ISABEL MUÑOZ CARAVACA Y LOS DERECHOS DE
LA MUJER
Isabel Muñoz Caravaca se declara
abiertamente feminista en un tiempo en el que el feminismo, tal y como hoy lo
conocemos, tiene otro significado, puesto que en los años en los que doña
Isabel se muestra como tal, las mujeres apenas tienen derechos en la sociedad: “Si, soy feminista, estoy en mi derecho”.
En el artículo que titula “Mi cuarto a
espadas”, da su definición sobre su feminismo: “Las feministas aspiran a la
igualdad de todos ante la ley y en la familia, y quieren para nosotras y para
vosotros todo el respeto, todas las consideraciones que individualmente
merecemos y merecéis; las no feministas se entretienen, acertada o
desacertadamente, en formar para ellas una moda, es decir unas costumbres, unas
tendencias, en fin, femeninas”.
Se opondrá a algunas ideas de Carmen de
Burgos, Colombine, antes de que esta se manifiesta abiertamente por los
derechos de la mujer, y la criticará en varios artículos cuando Carmen de
Burgos, residente en Guadalajara en el primer decenio del siglo XX, trate de
aconsejar a las mujeres sobre algunos detalles de la vida, o ciertas
supersticiones heredadas a través de los tiempos.
Una de sus mayores cruzadas será a favor del
voto de la mujer:
“Las mujeres son, moral e intelectualmente,
iguales a los hombres; tienen derechos, los mismos que los hombres; si estos
votan, aquellas deben votar, cuando estos sean legalmente aptos y elegibles
para desempeñar cargos, aquellas deben serlo también. La mujer debe votar y
admitir votos, pero esto en la plenitud de derechos, civiles y políticos, sin
depender de nadie; es decir es un estado de equilibrio social más lógico y más
equitativo que este que tenemos, y no se asuste nadie, esto, lo actual, es lo
injusto y lo falso”.
Ella no llegará a conocer los derechos
adquiridos por la mujer, pero aquello, como tantas otras cosas, formará parte
de sus sueños:
“Día llegará, pese a quien pese, en que la
vida social, política, administrativa, literaria, estén a la par, en manos de
hombres y mujeres. Entonces el ambiente, él solo, se moralizará. No quiero
decir que las mujeres aporten nuevas virtudes, pero si cualidades, hoy
negativas, positivas y creativas mañana. Las mujeres son seres morales como los
hombres; intelectuales como los hombres, y por lo más o por lo menos, valen lo
mismo que los hombres”.