sábado, diciembre 10, 2022

EL PRIMER VIAJE EN GLOBO, DESDE GUADALAJARA

EL PRIMER VIAJE EN GLOBO, DESDE GUADALAJARA

Tuvo lugar el 11 de diciembre de 1900, y cubrió la ruta entre Guadalajara y Alcalá de Henares

 

   Sin duda, alzar el vuelo bajo un globo aerostático fue uno de los mayores espectáculos que vivieron y sintieron nuestros pasados paisanos, desde que los hermanos  Montgolfier se elevasen a los cielos a bordo de una canastilla sujeta a uno de aquellos; o tratar de volar, desde que Diego Marín, con alas emplumadas, se lanzase a la aventura desde Coruña del Conde con intención de llegar volando al Burgo de Osma y después a Soria. Uno de los mayores espectáculos para las gentes que nos precedieron en los siglos en los que se adivinaba con certeza la posibilidad fue eso, volar; levantar los pies, fundirse con las nubes y contemplar el mundo desde arriba, a mediana altura, para no perder de vista el suelo que pisamos. Ese, sin duda, fue el espectáculo más atrayente desde los años finales del siglo XVIII, hasta los inicios del XX. Espectáculo que, incluso, se añadió a los festejos populares a través de los llamados “globos grotescos”.

   Vivió sin duda, el sueño de elevarse metido en una canastilla, bajo uno de aquellos inmensos globos aerostáticos, su época de mayor esplendor, en los años finales del XIX, cuando los globos comenzaron a llegar a España. Tan esplendoroso llegó a ser el espectáculo que incluso la propia reina regente, doña María Cristina de Habsburgo, viuda de don Alfonso XII y madre de don Alfonso XIII, se subió a una de aquellas canastillas y se elevó sobre los cielos de Madrid, en la Real Casa de Campo. El globo, adquirido en Francia a la casa de Monsieur Gabriel Yon, de París, sería bautizado con el nombre de “María Cristina”, en honor de Su Majestad. Fue adquirido por el ejército, para sus relaciones telegráficas.

   Por entonces, como sucedería más tarde, la mayoría de los globos aerostáticos, como lo fueron en principio los aviones, se utilizaban para la guerra. Hasta que surgió la idea de que también se podían utilizar para unir ciudades y viajar en ellos.

   La experiencia real tuvo lugar el 27 de junio de 1889, sin que el globo se alejase demasiado, puesto que en todo momento estuvo anclado a tierra, y dirigido por el Coronel Ayllón, quien tampoco dejó sola a tan augusta señora.

 


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Guadalajara, cuna de la aviación

   Poco después sería cuando la ciudad de Guadalajara se convirtiese en una especie de pionera española en aquello de alzar el vuelo y descubrir desde los aires, al mismo nivel que las nubes, un mundo diferente.

   A Guadalajara, en aquella década gloriosa para la aviación aerostática de los últimos años del siglo XIX, llegaron los pioneros del aire. Los grandes nombres que han hecho historia en la aviación, no solo española o europea, sino que también lo harían en muchos casos a nivel mundial.

   Aquellos pioneros, ases del aire, fueron muchos, a pesar de que dos de ellos, al menos, se llevarían la palma: Pedro Vives Vich y Alfredo Kindelán Duany. Pedro Vives fue el primer hombre en dirigir el cuartel de globos de Guadalajara; Alfredo Kindelán el primero en obtener el título de piloto de Aviación.

   A ninguno de estos dos hombres, ni a cuantos les acompañaron, se les puede juzgar de espantadizos, pues sobradamente demostraron que el riesgo formaba parte de sus vidas, como lo formó su ambición por volar, mejorar las técnicas y arriesgar la vida en cuantas ocasiones salió el aparato del hangar. No fueron pocos los que se la dejaron en una maniobra imprevista, o en un golpe de viento a destiempo.

   Las arriesgadas misiones de Pedro Vives podían llenar páginas enteras de novelas sin fin, al igual que las de Alfredo Kindelán. Ambos pilotaron desde Guadalajara el globo España, que se paseó por Madrid, y regresó a su base sin percance alguno.

