CULTURA AERONÁUTICA/HOMENAJE A UNA GESTA. "El vuelo del Cuatro Vientos. La última hazaña" de Tomás Gismera, fué ayer presentado en la Casa de Guadalajara de Madrid
Aviaciondigit@l
El trabajo que ayer se presentó en la Casa de Guadalajara, culmina un año repleto de conmemoraciones en el 75 Aniversario del vuelo del Cuatro Vientos. Como si tambien quisiera hacer partícipe de aquel trágico destino, los ejemplares recién salidos de la imprenta sevillana, viajaron por error a Guadalajara en México, donde se celebrará en estos días la Feria del libro. Una premonición sobre el pasado, los primeros ejemplares están en América, y su autor, tiene que presentar su obra con unas copias realizadas a matacaballo aquí en España. Cosas del directo. Merece la pena poder leer noveladamente, cómo se abrió la ruta latinoamericana, desde España. Las compañías aéreas españolas deberían agradecer esta gesta una vez al año.
El mérito de una obra histórica, novelada, como es el caso, es acercarnos a los protagonistas, a los personajes que vivieron esta epopeya aeronáutica, una de las últimas hazañas aeronáuticas de todos los tiempos, protagonizada por un guadalajareño y un catalán de Figueras, apoyados por un toledano, como mecánico del vuelo.
Las circunstancias convulsas en los prolegómenos políticos de la Guerra Civil en España, así como la situación en México y Cuba, tambien convulsa, nos sitúan historicamente en las circunstancias que rodearon el hecho aéreo.
Las intrahistorias de Barberán, Collar y Madariaga, nos indican que independientemente de lo institucional, de lo oficial que en la historia trasciende, las personas cuentan y lo hacen mucho, en cualquier acontecimiento histórico. Esta "aventura" tenía su cerebro gris, su ímpetu y sus manos ejecutoras. Así es como se perciben a los personajes que la hicieron posible.
Efectivamente piloto y navegante, cruzaron el Atlántico por primera vez abriendo esta ruta, y sellaron un importante activo para la aviación comercial, que hoy en día sigue explotando alguna compañía española con éxito indudable. Esta nueva ruta hace buena la idea de la practicidad de la historia aeronáutica, de la rentabilidad de esa historia.
La novela de Gismera se basa en la repercusión mediática que tuvo en su momento la gesta aérea. Pero Gismero, una vez documentados los datos de la historia, es capaz de trascender al diálogo de los personajes, convirtiendo un volumen histórico, en un guión cinematográfico para el lector. Es de agradecer en aras a la comodidad y a la comprensión del hito que protagonizaron estas personas de carne y hueso.
No se ha centrado en el trágico final, ni apoya una u otra tésis -la caída al mar o el asesinato indígena-, lo deja abierto. Lo que consigue con su novela es un atrezzo consistente para entender el conjunto y el detalle. En cualquier caso, una idea que surgió ayer en la presentación del libro, es que lo que mantiene viva la leyenda del Cuatro Vientos, es ese final sin cerrar. Probablemente si todo hubiera discurrido, según lo previsto, incluso terminando la gesta en Chicago, desfilando sus protagonistas por una gran avenida de la "Ciudad del Viento", hoy ya estaría inmersa en la amnesia colectiva de lo positivo de nuestro pasado común. Quizás el que siga volando aún la leyenda, es lo que la mantiene viva.
Tomás Gismero, con su trabajo, contribuye a que la llama al aviador, que hoy celebra su Patrona, siga ardiendo.