EL
ALCARREÑO CRISTÓBAL COLÓN
Las
investigaciones de Ricardo Sanz sitúan su origen en Espinosa de Henares
A
mi amigo, el portugués Luis Schoch Pereira de Castro, no le gustó que lo
interrumpiese cuando, hablando de los orígenes de Cristóbal Colón, le dije que
mi paisano Ricardo Sanz García, había prácticamente probado que nació en
Espinosa de Henares, en la provincia de Guadalajara. Luis Schoch no hacía mucho
tiempo que terminó de escribir un libro titulado “Descubrir al descubridor”, y
Ricardo Sanz acababa de publicar otro que tituló “Nacimiento y vida del Noble
Castellano Cristóbal Colón”. Ambos trataban de los orígenes patrios del
descubridor del Nuevo Continente. Unos orígenes que Luis Schoch situó en
Felanitx (Mallorca), y nuestro paisano en tierras alcarreñas, de los graves
Mendoza. Dos días después de darle el disgusto, mi amigo Luis Schoch me dedicó
su libro y se extendió en la teoría mallorquina del almirante. Después, uno a
uno, comenzó a deshacer las teorías de ilustres investigadores que situaron el
origen del navegante en cualquier parte del mundo, desde Portugal a Italia,
pasando por la verde Galicia de Valle Inclán.
Ricardo
Sanz García
Don Ricardo Sanz García era uno de esos eruditos que dedican su vida a
lo que realmente creen, y pueden defender desde principio a fin. Don Ricardo,
médico militar, dedicó más de la mitad de su vida a indagar en los orígenes
alcarreños de Cristóbal Colón. Con la paciencia de quien fue su esposa, doña
Milagros Núñez Garralón. Y es que la vida del investigador es en muchas
ocasiones un camino de espinas y, en muy pocas, un camino de rosas.
Don Ricardo, quien alcanzó la graduación militar de Coronel, participó
activamente en la vida cultural de la Guadalajara de las décadas de 1960, siguientes
y anteriores y fue nombrado, en el mes de noviembre de 1977, Vocal de la
Institución Provincial de Cultura Marqués de Santillana, cuando sus trabajos de
investigación en torno al descubrimiento de América comenzaban a ser admirados
por el público en general. Fue uno de los primeros oradores en el recién
estrenado Centro San José, de la Diputación Provincial de Guadalajara, en el
lejano mes de enero del año de 1980. El 14 de ese mes y año pronunció la
conferencia: “Guadalajara en el Descubrimiento de América”, que formaba parte
de sus indagaciones, y en donde esbozó lo que habría de ser el futuro de su
dedicación.
Se
encontraba a las puertas de la jubilación, edad que le permitió continuar, con
casi todo el tiempo del mundo, para entrar de lleno en los archivos y atar
cabos.
Antes de concluir el año, en el salón de actos de la Caja Provincial de
Guadalajara, junto a los también investigadores provinciales, Margarita del
Olmo y Emilio Cuenca, desarrolló la teoría de la que se hizo eco la provincia
entera, y en cierta manera enojó a mi amigo Luis Schoch. La vinculación y
nacimiento de Cristóbal Colón a la provincia de Guadalajara y a Espinosa de
Henares.
El paso del tiempo nos hizo ver las señales que don Ricardo descubrió en
el palacio ducal de Cogolludo, o en la portada de la iglesia de Mondéjar. En
sus archivos y en la propia historia de los duques.
Cogolludo,
primer pueblo en conocer el descubrimiento
Contó don Ricardo Sanz García cómo Cristóbal Colón, desde Lisboa, a su
llegada del Nuevo Continente, dio cuenta epistolar al duque de Medinaceli de lo
descubierto. Haciendo que fuese Cogolludo el primer lugar al que llegó la
noticia de que al otro lado del mar había un mundo, mucho antes de que lo
conociesen los Reyes de Castilla.
Un Cristóbal Colón hijo de Aldonza de Mendoza, duquesa de Arjona, hija a
su vez de don Diego Hurtado de Mendoza y doña María de Castilla,
desarrollándose a continuación la madeja.
Días después de aquella interesante y desveladora conferencia, uno de
los entonces diputados provinciales llevó al Congreso de los Diputados, a la
Comisión de Cultura, la noticia, que recogió la cámara de representantes del
reino, y de la que se hicieron eco los medios de prensa: El motivo de esta comunicación verbal a la Comisión de Cultura, está en
la importancia que el estudio tiene para Guadalajara, así como de la difusión
que a través de los miembros de la Comisión, puede hacerse de esta noticia en
toda España… Se decía, haciéndose eco de la comunicación del Sr. Bris.
