LA CASA DE GUADALAJARA, LUGAR DE ENCUENTRO DE LOS EMIGRADOS EN MADRID.
Por Tomás Gismera Velasco.
A lo largo del siglo XX Madrid se ha convertido en el punto de destino preferente para la emigración provincial, incluso, desde antes, en busca de futuro:
El número de naturales de la provincia en la capital de España fue en aumento desde los inicios del siglo, hasta los días presentes, sin que pueda establecerse una cifra efectiva puesto que, incluso en la cercana historia, ambas capitales, Guadalajara y Madrid, caminaron en algunos acontecimientos en unión, provocando que las poblaciones de una y otra se entremezclasen.
En 1960 se estimaba que más de 40.000 naturales de la provincia residían en la capital o la región madrileña.
La cifra de naturales de la provincia en Madrid prácticamente se multiplicaba por dos en el año 2.000, cuando se consideraba que más de 80.000 personas estaban directa o indirectamente ligadas a la provincia, más de la mitad por línea directa, el resto en segunda, tercera y hasta en cuarta generación, que continúan mirando hacía sus lugares de origen.
La cifra, correspondiente al censo de 1981, cuando la provincia cuenta con una población de 143.246 habitantes, recoge a la práctica totalidad de los emigrados desde comienzos de siglo, sin contar a cuantos residen en los municipios de la provincia, y lo hacen en los 18 distritos de la ciudad, el número total asciende a la cifra de 62.152 personas.
En el mismo censo se establecen los lugares de residencia por distritos: Centro,3.293; Arganzuela, 2.267; Retiro, 2.044; Salamanca, 3.070; Chamartín, 1.891; Tetuán, 3.162; Chamberí, 2.727; Fuencarral, 2.627; Moncloa, 1.482; Latina, 5.197; Carabanchel, 4.718; Villaverde, 3.260; Mediodía, 2.989; Vallecas, 5.466; Moratalaz, 4.623; Ciudad Lineal,6.603; San Blas, 3.221; Hortaleza, 3.511.
En algunos de los distritos de Madrid habitan más naturales de la provincia que en la inmensa mayoría de sus pueblos.
Tal vez sean los archivos de la Casa de Guadalajara el mejor exponente para conocer lo más cercanamente posible, cuales fueron los orígenes de los guadalajareños asentados en la capital de España a partir de la década de 1960.
Pudiéramos pensar que únicamente una parte de la provincia de Guadalajara optó por Madrid como lugar de futuro, sin embargo de sus archivos se deduce que, desde cualquiera de los pueblos de la provincia llegaron emigrantes a la capital.
Sobre la procedencia de los socios fundadores cabe hacer algunas reflexiones.
Tal vez la primera el número de asociados que ya tenían residencia fija en Madrid y eran oriundos de Guadalajara, mayoritariamente en segunda generación, el 13,2 por ciento de la masa social.
Del mismo modo el número de socios naturales y residentes en Guadalajara capital, 11,6 por ciento, atendiendo a una de las finalidades esenciales a la hora de la fundación, unir lazos entre quienes quedaban en la provincia y aquellos que tuvieron que abandonarla.
Por último, anotar el número elevado de asociados procedentes de algunas poblaciones, generalmente debido al empeño particular de alguno de los fundadores; caso de Albalate de Zorita. Elevado era igualmente el número de naturales de Pastrana, Gajanejos, Cubillo de Uceda, Jadraque, Maranchón, Matillas, Molina de Aragón, Pastrana o Sigüenza, población esta última que aportaba su sociedad de amigos.
Del mismo modo que podemos establecer el origen, igualmente, y a través de sus correspondientes fichas, las profesiones a las que se dedicaron cuando, provenientes en su mayoría de zonas rurales, no eran trabajadores de especial cualificación
Los industriales ocupaban varios campos, principalmente la hostelería, sin que faltasen libreros, profesionales del mueble, lámparas e iluminación, carniceros o tiendas de ropa. Las profesiones liberales están mayoritariamente ejercidas por médicos y abogados ya asentados en la capital de España desde la década anterior a 1950. En hostelería, como camareros, se ocupaban una gran parte de la juventud; al igual que como dependientes de comercio. Comprende el sector servicios a los empleos de conserje, chofer, peluquero, etc. Las grandes fábricas de automoción del sur de Madrid, entonces en plena expansión, así como las de componentes industriales levantadas en las zonas de Villaverde, San Cristóbal de los Angeles o Getafe, ocupaban a la mayor parte de los emigrados, del mismo modo que las mujeres, en su práctica totalidad, se ocupaban en el servicio doméstico. Creció a partir de 1963 el número de funcionarios, por lo general los existentes en 1961 eran residentes y nacidos en Madrid, e hijos de quienes salieron con anterioridad a 1936. En el grupo de políticos se incluyen a personalidades como el Gobernador civil; Presidente de Diputación; Alcalde de Guadalajara, etc., que formaron parte de la masa social.
Prácticamente desde sus comienzos, la Casa de Guadalajara se convertía en lugar de encuentro y referencia para los guadalajareños residentes en Madrid, no solo de sus asociados, pues son muchas decenas los que sin serlo pasan por ella, ya que sus fines no se limitan a abrir sus puertas a quienes pagan una cuota, sino que en la misma medida la abre a aquellas otras personas que sienten la necesidad de encontrar un rincón en el que se hable de su tierra natal en una ciudad en muchos casos desconocida.
En el momento de su constitución contaba con algo más de mil socios. Si entendemos a estos por familias, puesto que la familia del asociado quedaba incluida a la hora de recibir los beneficios de la institución, y teniendo en cuenta que la media familiar estaba compuesta en aquellos años por seis personas, podríamos concluir que la Casa de Guadalajara congregaba a un número superior a las seis mil personas lo que, extrapolado a la población estimada de guadalajareños en Madrid, nos haría pensar que al menos una tercera parte de los emigrados a la capital pasaron en algún momento por el centro regional.