   Ambos, Kindelán y Vives, o viceversa, son tenidos como los fundadores de la Aviación Española, los precursores, cuando a la Aviación Española se la dio cuerpo oficial en 1911.

   Pedro Vives, fue un hombre casi de aquí. Porque aquí dejó sus glorias, y de Azuqueca fue su mujer, Inocenta Camino, a pesar de que don Pedro nació en Cataluña, en Igualada, el 20 de enero de 1858. A Guadalajara llegó en 1896, con el grado militar de Comandante, para hacerse cargo de las tropas del recién creado Parque de Aerostación, o Cuartel de Globos Militares.


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El primer viaje en Globo

   La llegada a Guadalajara del primer avión pilotado, dirigido por el francés Jean Mauvais, relatado en estas páginas, fue un acontecimiento digno de figurar en los anales de la historia aeronáutica y provincial. Aquella primera vez en la que alguien llegó a nuestra capital a lomos de un aparato volador, desde Madrid, tuvo lugar el 24 de noviembre de 1910, y miles de ojos, desde Madrid a Guadalajara, pasando por Alcalá de Henares donde el francés pareció hacer un alto, estuvieron pendientes de él; de su sonido y de sus evoluciones. Como lo estuvo la ciudad entera de Guadalajara.

   Pero para entonces, para cuando el francés llegó a nuestra capital, nuestros paisanos estaban habituados a ver el oscilar de los globos militares, sujetos a su cabo correspondiente.

   Los globos aerostáticos ya evolucionaban por otras capitales europeas, lo mismo que lo hicieron sobre Madrid, cuando aquello de la reina María Cristina, y antes, y después, como espectáculo a tener en cuenta.

   La evolución estaba en avanzar un poco más, y en aquella aventura tomaron parte cuantos militares de la naciente aviación se encontraban en Guadalajara. Aquel primer vuelo, en globo, partiendo de Guadalajara, tendría lugar el 11 de diciembre de 1900.

   La aventura de inflarlo, de ver como se elevaba la canastilla y subir a ella el entonces Comandante de Ingenieros, Pedro Vives Vich, y uno de sus ayudantes, el Capitán Fernando Jiménez, atrajo decenas de miradas.

   Los relojes marcaban las diez de la mañana, sobre poco más o menos cuando, comprobado viento y presión, el globo soltó cabos y se dejó llevar. Y como en aquella otra ocasión, cuando lo del francés Mauvais, cientos de ojos quedaron absortos en la evolución del aparato, que se comenzó a mecer camino de Alcalá de Henares.

   Los pilotos, además de algunas bebidas refrescantes y los correspondientes bocadillos y ropas de abrigo, por lo que pudiese pasar, también llevaban en el equipaje las correspondientes palomas mensajeras, el teléfono inalámbrico de la época, por si se necesitaba ayuda. Algunas de ellas soltaron mientras se llevaba a cabo el vuelo, para dar cuenta de la historia que estaban escribiendo.

   El viento fue flojo, quizá demasiado. Y el ascenso no mucho, pues no pasaron de los 550 metros, teniendo siempre bajo sus pies la carretera general de Aragón, que les servía de referencia. Lo mismo que les sirvió de referencia el viaje que, desde Guadalajara a Alcalá, siguiendo las evoluciones del globo, emprendieron, a lomos de cabalgaduras el capitán Doménech y el entonces teniente Alfredo Kindelán.

   La noticia de la llegada del globo a Alcalá de Henares corrió por la ciudad como la pólvora, y los vecinos de Alcalá se echaron a la calle, para verlo llegar, un globo sin nombre que se dibujó sobre sus cielos poco después del mediodía.

   Tres horas después de su salida, a la una de la mañana, el globo soltaba cabos sobre el puente de Zulema. Al pie de la canastilla aguardaban a Pedro Vives y a Fernando Jiménez las autoridades civiles y militares de la ciudad. Y una ovación se alzó por encima de las palabras. Desde Guadalajara llegaba, por vez primera, un globo militar.

   La vuelta a Guadalajara la llevaron a cabo ya con los pies en la tierra, en el tren de las seis. La historia estaba escrita.

 

Tomás Gismera Velasco/ Guadalajara en la memoria/ Periódico Nueva Alcarria/ Guadalajara, 9 de diciembre de 2022

 

 

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