KATHARINE
HEPBURN, la estrella de Atienza
Cuando Katharine Hepburn se marchó de Atienza, a mediados del mes de noviembre
de 1970, muy pocas personas en la villa lo conocieron. Unos día días antes
comenzó a despedirse de las personas que pasaron por su casa, e incluso del Sr.
Alcalde, don Julián Ortega Asenjo, uno de los primeros en conocer el día de la
partida. También fue uno de los pocos que supo que en breve regresaría a
España. Al año siguiente comenzaría, en tierras de Cataluña, el rodaje de una
nueva película, “Viajes con mi tía”, basada en una genial novela de Grahan Greene,
bajo la dirección de George Kukor. Entonces haría un hueco en el transcurso del
rodaje para regresar a Atienza. Para entonces ya estaría en marcha su proyecto
español. Aquel proyecto que dejaría grabado su nombre en la historia de
Atienza, y de los chiquillos de Atienza.
Sí, a Katharine Houghton Hepburn nos referimos. Aquella señora que salió
de un lugar llamado Hartford, en un condado de los EE.UU de América por nombre
Connecticut, y que con el tiempo llegaría a ser una de las grandes estrellas
cinematográficas del universo del cine, de Hollywood.
Katharine fue hija de un populoso médico americano; fue la mayor de los
seis hermanos que nacieron del matrimonio compuesto por el doctor Thomas Norval
y por Katharine Marta Houghton; así que no tuvo más remedio nuestra mediática
estrella que colaborar en las labores de educación y atención de sus hermanos
más pequeños. O dicho de otra manera, hacer de segunda madre de sus hermanos.
De ahí que a lo largo de su vida sintiese un especial cariño por los
chiquillos, y pasase mucho tiempo tratando de hacer algo de bien a la infancia.
No debió de causar mucha satisfacción en la familia el anuncio de que la
generosa Kate –así la llamaban familiarmente, se dedicase a esas extrañas artes
que son el cine o el teatro. Claro está que esto sucedía en los lejanos tiempos
en los que estas artes gozaban de mucha menos consideración de la que tienen en
la actualidad. Corrían, cuando decidió dedicarse al teatro, aquello que se ha
dado en llamar “los maravillosos años veinte”, pues fue al final de esta década
cuando, tras una experiencia teatral en el colegio a nuestra estrella le entró
el gusanillo del teatro. Nació unos pocos años antes de aquello, en 1907, el 12
de mayo.
Su debut en un teatro conocido, en Broadway, llegaría el 12 de noviembre
de 1928, y su primera película la rodaría en 1932 -A Bill of Divorcement-, que no se llegaría a estrenar en España, por
lo que no se tradujo ni siquiera el título. Si bien, y tras esta, en la que se
lució como una auténtica dama del cine en ciernes –contaba con 25 años de edad-
llegarían muchas más. Hasta convertirse en la gran estrella del cine mundial.
Una estrella que llegó a recoger a lo largo de su carrera cinematográfica la
nada despreciable cifra de cuatro premios Oscar a la interpretación –ninguna
estrella del cine la ha superado hasta el día de hoy-.
Se especializó en papeles dramáticos, e hizo
grandes interpretaciones de personajes que antes de llevarse al cine pasaron
por las tablas de los teatros.
Y en estas llegó a Atienza, entonces un
pueblecito perdido en el mapa del mundo, algo menos en el de España y con
cierto renombre en la provincia de Guadalajara.
Una serie de circunstancias llevaron a que
uno de sus directores talismán, el griego Michael Cacoyannis, la eligiese para
interpretar el papel de Hécuba en uno de los grandes dramas del teatro griego:
“Las troyanas”. Una obra teatral escrita hace más de dos mil años por un griego
universal, Eurípides. Las circunstancias llevaron al director a elegir ese
pueblecito como marco perfecto para convertirlo en una ruinosa y devastada
Troya, ya que sus técnicos de rodajes de exteriores encontraron que este era el
lugar perfecto, por encima de cualquiera otro de Europa o África. Y hasta
Atienza, un punto perdido en el mundo, se trasladó el equipo de rodaje en la
primavera de 1970, para llevar a cabo la filmación; y hasta Atienza se trasladó
la gran estrella que había de protagonizar el papel principal, para residir en
la villa por espacio de casi cuatro meses, convirtiéndose, además de en la
reina Hécuba de Troya, en la estrella de Atienza.
A Atienza llegó en los últimos días del mes
de agosto de aquel año para residir en la entonces casa más moderna de la villa
–todavía faltaban algunos remates para darla por concluida-, y en Atienza pasó
alguno de los mejores momentos de su vida, como ella señalaría mucho tiempo
después.
Llegó, para conocer la población y su nueva
casa, así como ordenar la decoración. Entonces las películas se rodaban a lo
largo de tres, cuatro o cinco interminables meses. La movilidad, aunque hubiese
buenos vehículos resultaba más compleja que en la actualidad, y por ello se
quedó en Atienza a vivir.
Calurosos eran aquellos días primeros de
septiembre en los que nuestra estrella comenzó a pasar por una vecina de
Atienza más, a pesar de que el día de su llegada tuviese que abrigarse un poco.
Los tiempos cambiantes de nuestra Serranía de Guadalajara, son así. El pueblo
lo dejó envuelto en nieve; pues ya cayeron los primeros copos cuando dejó la
población en aquel mes de noviembre. Entonces llovía, y nevaba, cuando lo tenía
que hacer.
