JADRAQUE, ORTEGA Y GALDOS.
Por Tomás Gismera Velasco.
Don José Ortega Munilla fue uno de los más aventajados seguidores de Benito Pérez Galdós desde que éste llegó a Madrid y comenzó a destacar en el mundo cultural de la capital de España. La obra novelesca de Ortega Munilla, afín al costumbrismo dominante en el último tercio del siglo pasado estará influenciada en buena medida por la obra de Galdós, y así lo ha de reconocer Ortega en múltiples escritos, que reflejan la admiración que siente por el autor canario.
Ortega Munilla y Pérez Galdós han de mantener a lo largo de sus vidas una estrecha relación de amistad, y una pasión común por los viajes aventureros que les hacen descubrir los pequeños pueblos de la geografía nacional con sus encantos, costumbres y misterios, influenciados de alguna manera por las formas de vida bohemia imperante en el mundo de la cultura en la que ambos se manejan.
Cuando se conocen, Benito Pérez Galdós vive en una pensión del centro de Madrid, en la calle de la Abada esquina a la del Olivo, en la que paga ocho reales diarios. La pensión es propiedad de una alcarreña, de Bujalaro, Melitona Mula, que la regenta junto a su marido, Jerónimo, con la ayuda de una sobrina que Melitona se trajo de su localidad de origen. En ésta pensión de ambiente guadalajareño, por la que pasarán un gran número de alcarreños en sus quehaceres por la capital, vivirá Galdós entre 1863 y 1873, y aquí dará vida a su "Doctor Centeno", que no es otro que el inquilino del entresuelo derecha.
Caprichos del destino, por ésta pensión pasarán unos cuantos médicos alcarreños mientras concluyen sus estudios en la capital, los Serrano Sanz, Layna Brihuega y Laureano Bueno. Laureano llegará a ser un prestigioso médico de la corte, y una casualidad más, abrirá su consulta dos portales más arriba, en la misma calle, y a ésta pensión llegará Francisco Layna Serrano, cuando años después, inicie en Madrid sus estudios de medicina.
A fines de la década de 1870, la amistad de Ortega y Galdós llega al extremo de que don José ruega a don Benito que sea testigo de su boda, que se convierte en un acontecimiento de relevancia social en la capital de España, ya que la futura esposa no es otra que doña Dolores Gasset, la hija del poderoso fundador y propietario de uno de los periódicos más influyentes de la época, "El Imparcial", el único de los grandes periódicos que dió su apoyo a Amadeo I.
Don Benito asistirá al enlace, del que nacerá quien con el tiempo será uno de los más grandes pensadores españoles, don José Ortega y Gasset.
Un grave accidente sufrido por José Ortega Munilla, producido por la caída de un caballo, hace que éste se retire de la vida pública, y aconsejado por sus médicos, en unión de su familia, se traslada en 1884 a un lugar de reposo muy recomendado, Jadraque, donde los Ortega y Gasset vivirán durante algo más de un año, y donde José Ortega Munilla escribirá una de sus más exitosas novelas "Cleopatra Pérez".
Desde Jadraque Ortega Munilla escribe a Galdós para invitarle a pasar unos días en la tranquila localidad en la que se siente, al poco de llegar, totalmente integrado entre un vecindario que le recibe con los brazos abiertos, y atiende solícito a todas sus necesidades, sabedores de la alta personalidad que tienen entre ellos. En la carta, llena de consejos y elogiosa hacía la población que le acoge, le envía el horario de trenes y diligencias, así como un pequeño plano con la ubicación de la casa, en la calle Mayor.
Por las tranquilas calles de un Jadraque lleno de vida, correteará el pequeño José Ortega y Gasset con sus hermanos, y allí recibirán en un correo la obra continuadora del doctor Centeno, remitida por Galdós, para que sea examinada y valorada por Ortega Munilla, la novela, "Tormento", gozará en lo sucesivo de la aprobación y visto bueno de Ortega, que no sin sorpresa, verá en aquellas calles, al pie del castillo del Cid, al gran don Benito, quien con su sobrino Pepe Hurtado de Mendoza y Rubín, su secretario, llegarán en diligencia a Jadraque en el verano de 1885, para pasar tres o cuatro días en aquella localidad, a lo largo de los cuales se emplearán, en unión de don José, en recorrer los pueblos aledaños, previa la autorización del médico que atiende a Ortega, don Félix Layna Brihuega.
Pérez Galdós no volverá a Jadraque más que de pasada, camino de Atienza, pero Jadraque dejará en la obra de los Ortega un buen recuerdo, que más tarde quedará plasmado en aquél viaje que José Ortega y Gasset hará por esa parte de la provincia, ya entrado el siglo y del que dará cuenta en "El Espectador".
Aquellas tierras que le acogieron de niño no podían quedar en el olvido.