viernes, agosto 30, 2024

EL MARQUÉS DE CERRALBO EN TIERRAS SERRANAS

 

EL MARQUÉS DE CERRALBO EN TIERRAS SERRANAS

Arqueólogo y descubridor, en nuestras tierras

 

   Sin lugar a dudas fue don Enrique de Aguilera y Gamboa, Marqués de Cerralbo, el primer gran arqueólogo que, de una manera más o menos formal, llevó a cabo estudios arqueológicos en una parte de la provincia de Guadalajara, la que más se acercaba a una de sus principales posesiones, su finca de recreo de Santa María de Huerta. Sus excavaciones y descubrimientos en poblaciones como Hijes, Luzaga y Aguilar de Anguita, principalmente, hicieron historia y abrieron el camino para que, años después, investigadores con nuevos métodos o distinta manera de llevarlos a cabo, comenzasen a hilarnos el pasado con el presente.

 


 

 

 

 Los orígenes de un hombre culto

   Hijo del conde de Villalobos y de doña María Luisa de Gamboa, don Enrique fue el séptimo de los doce hijos habidos en el matrimonio y, sin duda, el más interesado en una ciencia o estudio que, en los inicios del siglo XX comenzaba a tener cierto sentido. Hasta entonces quienes se habían dedicado a la arqueología, o la búsqueda de restos de nuestro pasado, lo habían hecho por lo general por simple afición al coleccionismo. Don Enrique, quien llevó a cabo estudios de Historia, Literatura y Ciencias Sociales, aficionado al coleccionismo, principalmente de monedas, descubrió su pasión por la arqueología tras llevar a cabo algunos viajes por Europa, visitando antiguos yacimientos, adquiriendo antigüedades y comenzando a formar una de las mayores colecciones particulares arqueológicas y de antigüedades, que serían el germen del actual Museo Cerralbo de Madrid; también es justo decir que muchos de los hallazgos arqueológicos descubiertos en sus indagaciones fueron donados al Museo Arqueológico Nacional, donde al día de hoy se encuentran y pueden ser admirados. Cierto, también llevó vida de noble, puesto que a más del título de marqués de Cerralbo, heredado de su abuelo, ostentó los de Conde de Villalobos, Marqués de Almarza, conde de Alcudia…; y fue político tradicionalista, un carlista de primera fila hasta que, quizá desengañado por el mundo de la política, se lanzó a la arqueología. Todo indica, y el mismo Cerralbo lo reconocería, que una de las principales fuentes que le sirvieron para imbuirse en este mundo fue la obra de uno de nuestros grandes historiadores, don Juan-Catalina García López y su “Edad de Piedra”. Ambos, el Marqués y nuestro Cronista-Historiador, conservaron una grata amistad, a más de ideas afines en torno a distintas disciplinas.

   Entre los años finales del siglo XIX y los inicios del XX comenzó a buscar hilos del pasado por aquí, tomando parte en los primeros años de este siglo XX, cuando ya sus indagaciones alcanzaban éxitos notables, de la Ley de Excavaciones, que vio la luz en 1911. Para entonces ya colaboraba en sus trabajos otro de los grandes genios de la arqueología nacional, Juan Cabré; juntos en numerosas ocasiones, por separado en otras, Juan Cabré y Cerralbo nos dejarían, como principales obras de su laborar, las prospecciones de Hijes, Aguilar y Luzaga. Tras la desaparición de Cerralbo, nacido en Madrid en 1845, y en Madrid fallecido en 1922, su labor sería continuada por Cabré quien, como buen alumno, en algunos aspectos lo pudo llegar a superar.

 

Las antigüedades de Hijes

   Las primeras noticias en torno a los yacimientos arqueológicos de Hijes, en las cercanías de Atienza, saldrían a la luz mediada la década de 1840, gracias a las informaciones de su entonces cura párroco, D. Pablo Pereda, quien dio cuenta a las autoridades provinciales, al hilo de estarse formando el llamado Inventario Universal de Bienes Históricos, que en determinado paraje de la población aparecían con harta frecuencia algún tipo de monedas, cerámicas, armas…

   Las primeras indagaciones las llevaría a cabo don Francisco de Nicolau y Bofarull años después; dieron la vuelta a España y ocuparon primera plana en algunos medios de la prensa de su tiempo, dando a nuestro pequeño pueblo un papel protagonista durante algunos días. Papel protagonista que no tardó en apagarse. Eso sí, prácticamente todo lo hallado por Bofarull quedó en Guadalajara, para ser destinado al futuro Museo Provincial.

   Muchos años después, entre 1912 y 1913, don Enrique de Aguilera, tras obtener la concesión de numerosas excavaciones por esta norteña parte de la provincia de Guadalajara, volvió sobre los pasos de los pioneros. Lo hallado en esta ocasión fue expuesto en 1914 en el palacio Cerralbo, quien definió la de Hijes como “mi necrópolis”. Fechada por algunos estudiosos entre los siglos III y IV antes de Cristo; por los mismos siglos, después de Cristo, la fechan otros.