Contar el
resulto de casi tres meses de rodaje daría, como ha dado, para escribir
todo un libro; o un tratado. Durante aquel tiempo Atienza se transformó hasta
convertirse en una auténtica Troya. Por los escenarios naturales de la
población pasaron algunos de los más grandes actores, y actrices, del universo
cinematográfico mundial; en la película trabajó una parte importante de las
mujeres y de los hombres de Atienza; y a pesar de que la película no gozaba de
buena reputación en las altas esferas del Estado, puesto que de alguna manera
se criticaban las guerras, los abusos de poder o las dictaduras, se permitió su
rodaje; y su estrenó –de extranjis casi-, al año siguiente en un festival de
cine español.
Y la actriz, la estrella, Katharine Hepburn,
paseó por las calles de la hidalga villa de Atienza, saludó y fue saludada por
sus vecinos, se encariño con los chiquillos del pueblo; busco fósiles, paseó en
bicicleta por sus caminos, respiró sus aires, visitó los pueblos de la comarca
y trató de ser algo más. Trató de ser mecenas. De ayudar a la gente y, sobre
todo, a los pequeños. Ella, que por decisión propia no tuvo hijos, quiso que
todos los chiquillos de Atienza la recordasen como una benefactora; que su
nombre quedase grabado, desde 1970, en
la vida diaria de un pueblo que comenzaba a perder su población.
Fue cuando comenzó el curso escolar cuando la gran Katharine se asomó a
las escuelas de niñas, y de niños, y vio que la escuela de niñas estaba
prácticamente recién construida y la de niños dejaba mucho que desear.
En su casa del barrio de San Salvador, pocos días antes de dejar Atienza
y retratarse a lomos de una de las burras del atencino Gabriel Cabellos, que
llevaba a cabo oficios de jornalero para la productora, Katharine Hepburn mandó
llamar al señor Alcalde. A la reunión también asistieron algún que otro concejal,
Augusto García Fernández-Balbuena y el productor Anis Nohra. Katerine Hepburn
quiso primero conocer cuánto costaron las escuelas que se construyeron para las
niñas, poco más de trescientas mil pesetas de las de entonces y… Los ojos del
Alcalde de Atienza hicieron chiribitas. La actriz, por medio de sus
representantes, puso los miles de pesetas, tras traducirlos de los miles de
dólares, necesarios para la edificación de unas escuelas nuevas para los niños
de Atienza, y que el nombre de Katharine Hepburn se quedase en la villa, para
la eternidad.
De llevar a cabo su deseo tendría que encargarse el productor de la
película, Anis Nohra, quien en nombre de la actriz se reunió con el Alcalde de
Atienza en unas cuantas ocasiones la última semana del mes de octubre, en cuya
reunión se concretaron las intenciones de la actriz, y el costo a que había de
ascender la donación, 5.000 dólares (algo más de 350.000 pesetas de las de
aquel tiempo).
Días después, el 31 de octubre, sopesado el asunto en el Ayuntamiento de
Atienza, el Sr. Alcalde se dirigiría por carta a D. Augusto García Fernández
Balbuena, quien actuó de intermediario. El Ayuntamiento aceptaba la donación,
aunque no levantaría las escuelas prometidas…
Eran los tiempos en los que desde el Ayuntamiento de Atienza, el señor
Alcalde prometía cosas. A doña Carmen Díaz de Rivera, la hija de la marquesa de
Llanzol –vecina de la antigua iglesia de San Salvador, convertida en residencia
particular de la marquesa de Aledo-, la prometió que la plaza de Mecenas –o de
la Panadería-, pasaría a llamarse “Plaza de don Camilo Alonso Vega”, el
ministro de Gobernación gracias al cual Atienza se transformó en parte de lo
que hoy conocemos. En monumento del pasado. Y también prometió, el Sr. Alcalde,
una gran industria que fijaría la población; y… muchas cosas más.
Un año más tarde, la gran
estrella del cine mundial, Katharine Hepburn, que había de regresar a España
para rodar “Viajes con mi tía”, suspendió su interpretación, porque no terminó de
gustarle el guion. No sabemos si llegó a conocer que su nombre fue borrado de
la historia futura de la villa; lo que si conocemos es que sus deseos para con
los niños de la villa no se vieron cumplidos; aquellas escuelas nunca se
construyeron, y tampoco se hizo ninguna inversión, social, cultura o recreativa
de la que pudieran disfrutar los niños de Atienza, tal y como prometió el Sr.
Alcalde.
Ella, la estrella que más brilló en el universo cinematográfico mundial,
debía de tener inscrito su nombre en la histórica villa de Atienza. Alguien
ocultó su labor; sus intenciones; sus deseos para la educación de los
chiquillos de Atienza…
Sirvan estas líneas para reivindicar el nombre de una gran mujer que
trató de hacer cosas grandes por una población. Cosas tan grandes como hacer
que los niños de Atienza tuviesen unas escuelas acordes a los tiempos; a través
de las que acceder al mundo de la cultura.
Katharine Houghton Hepburn, actriz,
ganadora de 4 Oscar, nació en Hartford, Connecticut (EE.UU), el 12 de mayo de
1907; murió en Fenwick, condado de Connecticut (EE.UU), el 29 de junio de 2003;
fue vecina de Atienza (Guadalajara), entre los meses de agosto y noviembre de
1970.
Tomás Gismera Velasco
Gentes de Guadalajara
Henaresaldía.com
Marzo/ 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se admitirán mensajes obscenos, insultantes, de tipo político o que afecten a terceras personas.