El libro dando a conocer los orígenes
alcarreños del descubridor apareció poco tiempo después, y comenzó a pasearse
de la mano de su autor por los más importantes centros de la cultura, de
Guadalajara, de Madrid y de media España, avalado por numerosos expertos en la
vida del descubridor del Nuevo Continente. El enigma histórico estaba resuelto,
tan sólo había que difundirlo, y se difundió.
Don
Ricardo falleció en Guadalajara, el 10 de agosto de 2003, a los 93 años de
edad, recibiendo sepultura en Cogolludo. Su obra, agradecida por los alcarreños
de corazón lo hicieron merecedor de los lógicos reconocimientos, entre ellos el
Meleo Alcarreño de la Casa de Guadalajara en Madrid, que lo nombró, en mérito a
sus hallazgos históricos, “Socio del Año” en aquel celebrado de 1992, que tanta
relación tenía con su obra.
Atrás quedaban todas aquellas conferencias; escritos en prensa, y unos
cuantos libros que dejaban al descubierto el origen alcarreño del navegante:
“Nacimiento y Vida del Noble Castellano Cristóbal Colón” (Editado por Nueva
Alcarria); “Cristóbal Colón Alcarreño, o América la bien llamada”, y “Cristóbal
Colón, un genio español”. El fruto de un esfuerzo diario. Don Ricardo, durante
algún tiempo, dedicó de cuatro a cinco horas al estudio de la figura del descubridor.
Colón,
alcarreño
Para entender la teoría de don Ricardo habría que introducirse en el
testamento de doña Aldonza de Mendoza, su madre, y leer entre líneas, como el
investigador hizo, para descubrir entre tantos nombres y mandas las que dedicó a
algunos de los hombres cercanos a nuestro don Cristóbal, en líneas del
investigador, deja a su confesor 5.000
maravedíes y a Cristóbal Genovés, marido del ama que crio a Cristóbal Colón,
13.000; además de las enfermedades comunes en la familia, los rasgos, y un
ciento de detalles más; tales son el aparecer tallados en la fachada del
palacio de Cogolludo, como en la iglesia de Mondéjar, edificios alzados en
tiempos del descubrimiento, algunos detalles de plantas o frutos que hasta
entonces no se conocían en estas tierras, como son las mazorcas de maíz.
A
la muerte de don Ricardo es su hijo, don Alfonso Carlos Sanz Núñez, quien
continúa paseando por España y medio mundo la figura de nuestro Cristóbal Colón
alcarreño, dando a conocer los hallazgos del padre, con la aportación personal
de lo propio. Una labor sin duda digna de todo elogio y merecimiento.
E
igualmente, sin duda, habrá muchas gentes escépticas, y muchas nuevas teorías
que nos lleven al estudio de la vida de aquel hombre que salió un día de Palos
de la Frontera al frente de tres naves, camino de lo desconocido y que arribó
al cabo de un par de meses en una nueva tierra a la que se dio el nombre de
América, por Vespucio, y que pudo llamarse Cogolludo, o Espinosa, o Nueva
Guadalajara, de haber sido de otra manera las cosas.
Hoy son muchas las personas, de historia y ciencia, que reconocen que
aquel hombre que emprendió el viaje hacia lo desconocido nació en nuestra
tierra, en Espinosa de Henares; que anduvo por Cogolludo; que conoció la mejor
parte de la historia provincial, aquella que nos habla de los Mendoza, cuando
los Mendoza levantaban en Guadalajara su emblemático palacio; y a los
Medinaceli, cuando los Medinaceli, por no ser menos que los Mendoza, levantaban
el suyo en Cogolludo para cruzar, poco tiempo después, sus líneas de sangre.
Quizá lo mejor que podemos hacer, para conocer los orígenes de este
noble alcarreño, sea tomar en las manos el libro que por medio mundo lleva en
sus páginas el nombre de Guadalajara y descubrir que “Don Cristóbal Colón,
Almirante de Castilla” –título de la obra-, es uno de los nuestros.
Tomás Gismera Velasco
Guadalajara en la memoria
Periódico Nueva Alcarria
Guadalajara, 28 de febrero de 2019
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