   En total, hechas las cuentas del antes y el después del paso de Cerralbo, los hallazgos nos dan cifras fabulosas que se aproximan a los 1.500 enterramientos, todos llevados a cabo en el mismo tiempo, más o menos, y en la misma forma: en urnas cinerarias, formando calles, y con sus estelas correspondientes, lo que nos podría hablar de los restos de una gran batalla, de las muchas que se libraron por aquí; tal vez… en tiempo de los romanos…

 

Luzaga y Aguilar de Anguita

   Entre 1910 y 1911 dirigió el marqués los trabajos que sacaron a la luz los grandes yacimientos arqueológicos de Luzaga y Aguilar de Anguita; mucho tiempo después de que en Luzaga fuese hallado el famoso bronce o plancha que sería hábilmente estudiado por otro pionero de la arqueología, el P. Fita, en los últimos años de la década de 1870. Cerralbo, sin duda desde Santa María de Huerta, trasladó a los campos de Luzaga y Aguilar de Anguita a su pequeño equipo de expertos en materia de hallazgos, principalmente formado por Cabré y el cura de Palazuelos, don Justo Juberías, quienes dirigieron al amplio ejército de trabajadores locales que lograron sacar de la tierra cifras fabulosas en cuestión de hallazgos de este tipo, algo así como 2.000 urnas cinerarias con sus ajuares, muchas de ellas, debido al paso del tiempo, destruidas. El propio Cerralbo escribiría: “me fui por los despeñaderos Triásicos del Tajuña a Luzaga, y el camino que cruza a la Hortezuela, el azadón se clavó entre una peña y un cacharro, aquella fue el miliario para la ruta a la necrópolis de Luzaga; habíamos encontrado otra necrópolis que tomé por anuncio de un poblado ibérico …”

   Algo más, llevaban los estudios del marqués a los pueblos: trabajo. Puesto que las excavaciones las pagaba de su propio peculio y, lógicamente, no se empleaba él mismo por su mano en abrir la tierra a golpe de pico. Decenas de hombres, de Luzaga y Aguilar, trabajaron en estos yacimientos, que de alguna manera proporcionaron pan a las familias en unos tiempos de penuria. El propio Marqués, junto con sus colaboradores más cercanos, se retrataría en la plaza de Luzaga con el pueblo entero, que agradecía su labor. Tanto que, tras los colosales hallazgos de Aguilar de Anguita, más de 5.000 tumbas, acompañadas cada una de ellas por una estela funeraria y por ricos ajuares de espadas de antena atrofiadas con sus correspondientes vainas, puntas de lanza, fíbulas, cuchillos afalcatados, etc.; desde distintos ámbitos se pidió un reconocimiento provincial para don Enrique. En Aguilar había sido también su párroco, don Rafael Portela, el introductor y alma de sus trabajos.

   Le llegaría, local, del propio Aguilar de Anguita, que le nombraría “Hijo Adoptivo de la Población”, el 22 de febrero de 1914: “con motivo de las excavaciones arqueológicas que unos cuatro años ha se llevan a cabo en este término municipal, por cuenta de tan ilustre señor. Ha sido el consuelo del afligido y el ayuda y socorro del desvalido y necesitado, pues con dichos trabajos ha llevado el pan a muchas familias que carecían de él, y que hubieran tenido que implorar la caridad pública; y más todavía; con sus trabajos, estudios y descubrimientos, ha conseguido demostrar la grandísima importancia que tuvo Aguilar de Anguita en la época ibérica, y que el nombre de este pueblo resplandezca con alta gloria en la Crónica Nacional…”

   Sin duda, un hombre para nuestra Historia reciente.

 

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 30 de agosto de 2024

 

AGUILAR DE ANGUITA (Guadalajara) Memorias de su Historia

 

   Se encuentra Aguilar de Anguita en la actual provincia de Guadalajara, dentro de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha; siendo su altitud de 1.169 metros sobre el nivel del mar, por lo que su clima es frío en invierno y suave en verano.

   Perteneció en su día a los extensos dominios del ducado de Medinaceli, por lo que gran parte de los municipios del entorno, así como sus pinares, fueron conocidos como “del Ducado”. Encuadrándose en la también denominada “Sierra del Ducado”.

   Sierra que, en líneas de F. Layna Serrano, ocupa la línea que va desde los Altos de Alcolea y Maranchón y desciende hacía el Tajo, comprendiendo el Valle del Alto Tajuña, así como los del Salado y Ablanquejo, hasta llegar por el oeste a la Vega de Masegoso y las serrezuelas del Modorrón. Layna Serrano, al hablar de esta tierra nos dice que es terreno frío y montaraz en el que alternan los páramos y las cumbres cubiertas de chaparros o pinos, con los valles profundos, abrigados y fértiles.

   Ubicándose en la hoy conocida comarca como Sierra Norte de Guadalajara, a medio camino de esta y del Señorío de Molina.

 


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EL LIBRO

  • ASIN ‏ : ‎ B0CWYKNGGY
  • Editorial ‏ : ‎ Independently published 
  • Idioma ‏ : ‎ Español
  • Tapa blanda ‏ : ‎ 203 páginas
  • ISBN-13 ‏ : ‎ 979-8883547262
  • Peso del producto ‏ : ‎ 327 g
  • Dimensiones ‏ : ‎ 13.97 x 1.3 x 21.59 cm

 

 


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HISTORIA DE LUZAGA

Crónica para su Historia

 

   Es Luzaga (Guadalajara), una de las poblaciones más interesantes en cuanto a su pasado prehistórico, de la provincia. En sus alrededores fueron descubiertos los hilos que llevan a la prehistoria, y al pasado ibero y celtibérico de la comarca, en excavaciones que en 1911 llevó a cabo el Marqués de Cerralbo.

   Con anterioridad a estos trabajos por aquí fue hallado el famoso bronce de Luzaga. Prehistoria y bronce estudiados por expertos en la materia.

   Más al margen de ello, Luzaga perteneció, después de la reconquista, a la tierra de Medinaceli y la provincia de Soria, antes de integrarse en la de Guadalajara.

   A través de las páginas siguientes trataremos de acercarnos a Luzaga.

 

 


Historia de Luzaga. El libro,pulsando aquí

 

 

 

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