Si tomamos cualquier diccionario y buscamos la palabra “Mecenas”, poco
más o menos, dependiendo de las ediciones o autores, nos encontraremos con que
nos dicen más o menos lo mismo, y nos remitirán, con mayor o menor entusiasmo a
Mecenas, a Cayo Cilnio Mecenas, el romano etrusco consejero de Cayo Turino que
vivió allá por los tiempos de… antes de Mari Castaña, y de Cristo.
Probablemente ni siquiera en el callejero oficial municipal figure el
nombre de “Plaza de Mecenas” como reconocimiento al de esta plaza, y si lo hace
ha de ser por la costumbre de los atencinos en denominar, como ese nombre a
esta plaza, sin saber por qué.
Alguien, en alguna época determinada adelantó este nombre, y con él se
quedó y ha ido pasando de generación en generación a lo largo del tiempo,
probablemente para eliminar aquel otro que parecía mucho más malsonante: “plaza
de los cochinos”, pues en esta plazuela, que no plaza, tuvo lugar a lo largo de
varios siglos el importante comercio de animales de cerda que congregaba,
habitualmente los sábados y especialmente en épocas de feria, marzo y
septiembre, a gran parte de los serranos dedicados a la cría del cerdo, cuando
la cría del cerdo no se llevaba a cabo, como ahora, poco menos que de forma
industrial.
El nombre de “plaza de los
cochinos”, nombre popular, nunca oficial, vino a desterrar otro, también
popular, el de “plaza o plazuela de la picona”.
La picona era el carbón vegetal que se producía en los pueblos de la
serranía y que desde aquellos venían sus habitantes a vender a la villa de
Atienza, eje del comercio de la comarca, y que en esta plaza convivió junto con
el comercio de cochinos o animales de cerda, hasta que las nuevas industrias en
torno a la cocina, gas y electricidad, desecharon el carbón.
Indudablemente tampoco el nombre de “plaza de la picona” fue nombre
oficial.
Tendríamos que remontarnos en el tiempo a varios siglos atrás para
encontrar alguna referencia al nombre oficial de la plaza, mejor: plazuela, ya
que en los tiempos en los que surgen este tipo de espacios municipales por lo
general solamente hay una plaza, y muchas plazuelas.
En los registros municipales que allá por el siglo XVI comienzan a dar
vida al callejero atencino, y especialmente en las referencias que se hacen en
torno a la creación de la plaza Mayor (la de San Juan del Mercado), se hace una
clara referencia a esta plazuela: PLAZUELA DEL POSTIGO.
Lógico, se encontraba al pie del postigo hoy conocido como “Arco de la
Virgen”, y entonces “Postigo de Maese Pero Farfán”. En esta plazuela, por la
que en algún tiempo se accedía a la villa, al igual que por las otras
conocidas, se reunían los comerciantes para vender y comprar a quienes entraban
y salían de Atienza, de ahí su importancia en el comercio, que continúa
manteniendo.
Tradicionalmente fue una plazuela dedicada al comercio, en ella hubo
carnicerías, tabernas, panaderías… e incluso estuvo en ella el “estanco de la
sal”, cuando la sal, lo mismo que el tabaco, se vendía en estanco. Que no hemos
de confundir con el alfolí.
Es hoy en día una de las plazas eje de la vida de Atienza, cruzada por
la calle de Layna Serrano (anteriormente del Águila, y antes aún Mayor), y por
las callejuelas y callejones del barrio de San Gil, incluso del antiguo
callejón de la fragua que unía esta plazuela con la plazuela del Mesón, calle
de la fragua que nos remite al misterio de las noches de ronda en las que,
además de rondar, corría el vino, el aguardiente y, en algunos casos, la
sangre.
El pueblo siempre la conocerá, y conoce, y como "Plaza de los Cochinos", a pesar de que el tiempo la ha ido amoldando a aquello de "la plaza de la panadería", la del super, la de...
(Por supuesto que habrá otras interpretaciones e indagaciones históricas... pero... esta es la mía. Con todos los respetosm claro está a cualquier otra idea).
El pueblo siempre la conocerá, y conoce, y como "Plaza de los Cochinos", a pesar de que el tiempo la ha ido amoldando a aquello de "la plaza de la panadería", la del super, la de...
(Por supuesto que habrá otras interpretaciones e indagaciones históricas... pero... esta es la mía. Con todos los respetosm claro está a cualquier otra idea).
Tomás Gismera Velasco