FACCIOSOS,
SALTEADORES Y BANDOLEROS EN TIERRAS DE ATIENZA Y GUADALAJARA.
Los
bandoleros del camino de Yela
La noticia de lo sucedido en el camino de Yela, proximidades de esta
localidad alcarreña, en días cercanos a las ferias de Brihuega la encontramos en
los Boletines Oficiales de la Provincia de Guadalajara.
No eran pocos los salteadores de caminos que aprovechaban la ocasión de
que al acercarse los visitantes a cualquier punto importante en el que se
celebraban días de mercado, o como en este caso, de feria, se emboscaban para
desvalijar a los desprevenidos que iban o volvían de ellas.
El caso que a continuación relatamos puede que sea algo único; pero
mejor que contarlo nosotros, dejamos que lo hagan las crónicas de su tiempo,
con su redacción, léxico, impresiones…
*****
Nadie ignora que hace mes y medio que una cuadrilla compuesta de 14
ladrones apostados en el camino que conduce desde Brihuega y Torija a Sigüenza,
y cerca de una paridera del término de Yela, sorprendieron simultáneamente
hasta 113 personas de ambos sexos y de todas las edades, que regresaban del
mercado de Brihuega; que allí permanecieron la mayor parte del día hasta que
pudo fugarse uno a quien persiguieron, y habiendo dado la alarma en Yela, a
hora en que el pueblo reunido en la iglesia rezaba el rosario, consiguió que
saliesen en masa con garrotes la mayor parte de los vecinos, con lo que se
ahuyentaron los ladrones librando a los infelices, de los que algunos de ellos,
desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde habían estado atados,
sin comer, sedientos y casi desnudos, por habérseles despojado no sólo de
cuanto llevaban, sino también de sus caballerías.
Es indudable que si Yela no hubiese temido las resultas que otros
pueblos han experimentado por haber capturado ladrones, los hubieran perseguido
y quizá cogido alguno de ellos; y según todas las apariencias la misma
cuadrilla, reforzada con dos individuos más, no se hubiera presentado el
miércoles 3 del corriente en el monte de Guadalajara y sitio que llaman del
Sotillo. Sin embargo de que dicen que solo se vieron seis ladrones, los cuatro
montados que fueron los que en la casa del Cohete robaron a un vecino de
Tendilla cuatro mil reales que llevaba en dinero y el caballo, que
inmediatamente montó uno de los que iban a pie y persiguieron al guarda-bosque
que les hizo fuego.
Con esta noticia el bizarro teniente de voluntarios realistas D.
Salvador Trujillo se dirigió dicho miércoles a mediodía con una partida
compuesta de ocho hombres al punto donde se habían visto los ladrones; pero por
desgracia aunque recorrieron en todas direcciones el monte y pasaron en él la
noche, tuvieron la desgracia de no hallarlos y regresaron a la ciudad sin
haberlos visto. Igual salida hizo el resguardo montado, pero no fue más feliz
que los beneméritos realistas.
Según el traje de todos los ladrones que se vieron, hay fundados motivos
para sospechar que se refugian en las inmediaciones de la corte.
****
Días después el propio Boletín hubo de hacer algunas rectificaciones en
torno a lo contado en la primera ocasión, si bien el resultado venía a ser el
mismo:
*****
Al dar cuenta en nuestro número anterior tanto del robo ocurrido en la
cañada de Yela como de haberse visto otros ladrones en el Cohete, término de
esta ciudad, padecimos algunas equivocaciones, que nos apresuramos a
rectificar, con tanto más placer, cuanto que el caballero comandante de armas
de esta ciudad y subdelegado principal de policía de la provincia ha tenido la
complacencia de darnos los datos oficiales que nos faltaban.
El 26 de mayo último hallándose los vecinos de Yela en la iglesia, otro
de Almadrones se presentó dando cuenta de un robo que se acababa de hacer junto
a la cañada e inmediato al camino de Brihuega; con este acontecimiento salieron
presurosos hacía el paraje designado, donde encontraron atados diferentes
pasajeros, y que no pudieron saber la dirección que habían tomado los ladrones,
efecto de la fragosidad del terreno.
