sábado, agosto 08, 2015

ATIENZA: ESCÁNDALO SEXUAL EN LA CÁTEDRA DE GRAMÁTICA DEL CONVENTO DE SAN FRANCISCO. Fray Baltasar de Lerma y Fray Gaspar de Letona, ante la Inquisición



ATIENZA: ESCÁNDALO SEXUAL EN LA CÁTEDRA DE GRAMÁTICA DEL CONVENTO DE SAN FRANCISCO.
Fray Baltasar de Lerma y Fray Gaspar de Letona, ante la Inquisición

Tomás Gismera Velasco


   El 21 de octubre de 1269 el entonces obispo de Sigüenza, don Lope, instituyó en Atienza una cátedra de gramática dotándola con una parte de las tercias que correspondían a la iglesia, así en la población como en todas las aldeas de la tierra, para lo que previamente se mostraron conformes y contentos (nos cuenta Francisco Layna), algunos clérigos de los cabildos de la villa y aldeas vecinas.

   El documento, que se conserva en el Archivo de la Clerecía de Atienza, da cuenta de que el maestro de gramática ha de percibir un salario según que lo hubieren los otros maestros. Fundándose atendiendo a que la pobreza de muchos de los estudiantes de la comarca no podían estudiar ni aprender debido a su penuria. La cátedra estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XIX, pues cuando  el Cabildo de Clérigos fue suprimido luego de apropiarse sus bienes el Estado, continuó sirviendo la cátedra un dómine quien a costa de cierta memoria percibía 700 reales anuales, más siete abonados por cada estudiante.
  
   Muchos fueron los alumnos, y gramáticos, que a lo largo de los siglos pasaron por ella, lamentablemente no es demasiado lo que conocemos en torno a ella, la cátedra, y ellos, los gramáticos; de alguno nos hemos ocupado en Atienza de los Juglares y nos ocuparemos en próximas fechas de algunos más, no obstante traemos aquí dos casos en los que intervino la Inquisición, y que nos cuenta Adelina Sarrión Mora en La solicitación ante el Tribunal del Santo Oficio, referidos a Fray Baltasar de Lerma y Fray Gaspar de Letona:



   Nunca los inquisidores se mostraron interesados en investigar delitos de tema sexual. Buena prueba de ello es la poca atención que los inquisidores conquenses prestaron a la información aparecida contra el franciscano Baltasar de Lerma.

   En 1631 un compañero denunció a dicho fraile al comprobar que una noche se había encerrado en la sacristía con una mujer mientras cenaba la comunidad. Insistía también el delator en que algunos jóvenes del colegio de gramática que estos franciscanos tenían en su convento –en Atienza- comentaban que Baltasar de Lerma los solicitaba en confesión.

   Pasaron casi dos años hasta que los inquisidores iniciaron la investigación. En 1633 el comisario de Atienza interrogó a nueve testigos, la mayoría jóvenes clérigos que diez o doce años antes habían estudiado en el colegio de los franciscanos. Según se desprende de sus declaraciones, lo que más hacía sospechar a los estudiantes era la insistencia de Baltasar de Lerma en imponer disciplinas y azotarlos personalmente. Uno de los testigos interrogados, estando a solas con Baltasar de Lerma, declaró:

Después de haberse confesado con él un día en su misma celda, que le parece era por Cuaresma, estando hincado de rodillas le empezó a traerle la mano por la cabeza y alargarle. Y le dixo: ¿no será bueno desatacarlo (desnudarlo) y azotarlo?, y dixo este testigo ¿por qué? Y el dicho fraile respondió “porque le quisiere yo azotar”. Y finalmente este testigo no quiso desatacarse temeroso de que había oído decir que el dicho fraile tenía costumbre de hacer xemesantes cosas como esta con otros estudiantes (ADC Inq.Leg. 727, expt. 1211)

   Francisco Lopez de Agreda, clérigo en Atienza en el momento de declarar ante el comisario también sufrió en propia carne los azotes de Baltasar de Lerma: un día estando este testigo con los demás delante de el general les dixo el dicho fraile :suban acarriba;  y subiendo todos a los cuales dixo arriba: desatáquense todos y los azotó a todos, y en cuanto haber oído de si era persona que se holgaba de ver a los muchachos desatacados el dicho fraile oyó decir muchas veces a algunos de sus condiscípulos referidos que debía de tener gusto con desatacarlos y azotarlos, y desto entrellos se reían y que algunos los desatacaba y tocaba sus vergüenzas…

   La declaraciones de los antiguos estudiantes del colegio de granática de Atienza no se centraron exlusivamente en su confesor, Baltasar de Lerma. También el precpetor, Gaspar de Letona, fue acusado de intentar forzar a un estudiante. Un día del año 1621 o 1622, José de Madrigal salió llorando de la celda del precpetor, poco después contó lo sucedido a sus compañeros. Uno de los presentes reprodujo ante el comisario la descripción que de lo ocurrido hizo entonces José de Madrigal:

   El dicho fray Gaspar Letona que nos enseña me llemó y me metió en su celda y atrancó la puerta con un garrote y me empezó a besar y me dixo que me desatacase, no sabiendo bien para qué fin. Y me desataco y me dixo que me echase en la cama y me eche. Y el se quiso echar conmigo y porque me pasaba las manos por las nalgas y entonces me levanté y di voces esto me ha sucedido. Y que entonces dixo el dicho fraile: vete con el diablo y abrió la puerta, no des voces, y se fue a casa de sus padres y se lo contó a su padre, y desde entonces el dicho Joseph de Madrigal estudiante, no quiso volver al estudio.

   En 1633 José de Madrigal había muerto. El comisario del santo oficio examinó a su padre, quien confirmó la declaración anterior y añadió que después de lo ocurrido fue a presentar sus quejas ante el guardián del convento. A pesar de que otros dos testigos apoyaron esta acusación los inquisidores no iniciaron ninguna acusación contra Gaspar de Letona.

   Poco después de que el comisario de Atienza enviase las testificaciones en agosto de 1633, los inquisidores conquenses votaron que la causa de fray Baltasar de Lerma se suspenda por falta de probanza.

   El 26 de agosto el fiscal presentó un recurso pidiendo que se enviara al Consejo de la Suprema la sumaria para que fuera dicho Consejo quien decidiera si había que continuar o no el proceso, aunque los inquisidores conquenses apuntaron al margen de esta petición que se remitiera la información hecha contra Baltasar de Lerma, no debió hacerse pues el Consejo no envió ninguna respuesta.