera, los acontecimientos históricos del entorno; así como de las costumbres que acompañaron la vida de esta parte de la provincia de Guadalajara; empleando investigaciones y fuentes propias.

 

   Su pasado estuvo unido a las cercanas minas de hierro de Sierra Menera, por las que el autor pasa, siquiera ligeramente, puesto que no es objeto de esta obra la historia, ya desentrañada, de la minería del hierro en la comarca.

 

   Sin duda, las páginas siguientes, como otras anteriormente publicadas, nos acercan a un entorno que siempre merece una atención; una detenida mirada.

 

 

SETILES (Guadalajara), pulsando aquí



 EL LIBRO

  • ASIN ‏ : ‎ B0DMLDMBT8
  • Editorial ‏ : ‎ Independently published 
  • Idioma ‏ : ‎ Español
  • Tapa blanda ‏ : ‎ 167 páginas
  • ISBN-13 ‏ : ‎ 979-8346032878
  • Peso del producto ‏ : ‎ 277 g
  • Dimensiones ‏ : ‎ 13.97 x 1.07 x 21.59 cm


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