Posteriormente en 3 del actual, uno de los guardas de monte de esta
ciudad, al acercarse a la casa arruinada del mismo divisó venir hacía él unos
hombres armados que le parecieron sospechosos; en su consecuencia echó a huir,
y habiéndole seguido uno a caballo alguna distancia mandándole con amenazas que
se detuviese, se penetró eran forajidos. El Sr. Subdelegado principal de
policía con este aviso adoptó la medida de noticiar el suceso a los encargados
del ramo de Chiloeches, Pozo de Guadalajara, Pioz, Valdarachas, Aranzueque,
Yeves, Horche, Lupiana e Iriépal, pueblos circunferentes a aquel sitio, con
prevención de que recorriesen sus distritos respectivos por si se podía lograr
la captura de los malvados; más en concepto de comandante militar de la
provincia no se detuvo en mandar saliese al instante una partida de voluntarios
realistas al cargo del teniente de los mismos D. Salvador Trujillo, asociándose
igualmente el resguardo montado por disposición del Sr. Intendente interino de
rentas, en virtud de aviso que le comunicó el Sr. Corregidor interino; no pudo
esta fuerza dar con ellos, porque conociendo sin duda que la fuga del guarda
habría de descubrirlos, huyeron aceleradamente y fueron a situarse aquella
tarde en el barranco de las Oyas y cuesta titulada del pozo, como era de inferir;
allí sorprendieron a varios pasajeros que no pudieron ser favorecidos hasta
puesto el sol, porque las órdenes del
Sr. Subdelegado principal llegaron bastante tarde a causa de las distancias;
sin embargo los jueces del Pozo y Valdarachas realizaron el reconocimiento; y
de sus resultas encontraron a los robados en el citado punto conviniendo todos
en que no pasaban los forajidos de cuatro a cinco montados en caballos, armados
con trabucos de pequeña marca, y que estaban vestidos a estilo de tierra de Alcalá
con calzón corto, abierto hasta medio muslo y sombreros tendidos de caperucho,
siendo de baja estatura a excepción de uno algo más alto en quien notaron
estaba gafo de algunos dedos en una mano.
El encargado de policía de Valdarachas, que recibió la orden a las tres
y media de la tarde, determinó salir sin demora con los voluntarios realistas;
pero con motivo de las faenas de la siega, solo pudo reunir uno de estos y
cuatro paisanos armados, después de dos horas; le acompañó el subdelegado de esta arma D. Juan de Mata García y todos cumplieron exactamente su encargo,
porque viendo que no hallaban el más leve vestigio de los criminales, a pesar de la escrupulosidad con
que inspeccionaron los sitios y barrancos que se encuentran hasta el término de
esta ciudad; distante una legua, infirieron que estos ya se habían fugado de
aquellos alrededores, pasando a apostarse en otro punto que les asegurase las
presas que habían desgraciado en el primero; así es que se dirigió el Juez con
los seis al camino Real de Madrid que conduce a Sacedón y Trillo, hacía el
barranco expresado de las Oyas y cuesta del Pozo; entretanto que retrocedieron
esta legua, y cerca de media más que hay al mencionado paraje, era puesto el
sol; antes de acercarse al sitio del robo dispararon los de Valdarachas dos
tiros, por si lograban verlos salir de alguna guarida, más habiéndoles oído
según relación de los robados, cargaron apresuradamente una caballería de
efectos y desaparecieron, sin que estos se atreviesen a mirar la dirección que
habían tomado por el miedo que les infundieron sus crueles amenazas, en cuyo
intermedio sobrevino la noche, y
favorecidos de la escabrosidad, no les fue posible descubrir las huellas por
donde los malhechores se ausentaron; siendo de advertir que si la fuerza que
salió de esta ciudad se hubiese dirigido a los confines del término de la
misma, no queda duda se habría encontrado con los de Valdarachas y hubieran
capturado a los ladrones, o por lo menos recobrado parte de los efectos
depredados.
*****
Sucedió entre los meses de junio y julio de 1833. Nada volvió a
saberse de aquellos. También es cierto de que no se conocen más asaltos
similares.
Juan Luis López Alonso
Tomás Gismera Velasco
Atienza de los Juglares/Septiembre 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se admitirán mensajes obscenos, insultantes, de tipo político o que afecten a terceras personas.